Monday, 23 December 2024
Artículos relacionados
El cuerpo, con misterio o sin él
Cultura | Este País | Luisa Barrios | 01.12.2012 | 0 Comentarios

El cuerpo es el cuerpo.
Está solo y no necesita de órganos.

Antonin Artaud

El libro que hoy nos ocupa es una publicación que forma parte de una serie de títulos que ha editado la Dirección General de Publicaciones del Conaculta —si mal no recuerdo desde hace un par de décadas—, que se ha nutrido de un amplio repertorio de artistas, en su mayoría mexicanos. Constituida de libros en pequeño formato, que si bien pudieran pertenecer al ámbito de los libros de bolsillo por su particular diseño con pastas duras e impresión en papel couché, la ubica en esas colecciones especiales que representan una suerte de filigrana de las ediciones ya que la dimensión no es en detrimento de la calidad del contenido, a decir del cuidado en la selección tanto de artistas como de los textos incluidos. Además, cuenta con una sección ilustrada donde la reproducción de las imágenes nos da una perspectiva general del tema.

En estas publicaciones se ofrecen ensayos cortos fundamentalmente referidos a revisiones históricas que incluyen textos de prestigiosos investigadores y otros de carácter crítico que compilan referencias de artículos del autor procedentes de catálogos de exposiciones de arte que disertan sobre las cualidades y características de las obras de los artistas. Encontramos que Sandra Pani. El bisturí óptico, pertenece a este último grupo, donde la crítica fue realizada —para fortuna tanto de la artista como de los lectores— por dos reconocidos escritores: Salvador Elizondo y Alberto Blanco, quienes han seguido de cerca el quehacer de esta artista y discurren en breves propuestas intelectuales sobre la elocuencia visual de la pintora, lo que dota a este volumen en particular de virtudes artísticas por partida doble, la que refiere a la artista y la que resulta de la literatura que le alude.

En el primer texto de 1998, que precisamente intitula la publicación, Elizondo transita por los espacios del arte, donde refiere a diferentes pensadores de tiempos pasados, quienes echaron mano de las técnicas de representación visual para develar sus investigaciones sobre el cuerpo en tratados científicos, y establece la relación poética que Sandra Pani recoge en su obra, señalando la manera ideal y sensible con la que ella incurre en la temática del cuerpo. Cito: “Pronto se ve que el arte figurativo ha tomado por su cuenta la forma que tiene la organización del cuerpo como figura poética más que como figura mecánica; y viendo las pinturas de Sandra Pani me fui perdiendo en un laberinto especulativo de huesos, de músculos, de tendones, de ligamentos, de esos arroyuelos de linfa vital que invaden todas las estructuras, hasta las de los muertos”.
En la misma tónica asociativa, Elizondo señala en el segundo texto que se aboca a los dibujos de Sandra Pani, reivindicando las diferencias entre el tratado y la representación estética presente en la artista: “Esta pintura aspira a captar la esencia del cuerpo humano que no puede ser más que formal; el deseo de que un cuerpo sea alma y de que el alma sea visible mediante un signo: estos dibujos”.

En el texto titulado Sandra Pani: La flor del corazón, Alberto Blanco señala a un grupo de artistas que pareciera identificar con el ascendente de la artista, en tanto al empleo de veladuras, mencionando a Mark Tobey en alusión a sus escrituras blancas, o a Giorgio Morandi “respecto de la metafísica”, e inquiere sobre el significado oculto del color percibido tras la veladuras mismas y economía de líneas. Blanco adivina: “Es algo que tiene que ver con el cuerpo, pero que no es el cuerpo. Es algo que tiene que ver con la fisiología, pero que no es la fisiología […]. Es como si con sus cuadros Sandra intentara ofrecernos un retrato interior, lo mismo de la artista que de su arte, lo mismo del ser humano que de otra cosa”. Y en otro párrafo dice: “Se trata de trazar los contornos de una vida”.

En lo personal, y para concluir, yo hallo la obra de Pani más en relación a lo que Gilles Deleuze llamó el vitalismo orgánico, donde visualiza a la vida como una sustancia en relación al cuerpo, bajo su conceptualización y experimentación dentro del arte.

Sandra Pani aplica el automatismo, creado de sí y a partir de sí misma, usando su cuerpo como instrumento y como retrato, sin más racionalización que la provocada por las relaciones entre su cuerpo y el entorno natural. Efectivamente el figurado “cuerpo sin órganos” es un constructo empírico conectado desde su interior a fuerzas externas. Su experiencia se estratifica en sus partes sustanciales y formales donde a partir de ella interpreta el mundo. Para Deleuze, el cuerpo es el depositario del dolor que traza una vereda de intensidades. Ese mapa corresponde, desde mi particular interpretación, a las obras de Pani, que se desdobla y transforma en tantos dibujos como intensidades.

Finalmente, como diría otro artista: “Uno no puede dejar de ser lo que es”, y en el caso de Sandra el cuerpo ha sido su preocupación vital. Con misterio o sin él, el cuerpo se revela ante las sensaciones o, como diría Michel Tournier, se muestra siendo “un testigo vivo de nerviosos meteoros”. ~

* Texto leído en la presentación de El bisturí óptico en el Museo Nacional de Arte el 18 de agosto de 2012.

