Si uno teclea “Peña Nieto” en el buscador de Google y espera las opciones para completar la frase, la cuarta opción que aparece es “peña nieto mato su esposa”. Como todos los que conocen el caso, yo no tengo evidencias para apoyar esa versión de la muerte de Mónica Pretelini, y por lo tanto, pese a cualquier otro problema que tenga con el probable sucesor a Felipe Calderón, prefiero darle el beneficio de la duda y no ficharlo como un asesino.
Es decir, menciono esta teoría no para promoverla, sino simplemente para demostrar que tan fácil es que existan los cuentos escandalosos. El de la esposa de Peña Nieto es el más famoso, pero sobran las historias y rumores sobre todas las figuras más sobresalientes de hoy. Si uno cree los rumores, México es liderado exclusivamente por borrachos, asesinos, rateros, y secuestradores.
Estos cuentos no necesitan evidencias ni lógica para seguir existiendo, ni mucho menos el respaldo de un político adversario. Su oxigeno es otro; supongo que tales historias persisten efectivamente por la naturaleza humana, tan chismoso, sospechoso, y escandaloso que es. A nivel personal, creo que todos deberíamos resistir estas tendencias, pero legislar en contra de nuestra naturaleza no tiene sentido.
Lamentablemente, eso es precisamente lo que intentó hacer la reforma electoral de 2007. La prohibición de los spots negativos tenía la meta de fomentar un estilo político más limpio en México, y de evitar circunstancias como la famosa acusación en 2006 de que AMLO representaba un peligro para México. Pero como podemos ver, y como muchos supusieron en el momento de su aprobación, la reforma no era capaz de eliminar los ataques o las opiniones negativas; nada más los sacó de las campañas oficiales, dejándolos a la anarquía cibernética de Youtube y Twitter.
Efectivamente, prohibir los spots ayudaron a mover el polo más importante de la negatividad política de las campañas legítimas, donde si existe algún tipo de control, a los márgenes de los medios de comunicación, donde definitivamente control no hay. De cierta forma, las campañas negativas oficiales pueden funcionar como un filtro; el rencor inevitable de la política se canaliza, y se convierte en un mensaje más aceptable, pues el candidato que ataca a su rival no quiere exagerar tanto para que le salga por la culata. El Candidato Pérez no le va a calumniar a su rival como psicópata, pues así él mismo se perjudica ante el electorado, un problema que los que suben videos a Youtube bajo aliases no tienen.
Claro, esto de canalizar la negatividad hacia puntos legítimos de debate no funciona en todos los casos. En 2008, John McCain quiso frenar las corrientes de su partido que etiquetaban a Barack Obama como socialista y musulmán que nació en el extranjero. Lamentablemente, falló en su intento.
Pero de todas formas, no es cierto que la prohibición de los spots negativos representa un noble esfuerzo que se estrelló contra las realidades comunicativas y políticas actuales, tan duras que son. No, la verdad es que las campañas negativas —las honestas, no las calumnias— tienen un lugar esencial en la política, y cualquier intento de limitar las opiniones negativas implica un electorado menos informado y menos sofisticado. Los votantes mexicanos tienen un interés en saber sobre el pobre desempeño de Peña Nieto durante el brote de la influenza en 2009. Además, como mencionó Leo Zuckermann hace unos meses, son válidas las preguntas sobre su capacidad intelectual, gracias a su respuesta famosa en Guadalajara. Su relación con Humberto Moreira y lo que implica sobre su manera de hacer la política también es un asunto válido, por más negativo que sea.
Pero si sus contrincantes están prohibidos de sacar estos temas en su propaganda electoral, es como si nadie lo hiciera, y representa una gran ventaja por el líder. Esto es más importante aún ya que Peña Nieto no va a participar en un debate con sus adversarios.
Finalmente, un juicio comprensivo sobre cualquier persona tiene que tomar en cuenta tanto sus cualidades negativas como las positivas, de la misma forma que la salud de un negocio es el producto de su balance de activos y pasivos. Ver nada más un lado es un juicio a medias, y a menudo equivocado. Votar en cualquier elección implica realizar un juicio sobre los candidatos, pero la reforma electoral de 2007 no deja que los votantes mexicanos vean todo el panorama.
Thanks for the comment Don Gringo. Huh that’s funny, I did it probably six times over the course of ten days just to make sure it was consistent, as recently as Monday the 23rd, and I never found it lower than fifth. And now I find the same thing that you do, I can’t imagine that’s a coincidence…I guess that’s a lesson about not using google searches as substantial pieces of evidence.
Apart from the good sense of the article, I hope you appreciate the various differences of Google Search. With or without parenthesisis, In Spanish, in English, in Mexico in English, in Mexico in Spanish, etc. I tried a few and was not able to reproduce your result.