¿Qué es la riqueza? ¿Cuál es la mejor forma de medirla (para después ampliarla)? ¿Cómo medir la riqueza para que refleje lo más fielmente posible el progreso de una sociedad? En una época de crisis económica y profunda recesión global como la actual, estas preguntas y sus respuestas, añejas como la historia económica del mundo, son especialmente pertinentes. En lo que representa una nueva propuesta para medir la riqueza y el progreso de las naciones, enfatizando la sustentabilidad del crecimiento, diversas agencias de la Organización de las Naciones Unidas han estimado un Índice de Riqueza Inclusiva (IRI), el cual define la riqueza como el valor social de los bienes de una economía: el capital producido; el capital humano; el conocimiento y la creatividad; el capital natural; la población; las instituciones y el tiempo. En este primer ejercicio de medición se estima el iri de 20 países, de 1990 a 2008, lo que supone más de la mitad de la población y casi 75% de los pib globales.
Según la nueva medición, 14 de los países evaluados tienen un crecimiento positivo en su riqueza inclusiva per cápita, lo que supone un crecimiento sustentable, mientras que seis países decrecen en el iri per cápita. En cinco países el crecimiento de la población fue mayor que el crecimiento del iri, lo que provocó un decrecimiento en el iri per cápita. El capital humano ha aumentado en todas las naciones analizadas y en la mayoría de los países representa la forma de capital más importante para compensar las pérdidas de riqueza natural.
La necesidad de incluir a un mayor número de economías nacionales y de contar con información contable y económica más precisa, son aspectos en los que sin duda habrá de mejorar el iri en sus futuras ediciones bianuales. Pero desde ahora, en un contexto de profunda crisis económica, se incorpora al intenso debate internacional sobre la necesidad de construir un mejor paradigma de crecimiento, desarrollo y progreso.
Fundación Este País Consejo directivo: Presidente Federico Reyes Heroles, Consejeros Rosa María Rubalcava y Francisco Suárez Dávila, Director Ejecutivo Eduardo A. Bohórquez, Coordinador Académico y de Investigación Aplicada Roberto Castellanos C., Comunicación Estratégica Vania Montalvo. El proyecto cultural Este País surge con el propósito de incorporar nuevas herramientas analíticas al estudio de las ciencias sociales. La Fundación Este País coordina la investigación, el análisis y la asesoría de este proyecto.
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¿Y México? Supongo que no hay cifras para integrar el ERI. Me gustaría que le echaran una mirada al último libro de Jeremy Rifkin «La Tercera Revolución Industrial» pues en enfatiza que la raíz de la crisis global que padecemos está en que nuestro modelo de desarrollo basado en los combustibles fósiles está tocando fondo ante el inminente agotamiento del petróleo -fin de la Segunda Revolución Industrial- y que la solución está en implementar CINCO PILARES que sustentan la Tercera Revolución Industrial en marcha:Transitar hacia el uso de las energías renovables; Transformar las edificaciones existentes en microcentrales eléctricas en base a las energías renovables; Incorporar tecnologías que como la del hidrógeno permitan subsanar el flujo intermitente de las energías renovables; Establecer la red energética siguiendo el modelo de la Internet; Sustituir los vehículos existentes por vehículos con motor eléctrico con alimentación de red o con pilas de combustible.
En lo anterior estriba la riqueza y fortaleza del planteamiento de Rifkin pues tiene la virtud de concebirse, de tener como eje central, de ser un plan que propicie la revitalización del desarrollo económico a partir de echar a andar los 5 pilares, con sus efectos en cuanto a las oportunidades de negocios, generación de empleos; que al basarse en el uso de energías renovables, cumplen con la urgencia de revertir el deterioro ambiental, además, imagina un nuevo capitalismo, el “capitalismo distribuido”, más democrático, que sustituye el centralismo autoritario del capitalismo actual; derivado del poder lateral que las nuevas tecnologías de la información y la comunicación posibilitan, aunado al hecho de que quienes ahora son simplemente consumidores de energía podrán transformarse, también, en productores de la misma y pasar a ser autosuficientes y aún compartir-vender sus excedentes, que se incorporarán a la red energética.