LUISA BARRIOS (Orizaba, Veracruz) es curadora e investigadora de arte. Actualmente colabora en ambas actividades en el Museo de Arte Moderno y de manera independiente. Ha escrito ensayos sobre temas de artes visuales y música para el IIE-UNAM, UAEMex, IMC, INBA-Conaculta, Trillas, Océano editores y suplementos culturales de Excélsior, El Financiero y revistas académicas y de difusión masiva.

Dejar un comentario



Obra plástica de Abel Quezada Rueda
Este texto estará disponible en el transcurso del mes. Por favor, visite el sumario general o el sumario del suplemento de Cultura regularmente. Los títulos subrayados indican que el artículo completo ya está disponible. Suscríbase a Este País y reciba la versión impresa cada mes a la puerta de su casa o cómprela con su […]
Tras la ranura
Este texto estará disponible en el transcurso del mes. Por favor, visite el sumario general o el sumario del suplemento de Cultura regularmente. Los títulos subrayados indican que el artículo completo ya está disponible. Suscríbase a Este País y reciba la versión impresa cada mes a la puerta de su casa o cómprela con su […]
Obra plástica de Carmen Gayón
Existe un indiscutible consenso acerca de la influencia que la Luna ejerce sobre nosotros. Desde los científicos, pasando por astrólogos y místicos, hasta los artistas y creadores de todos los tiempos se han interesado en el único satélite natural del planeta que habitamos.  Su magnetismo nos ha llevado a nombrar sus cráteres, fascinarnos por su […]
Obra plástica de Pablo Rulfo
Pablo Rulfo es un alquimista que, en lugar de intentar convertir el plomo en oro, transforma los lienzos en representaciones de las más variadas emociones. En su estudio —tal como nos platicó Olga García-Tabares en el pasado número de marzo— podemos encontrar “aceite de linaza, caseína, cola de conejo, ceras, resina almáciga, goma arábiga, blanco […]
Obra plástica de Lourdes Domínguez
El flâneur, que surgió en el París del siglo XIX, encontró un nuevo calzado para las calles gastadas y accidentadas de las ciudades actuales. Uno que le permitía emprender un paseo que se resiste a señalar un rumbo fijo: los tenis. Quizá no haya otra prenda que hable tanto de nuestros hábitos como los zapatos. […]
Más leídos
Más comentados
Los grandes problemas actuales de México (154.306)
...

La economía mexicana del siglo xx: entre milagros y crisis (66.482)
...

Con toda la barba (49.220)
...

¿Por qué es un problema la lectura? (30.880)
Desarrollar el gusto por la lectura no es cuestión meramente de voluntad individual. El interés por los libros aparece sólo en ciertas circunstancias.

La distribución del ingreso en México (27.008)
...

Presunto culpable: ¿Por qué nuestro sistema de justicia condena inocentes de forma rutinaria?
Bas­tan­te han es­cri­to y di­cho ter­ce­ros so­bre Pre­sun­to cul­pa­ble....

Los grandes problemas actuales de México
Se dice que el país está sobrediagnosticado, pero en plenas campañas y ante...

I7P5N: la fórmula
Homenaje al ipn con motivo de su 75 aniversario, este ensayo es también una...

China – EUA. ¿Nuevo escenario bipolar?
No hace mucho que regresé de viaje del continente asiático, con el propósito...

La sofocracia y la política científica
Con el cambio de Gobierno, se han escuchado voces que proponen la creación...

1
Foro de Indicadores
Debates que concluyen antes de iniciarse
El proceso legislativo reciente y sus números

Eduardo Bohórquez y Javier Berain

Factofilia: Programas sociales y pobreza, ¿existe relación?
Eduardo Bohórquez y Paola Palacios

Migración de México a Estados Unidos, ¿un éxodo en reversa?
Eduardo Bohórquez y Roberto Castellanos

Donar no es deducir, donar es invertir. Las donaciones en el marco de la reforma fiscal
Eduardo Bohórquez y Roberto Castellanos

Impuestos, gasto público y confianza, ¿una relación improbable?
Eduardo Bohórquez y Roberto Castellanos

Los titanes mundiales del petróleo y el gas
Eduardo Bohórquez y Roberto Castellanos

La pobreza en perspectiva histórica ¿Veinte años no son nada?
Eduardo Bohórquez y Roberto Castellanos

La firme marcha de la desigualdad
Eduardo Bohórquez y Roberto Castellanos

Factofilia. 2015: hacia una nueva agenda global de desarrollo
Roberto Castellanos y Eduardo Bohórquez

¿Qué medimos en la lucha contra el hambre?
Eduardo Bohórquez y Roberto Castellanos

Bicicletas, autos eléctricos y oficinas-hotel. El verdadero umbral del siglo XXI
Eduardo Bohórquez y Roberto Castellanos

Parquímetros y franeleros: de cómo diez pesitos se convierten en tres mil millones de pesos
Eduardo Bohórquez y Roberto Castellanos

Factofilia: Una radiografía de la desigualdad en México
Eduardo Bohórquez y Roberto Castellanos

Factofilia: Más allá de la partícula divina
Eduardo Bohórquez y Roberto Castellanos

Factofilia: El acento está en las ciudades. Algunos resultados de la base de datos ECCA 2012
Suhayla Bazbaz y Eduardo Bohórquez