Antes de la palabra somos uno con el mundo y no existimos. Es el verbo el que delinea los contornos. Pero no todo discurso brinda un carácter y en calidad de máscaras andamos por el mundo hasta que el don del individuo nos transforma. Se trata de un regalo inmerecido: la poesía es despertar. Las palabras resuenan y estallan luminosas en lo profundo del alma. Cuando escuchamos versos en momentos coloreados o bien cantares tenues como lágrimas, escandimos la cartografía de nuestro ensueño, escanciamos resonancias íntimas de fuegos primigenios, se nos brinda identidad.
Decir cualquier cosa sobre otros, es interpretarnos. Por eso escuchar a un artífice de la poesía que es imagen, transmitir la palabra de sus mentores y maestros, nos revela el vislumbre de su mar imaginario, las ciénagas de sus temores, sus revueltos afluentes de pasión que ya convergen con los nuestros porque, como ha dicho Maricruz Patiño, todos los ríos confluyen en el mismo mar. Nombrar es Despertar:
Ana descubre las palabras
Las palabras aparecen vestidas de cosas:
Árbol tierra
Lago agua
Viento aire
Vida fuego
Ana descubre que la palabra es un misterio
Un misterio es algo que no se ve
pero se vive, como abrazar un árbol
o meter la mano en el lago
o desplegarse como una mariposa
mientras la voz estalla en el aire
como una estrella fugaz…
Ana sabe después que las palabras
pueden volar más alto
en el silencio.
Que la poesía nada debe a la razón fue lo primero que aprendí en la clase de esta poeta ganadora del Premio Nacional de Poesía Efraín Huerta en su edición del 2009. Que signifique imprimirle el plus de la emoción a la palabra, sin más reglas que las de la ensoñación y el diálogo con barqueros de otros tiempos o distintas latitudes, es verdad recurrente en su obra pues, si como dice Patiño que dice Durrel, la pareja es un animal bicéfalo, la poesía debe serlo también:
… Lo mejor sería
un solo cuerpo sin cabeza
un corazón radiante y bueno
que pueda sublimar el recuerdo salado
de las futuras lágrimas, digo
cuando los cuerpos vuelvan a sus cabezas
y se digan adiós …
La poesía de Maricruz Patiño está cargada de luces y de sombras. No podría ser de otro modo en la poetisa que murmura los discursos vanguardistas mientras lleva de la mano a sus pupilos, parpadeantes, a través de un mar de ensueño y de magnolias que susurran secrecía. Con la llave de los símbolos recoge el veneno de amapolas y lo escande. Nos guía hacia la luz que habita en nuestros pozos más profundos. No es casualidad que haya nombrado a su obra merecedora del reconocimiento Efraín Huerta, Árati, que en sánscrito significa celebración, rito y canto luminoso a las fuerzas de la vida y a la parte femenina del Dios que es todo aquello vivo: se canta al amanecer, o bien al atardecer cuando el astro se aleja fluyente por el rio. Árati tiene que ver con la luz y con la vida, pero también con la muerte, con lo claro y con lo umbrío:
… Este rayo de luz naciente no es otra cosa
que mi poema natal
oigo el silencio que se llena de voces
de voces que no son la tuya
que nunca son la tuya
Desde que tu estás muerto en mi silencio
la enredadera no ha dejado de crecer
como la mala hierba…
La poesía no es un hablar bonito ni inocente, dice Patiño a sus alumnos, sino experiencia de revelación, y en este punto sigue a los fenomenólogos del alma: la poesía brinda al hombre el entendimiento de su condición y las vivencias de los poetas, al repercutir el alma y transformarla, iluminan el camino recorrido por otros para concebir entre la vida y la muerte, la vivencia del disfrute y el regocijo de la existencia; la visión del placer y del dolor, del sacrificio pagado por ser, y la reconciliación ante la muerte.
Reencantamiento del mundo, libertad del creador que se crea con la palabra, cuando se brinda voz a la poesía sucede en el sujeto atento el regalo de su individualidad. El texto, dice Patiño, es el único lugar en el que somos libres, creadores de nosotros mismos a través de la palabra compartida.
Árati se presenta hoy, a las cinco de la tarde, en la Escuela Mexicana de Escritores.
Muchas gracias a ti!
Me encantó tu texto, veo con satisfacción que sí aprendieron muchas cosas, mis queridos alumnos y com pañeros del camino de las letras, gracias por tus palabras…