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A veces pienso en un mundo en el que viven los significados, cada uno de ellos tomará la forma de la palabra que los contenga y en cada lengua el nacimiento de los significados como palabras será distinto. Por supuesto, en ciertas lenguas, los significados no pueden transmitirse nunca a través de una única palabra, necesitarán una frase completa, una oración o un discurso entero. Todas las lenguas son capaces de acceder al mundo de los significados aunque para algunos la llave más rápida y eficaz es una palabra. Nada de que el alemán es más apto para transmitir conceptos abstractos y filosóficos, nada de que solo las lenguas habladas en la tierras del coco y del mango pueden codificar mejor la algarabía de las fiestas y los distintos tonos del verde que cubren la tierra que habitan sus hablantes. Todas las lenguas tienen recursos para hablar de cualquier tema, de cualquier cosa, real o imaginaria.
Ante nuevas realidades que necesitan ser nombradas, las lenguas, o mejor dicho, sus hablantes, recurren a diversas estrategias que en muchos de los casos son poéticas; ante el nuevo mundo, Cristobal Colón en su diario hace bellos esfuerzos por dar cuenta de la nueva realidad, utiliza comparaciones y metáforas para tratar de transmitir lo nuevo que se erige ante sus ojos. Lo mismo sucede con las lenguas habladas en territorio mexicano a la llegada de una nueva realidad, con sus nuevos sabores, sus nuevas experiencias, los nuevos sentimientos que emanan del choque inicial y constante derivado de siglos de colonialismo, con sus sombras y sus luces.
Ante realidades dinámicas, las lenguas involucradas utilizan múltiples estrategias lingüísticas, nuevas palabras se crean o se prestan, los discursos cambian, nuevos géneros textuales surgen. Ahora había que explicar el misterio de la trinidad católica en náhuatl, ahora había que nombrar el pan, el limón y el almud (unidad de medida) en ayuujk. Para el caso del pan y el limón, el ayuujk creó nuevas palabras tomando morfemas ya existentes: el pan y el limón fueron tsäjpkaaky y tsäjppox (‘tortilla del cielo’ y ‘guayaba del cielo’ respectivamente), para el caso del almud, el ayuujk prefirió otra estrategia, el préstamo: ‘armuun’. Me pregunto cuántas y cuáles estrategias han sido utilizadas a través de la historia del contacto lingüístico, contacto que, no está por demás repetir, ha existido siempre.
Se asume, casi como un hecho inalterable, que las lenguas indígenas son lenguas mucho más ligadas a la experiencia concreta, lenguas en las que la descripción del entorno juega un papel fundamental en detrimento de la capacidad de hablar de conceptos abstractos; por el contrario, se asume que las lenguas occidentales tienen pocas palabras para nombrar el entorno natural pero que en cambio muestran distinciones teóricas y filosóficas sutiles y complejas. Se ha llegado a asumir incluso que las lenguas que poseen un mayor número de palabras que hablan del entorno natural son lenguas primitivas y que en el camino de la evolución las lenguas tienden a volverse más complejas, léxicamente hablando, en cuanto a la descripción del mundo de lo abstracto.
Ni lo uno ni lo otro pueden sostenerse, el español por ejemplo hace sutiles diferencias léxicas a la hora de referirse al mundo equino (caballo, yegua, potro etc..) mientras que en cierta variedad de mixe solo se utiliza una palabra. ¿Eso hace que el mixe sea una lengua más adecuada para la abstracción? ¿Eso hace que los hablantes de mixe, determinados por su lengua no puedan percibir la diferencia entre caballo, potro y yegua? Ciertamente no.
En contextos urbanos, conozco a muchos niños hablantes nativos de ayuujk que apenas pueden nombrar dos o tres palabras de las múltiples que tiene la lengua para nombrar los múltiples tipos de quelite. Por el contrario conozco a otros niños hablantes de español que viven en el campo y manejan perfectamente todas las palabras para nombrar los distintos elementos que forman el aparejo de una yunta. Es posible hablar de todos los significados en todas las lenguas, aunque no se utilicen palabras. Tal vez no puedo nombrarlo pero puedo explicarlo… en guarijío, en pai-pai o en inglés.
Difiero con usted, Jaime. El contexto no determina todo, pues de ser así nos hallaríamos con que el mundo sería menos complejo de como es. EL papel del individuo es tan importante como el de su contexto: el hablante que recrea significados (lo que le vuelve en poeta), el maestro que decide reinventar sus estrategias (a pesar de que sus compañeros y jefes prefieren vivir en la mediocridad pedagógica), etc. Toda lengua sirve para comunicar, lo fácil o difícil que resulte va más bien ligado a las posibilidades de la lengua y del hablante: un hablante con un léxico amplio puede resolver el problema de traducir un lexema sin equivalente desde otra lengua.
En definitiva me niego a aceptar la importancia de la hermeneutica. Cada individuo es preso de sus referencias linguisticas, y puede nombrar lo que siente de la forma en que le venga en gana, pero lo cierto es que lo hace. El profundizar enla complejidad de cada lenguaje, y no sólo del idioma, sino de cada uno de sus portadores, necesariamente nos conduce a la complejidad.
Estor de acuerdo contigo, no es importante nombrar, sino explicar y esto se hace de acuerdo a los referentes culturales y socionaturales que percibes del mundo que te rodea.Tu contexto lo determina todo.