En conformidad con la tradición de todo año nuevo que se respete, y más aun si se anuncia complicado por los demonios de la política o los políticos del demonio (nomás digo para que conste el valor de cambio de la sintaxis), que andan sueltos o desatados y amenazan la ya deteriorada paz de los hogares y las calles; así como por vaticinios funestos u ominosos que se achacan a supuestos diálogos que sostuvieron los mayas con los astros; me permito comunicar a los amables lectores de Este País un anuncio sobre mis derroteros y una nota más cordial dedicada a las mujeres.
1) Resulta que desde hace unos cuantos meses se ha instalado un servicio de consulta abierta en la Academia Mexicana de la Lengua bajo el nombre de Español inmediato, que recoge parte de la labor desempeñada anteriormente por la Fundéu México. Con esta decisión y otras más la centenaria corporación se dispone a extender sus funciones, a dar mayor proyección a sus actividades y a difundir ampliamente los resultados de su trabajo. Me entusiasma sumarme a este esfuerzo porque creo que el resultado será bien recibido en general por especialistas, profesores, estudiantes, en fin, los hablantes.
De acuerdo con el artículo número 1 de sus estatutos, la Academia tiene por objeto el estudio de la lengua española y en especial cuanto se refiera a los modos peculiares de hablarla y escribirla en México. Por ello, para profundizar, favorecer y difundir el conocimiento sobre el español mexicano se han integrado cinco comisiones en las que participan la mayor parte de los miembros de número de la agrupación: Lexicografía, Consultas, Comunicación e Informática, Enlace y Editorial.
Del 21 al 25 de noviembre de 2011 tuvo lugar el XIV Congreso de la Asociación de Academias de la Lengua Española (ASALE) en Panamá. La asale agrupa a las veintidós academias de la lengua española y su presidente es el actual director de la Real Academia Española, José Manuel Blecua, y el secretario general es Humberto López Morales. Se reunió cerca de un centenar de académicos numerarios y correspondientes de las corporaciones dedicadas a la preservación de la lengua española durante cinco días y en la declaración final que resume los acuerdos tomados, la asale indicó que este último cuatrienio (2008-2011) “ha servido para consolidar el panhispanismo que caracteriza la línea de actuación” de las academias, un compromiso “que va calando con eficacia en la percepción de la sociedad”.
Entre las numerosas iniciativas expuestas en el Congreso cabe resaltar la aprobación en el pleno académico del tomo de Fonética y Fonología, que formará parte de la Nueva gramática de la lengua española. También se ha confirmado la edición conmemorativa de La ciudad y los perros, del escritor y académico hispanoperuano Mario Vargas Llosa, prevista para 2012, con motivo del cincuentenario de la novela.
También se informó que avanzan algunos de los proyectos centrales de la ASALE, como la próxima edición del Diccionario de la lengua española (DRAE), prevista para 2014; la de la Ortografía básica de la lengua española, y las segundas ediciones del Diccionario de americanismos, del Diccionario panhispánico de dudas y del Diccionario práctico del estudiante. Otras líneas que reportan avances son las relacionadas con el Diccionario histórico y con el Corpus del español del siglo XXI (corpes).
De particular importancia es saber que el próximo congreso tendrá lugar en 2014 en nuestro país.
2) La duquesa Job salía a la calle en 1884 para pasear las aspiraciones de una clase media que se sentía en la modernidad de París y del mundo, a pesar del polvo, la basura y la pestilencia que invadía las calles, y que inútilmente las pipas nocturnas pretendían sacar de los límites de las nuevas colonias. “Desde las puertas de la Sorpresa/ hasta la esquina del Jockey Club,/ no hay española, yankee o francesa,/ ni más bonita, ni más traviesa/ que la duquesa del duque Job”. Esa coqueta de ojitos verdes, que adoraba a veces el duque Job, era una rubia griseta, cuya existencia podría quedar en duda pues, curiosamente, la palabra griseta no está registrada todavía en el Diccionario de la lengua española (DRAE).
Se trata de la adaptación española de la voz francesa grisette, nombre dado a las costureras y obreras, a causa de la tela gris de sus vestidos, floreada en ocasiones, y que entraron a la escena literaria durante el siglo XIX no por esas mal remuneradas labores sino por hacer uso de su libertad, de su gracia y atraer con cierta coquetería a los hombres, y en particular por convivir con artistas y poetas hasta ser inmortalizadas como las “Mimi” de Alfred de Musset y Puccini.
Otra creación poética ratifica el uso hispanizado de la palabra: el popular tango “Griseta”, compuesto por Enrique Delfino y José González Castillo, música y letra, respectivamente, y con el cual, nos enteramos por medio de la página “Todo tango”, que se inició el denominado tango-romanza, inspirado en las viejas romanzas, arias italianas de carácter sencillo y tierno. Este tango fue estrenado por Raúl Laborde en 1924 y Carlos Gardel lo grabó también ese año:
Mezcla rara de Museta y de Mimi
con caricias de Rodolfo y de Schaunard,
era la flor de París
que un sueño de novela trajo al arrabal…
Y en el loco divagar del cabaret,
al arrullo de algún tango compadrón,
alentaba una ilusión:
soñaba con Des Grieux,
quería ser Manon.
Francesita,
que trajiste, pizpireta,
sentimental y coqueta
la poesía del quartier.
Desde aquella demostración de una “griseta” recogida en verso por Manuel Gutiérrez Nájera, las mujeres de esta Ciudad de México, y seguramente de otras partes, comenzaron una sutil conquista del territorio de modo que han reivindicado sus derechos y desarrollan actividades en todos los ámbitos sociales y así muchos sustantivos y adjetivos que identifican o recuerdan los oficios y labores han adquirido la marca de género que antes no tenían porque los desempeñaban hombres. Es natural entonces que algunos resulten extraños y que se cuestionen los usos de algunas convenciones gramaticales, tal como lo hemos observado en las consultas que hemos recibido en los últimos años. Comentaremos estas inquietudes en nuestra próxima entrega pues hoy apenas queda espacio para ocuparnos de una compañera de la griseta, la diva, que en el siglo XIX adquirió fuerza y presencia con la ópera.
La palabra diva procede del latín divus y hace referencia a un don divino, así lo recoge el lexicón de la Academia: divo se decía ‘de un personaje ilustre como Divo Luperco. Divo Augusto. El joven de Austria divo’ y se aplicaba ‘a deidades gentílicas y a los emperadores romanos a quienes se concedían honores divinos después de su muerte’. Pasó luego a designar a un ‘artista del mundo del espectáculo, y en especial a una cantante de ópera que goza de fama superlativa’. Sin embargo, por los caprichos, exigencias y desplantes de algunas de esas celebridades de singular voz y fuerte temperamento, la palabra adquirió cierta connotación negativa, de modo que se usa para referirse a cantantes y actrices quisquillosas y demandantes, excéntricas y egoístas que suelen atraer la atención o despiertan admiración por su figura, carisma, personalidad o por la popularidad ganada en los medios, más que por la belleza, expresividad y potencia de su canto como el de la inolvidable María Callas. ~
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MIGUEL ÁNGEL CASTRO estudió Lengua y Literaturas Hispánicas en la UNAM. Ha sido profesor tanto de literatura como de español y cultura mexicana para extranjeros. Especialista en siglo XIX, forma parte del Instituto de Investigaciones Bibliográficas de la máxima Casa de Estudios y fue director de la Fundéu México.