El sami es una lengua que se habla en Noruega, Suecia, Finlandia y Rusia. Según escuché decir a los mismos samis, ellos consideran que su idioma es una lengua indígena. El sami forma parte de la familia lingüística urálica y está muy cercanamente emparentada con el húngaro y el finés. Al enterarme de este parentesco, pregunté por qué, si consideraban que el sami es una lengua indígena, sus lenguas hermanas, el húngaro y el finés no lo eran. La respuesta es compleja. Esta división evidencia lo difícil que es formular una definición universal de “lengua indígena”.
¿Qué es lo que tienen en común todas las lenguas del mundo a las que llamamos indígenas? Para muchos, las lenguas indígenas son equivalentes a lenguas originarias de un territorio específico; aunque bajo esta definición, el japonés y el finés, siendo originarios de la región en la que se hablan entrarían dentro de esta categoría. Sin embargo, revisando la legislación ninguna de estas lenguas es considerada lengua indígena.
Por otra parte, otras personas definen a una lengua indígena como lengua minoritaria. La pregunta solo se duplica ¿cómo sabemos que una lengua indígena es minoritaria? Obviamente, el número de hablantes no es un buen indicador pues existen lenguas consideradas indígenas como el maya cuyo número de hablantes es casi equivalente a la población de pequeños países europeos.
En México, las lenguas indígenas son aquellas que descienden de lenguas que se hablaban antes de la llegada de los españoles en el territorio que siglos después se llamaría México. En cada uno de los países del mundo, la definición de una lengua indígena será distinta, mientras que aquí la llegada de los españoles es el hecho definitorio, en el otro será la llegada de los franceses, los ingleses o los portugueses.
Sin embargo, dado que nadie puede decir que es originario desde siempre de un territorio (todas las poblaciones llegaron de otro lugar llamado África), entonces no podemos decir que solo las lenguas que hablan pueblos que han ocupado un territorio ininterrumpidamente son lenguas indígenas. Aunque la población que habla náhuatl en Oaxaca decididamente arribó al territorio que actualmente ocupa muy tardíamente, no podemos decir que no es una lengua indígena en comparación con las lenguas otomangues cuyos hablantes ocupaban desde antes el mismo territorio. Por el contrario, no podemos decir que la comunidad hablante de mixteco que ahora habita en Baja California no habla una lengua indígena porque no es originaria de esa región.
¿Cómo podemos saber entonces que una lengua es indígena? Mi respuesta, muchas veces tentativa, es a su vez una pregunta: ¿Se trata de una lengua oficial o una de las lenguas oficiales de un estado-nación? Si no lo es, entonces estamos ante una lengua que podemos llamar indígena. Generalmente, una de las consecuencias más visibles es que los hablantes de estas lenguas son discriminados con todo lo que eso lleva asociado.
Durante la conformación de los estados-nación, las lenguas que no fueron asociadas a estos estados se conocen como lenguas indígenas. En muchos casos, los pueblos que hablan estas lenguas no pudieron conformar un estado debido sobre todo al colonialismo de manera que la distinción lenguas indígenas versus lenguas no indígenas es en muchos casos, y sobre todo en Latinoamérica, producto del colonialismo.
En cuanto una lengua deje de estar asociada a un estado es probable que se vuelva una lengua indígena. Si el español fuera una lengua que solo se hablara en Argentina y de pronto el estado brasileño la anexara como parte de él, es muy probable que el español se conviertiera en otra de las lenguas indígenas brasileñas. Aún siendo hermanas, el sami es una lengua indígena y el finés no lo es porque el primero no es lengua de ningún estado nación, el sami es la lengua de una población que forma parte a su vez de otros estados. Si la población sami se hubiera constituido como un país independiente durante el periodo en el que se conformaron los estados nación, seguramnte la lengua sami no sería una lengua indígena como tampoco lo es el finés, lengua oficial de Finlandia.
Lo mismo sucede en México, durante la conformación de los países, la lengua de los pueblos que no conformaron estados-nación independientes se convirtieron en lenguas indígena y solo por este motivo, y no otro, se les puede llamar así. Un hecho histórico, totalmente contextual y que no depende de las lenguas en sí, hace que podamos llamar al sami y al mixe de la misma manera: lenguas indígenas.
Me desdigo, Yánsaya. Un simple googleazo me acaba de revelar que el término “African Indigenous Languages” es más común de lo que pensé.
Me gusta la definición. Aunque nos deja siempre el incómodo caso del guaraní, que bajo este criterio no es una lengua indígena. Por otro lado, es una definición moderna, o sea, basada en el Estado moderno -de otro modo, diríamos que hubo un tiempo en que el nahuatl o el maya no fueron lenguas indígenas.
Hay algo más: no me suena asociar a las lenguas africanas con el término “lenguas indígenas” -ni jamás los he escuchado a ellos autonombrando así a sus lenguas-, aún cuando es muy clara la división entre lenguas originarias y lenguas coloniales, ¿A qué se deberá? ¿Será que lo indígena también obedece a un criterio geográfico?
Muchas gracias Anna, tienes razón. al respecto de los nacionalismos y la lengua escribí esto, no sé qué te parezca. Un saludo
http://estepais.com/site/?p=41149
Me gusta mucho este texto y te sigo siempre en lo que escrbes. El caso del catalán y su deseo de constituirse como estado y siendo como base el idioma creo que es una excepción y dato a considerar y destacar. La definición de lengua indígena es complicada y debe considerarse tanto la política lingüística y cultural del estado y gobierno, como de la población “indígena hablante”. El Voluntariado por la Lengua de Catalunya es un caso destacado, por ejemplo.