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El rímel de la escritura
Blog | E'px | Yásnaya Aguilar | 19.09.2012 | 3 Comentarios

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La ortografía es solo el maquillaje de la escritura. Cada vez que oigo o leo a alguien juzgar a otra persona por su ortografía siento algo de incomodidad, por decir lo menos. Yo misma lo he hecho innumerables veces pero en medio de esta mea culpa quiero decir que juzgar las ideas del otro a partir del uso de la “h” dice más de nosotros mismos y de nuestros prejuicios. Un tufo de superioridad se desprende cada vez que desechamos una idea porque al escribirla, los autores utilizaron “z” y no “s”. Es una manera simple y superficial de descalificar el argumento de los demás.

No es que esté en contra de la ortografía, estoy en contra de hacer inferencias sobre las personas y las ideas a partir de su uso. Durante la infancia tomábamos dictados para pulir la ortografía aunque no entendiéramos los textos de un idioma que no era el nuestro. Conozco a muchas personas de ortografía impecable que no pueden hilar dos ideas juntas en un texto. La buena ortografía no es sinónimo de buena redacción, ni de buena argumentación y mucho menos de buen estilo.

¿Por qué entonces ponemos tanta atención en ella? ¿Porque se infiere que una persona culta por fuerza tiene buena ortografía? Algo debe decir de nosotros y de la escritura el hecho de que nos disculpemos por enviar un correo electrónico sin acentos argumentando que la computadora en cuestión tiene desactivada tal opción. Tenemos que disculparnos, ¿se dan cuenta?, disculparnos. No vayan a creer que somos incultos. Tememos ser juzgados por el uso de las letras y no por el uso de las ideas. A mí no me ofende la falta de acentos, me entristece que a pesar de todos los años de educación escolarizada construir ideas y entretejerlas parezca en muchos casos una tarea más que compleja. Me pregunto si es posible que la enseñanza de la lengua escrita se pueda centrar más en la redacción que en la ortografía, más en el uso y el fondo y menos en las formas, una enseñanza menos centrada en las sílabas y en los alfabetos y más en el manejo y las características de los distintos géneros textuales.

La enseñanza de la escritura en otras lenguas parece replicar los mismos procesos: gastamos casi todo el tiempo discutiendo si aquella vocal lleva una diéresis o si el apóstrofe va mal colocado mientras que olvidamos fortalecer aquellos aspectos que hacen de la escritura un medio tan eficaz de transmisión de conocimientos. Con el paso del tiempo habrá personas con un impecable uso de los marcadores de tonos de su lengua pero aún con serias deficiencias para exponer sus ideas y argumentos a través de textos escritos.

A mí me gusta la idea de ocuparnos sobre las funciones de la escritura, de ocuparnos de que las ideas tomen la forma adecuada en la estructura textual que mejor la comunique. Ya después, al final, como quien se acomoda el peinado, podemos revisar si el rímel de los acentos ha sido suficiente para seducir. Seducir con las palabras.

3 Respuestas para “El rímel de la escritura
  1. Marisol dice:

    Hola, Yas, continuando con las analogías, se me ocurre que una falta de ortografía en alguien que se supone que tiene una cierta formación académica (en mi caso) es algo así como un eructo, algo que se pudo haber evitado si se hubiese puesto un poco más de cuidado, sobre todo porque rompe con la armonía de lo que estás queriendo comunicar.

  2. Jaime Luna dice:

    Con lo que has expuesto, me queda claro que uno de los obstáculos que nos opone el colonialismo es la formalidad en la escritura. Afortunadamente, siempre he navegado contra la corriente, por ello, mis escritos salen como los suelta mi vocabulario. Grosero, irreverente, son aspectos que en lugar de restarle profundidad a lo que quiero decir, lo enriquecen en beneficio de un lector en búsqueda de ideas. Es gratificante, que señales lo mismo para aquellos que manejan su lengua materna y lo primero que exigen es que éste, esté bien escrito.No doy nombres, porque me dan pena ajena, solo espero que te lean para que monten en cólera. Gracias Yas.

  3. Rodrigo dice:

    Usted es, oficialmente, mi modelo a seguir.

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