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Desmitificar el sector turístico mexicano
Este País | Jesús Alarcón y Saúl Rodríguez | 01.05.2013 | 1 Comentario

Las nefastas consecuencias de la depredación del medio ambiente, debida a la visión cortoplacista de gobiernos, empresas y paseantes, y el creciente interés por destinos de recreación y descanso que conviven respetuosamente con la naturaleza, exigen una revisión a fondo del sector turístico mexicano.

El turismo es la cuarta fuente de ingresos más importante para el país: genera más de 9% del producto interno bruto (PIB) y emplea a 7.5 millones de mexicanos de forma directa o indirecta.1 Sin embargo, el sector enfrenta retos importantes a mediano y largo plazos, de los cuales se mencionan tres en este artículo: el reposicionamiento de México en la captación de turistas, la poca adaptabilidad a las nuevas demandas por diferentes atracciones turísticas y la falta de cuidado ambiental.

El primer problema es el rezago en la atracción de turistas extranjeros: México pasó de la séptima posición a nivel mundial a la décima entre 1995 y 2010. Esta variación se explica por la pérdida de competitividad en los dos segmentos del turismo internacional: (1) los visitantes de internación, que se adentran más allá de la zona fronteriza y pasan por lo menos una noche en algún tipo de alojamiento, y (2) los excursionistas fronterizos, que cruzan la frontera para asistir a una consulta médica, adquirir bienes, visitar familiares, etcétera.

En la última década, el flujo de visitantes de internación ha mostrado un crecimiento sostenido, de 18.6 millones en 2003 a 23.1 millones en 2012.

Sin embargo, la captación de divisas por turismo se ha mantenido constante como proporción del PIB. Esta fracción es la más significativa ya que, a pesar de que estos turistas representan 30% del flujo de personas que ingresan al país, generan 84% de los ingresos turísticos del extranjero. Por otro lado, se han dejado de percibir recursos significativos de los excursionistas fronterizos: en 2011 se registró una pérdida de 40% de los 85 millones de extranjeros que se recibieron en 2000, con lo que se mantiene un registro decreciente en los últimos 12 años.2 En gran medida, estos factores han contribuido al rezago del turismo frente a otros sectores de la economía, beneficiados por mayores tasas de crecimiento.

A pesar de que los ingresos turísticos se han incrementado marginalmente, en términos reales, el sector se encuentra estancado en su valor agregado, es decir, cada día obtenemos menos o lo mismo por lo que invertimos en el sector (ver Gráfica).

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¿Cómo revertir esta tendencia?

En los últimos años, México se ha posicionado como un referente de turismo de sol y playa. Esto se traduce en que 9 de las 10 ciudades más visitadas por los extranjeros se encuentran en las costas mexicanas, lo que genera un costo de oportunidad y un desaprovechamiento de la oferta cultural, los sitios históricos y las bellezas naturales que pueden encontrarse en el país. En este sentido, el segundo reto que el sector turístico debe superar es la falta de adaptabilidad a la demanda de nuevos mercados a fin de diversificar la oferta turística y atraer al turismo internacional.

La estrategia del sector ha sido la misma desde mediados de la década de los setenta, basada en la construcción de nuevos destinos resort a través de los centros integralmente planeados (CIP). El éxito de Cancún, Ixtapa, Los Cabos, Loreto y Huatulco ha propiciado la construcción de nuevos CIP como los de Nayarit, Escuinapa y Costa Lora. Si bien es cierto que con ellos se intensifica la inversión local y el desarrollo urbano a corto y mediano plazos, la falta de una planeación adecuada, el crecimiento desmedido de las ciudades y el deterioro y la depredación ambiental son factores que en el largo plazo dañan la competitividad en el sector.

La construcción de un nuevo CIP representa la oportunidad de tener una ciudad mejor planeada, con mayor seguridad, productividad y sustentabilidad, y que ofrezca una mayor calidad de vida para la población local. Sin embargo, al analizar los planes de construcción de Escuinapa, Sinaloa, se encuentra que su manifestación de impacto ambiental (MIA) no contempla los daños ecológicos que se podrían generar fuera del predio de desarrollo. En este caso la omisión es relevante, ya que el CIP colinda con la red de lagunas costeras, pantanos, manglares y ciénegas del ecosistema Marismas Nacionales, considerado el humedal más grande de América Latina y un área importante para la conservación de diversas especies.

Otro aspecto relevante es que la demanda turística mundial de destinos de sol y playa se ha mantenido estática en los últimos años, con un crecimiento anual de entre 3 y 4%. Una de las razones de este comportamiento son los cambios en las preferencias de los turistas, quienes han diversificado su demanda de actividades recreativas, entre las que destacan ahora el ecoturismo y el turismo de aventura. Los beneficios de estas formas alternativas de viajar se ven reflejadas en el fomento de la convivencia con la naturaleza y la conservación del medio ambiente, además del progreso y el bienestar de las comunidades rurales. A nivel mundial, este segmento turístico es el de mayor crecimiento, con tasas anuales de entre 10 y 34% en los últimos 20 años.4 Se estima que tan solo en Estados Unidos hay un mercado de 55.1 millones de turistas potenciales que buscan este tipo de experiencias,5 lo que supone para México una estupenda oportunidad de captar ese mercado y aprovechar los grandes atractivos naturales y sociales del país.

El tercer desafío que enfrenta el sector turístico mexicano es la renuencia involuntaria y cultural, en ocasiones debida a la desinformación, para transitar hacia una economía verde que promueva y ejerza un turismo socialmente responsable (entendido como el compromiso de la industria de aminorar el impacto negativo en el medio ambiente y fomentar un mayor bienestar en la población local).

La reciente encuesta global de Nielsen sobre preferencias de compra de nuevos productos refleja que los consumidores latinoamericanos tienen una menor propensión a adquirir productos nuevos o diferentes a los habituales: 53% de ellos prefiere mantener el statu quo. La misma aversión al cambio se observa en el sector analizado, donde el término sustentabilidad es adoptado de forma teórica pero no práctica. Esto se debe en gran medida a que la transición hacia un sector más eficiente y sustentable requiere de grandes inversiones y muchas veces no se cuenta con las fuentes de financiamiento que promuevan y faciliten la implementación de esas acciones.

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Si bien es cierto que el mayor avance se ha logrado a través de las certificaciones basadas en estándares nacionales e internacionales, hay elementos en los que los complejos turísticos pueden trabajar: reducciones en el consumo de agua, captación pluvial, reciclaje y desalinización de agua para uso en aires acondicionados y riego; recolección y reutilización de residuos sólidos urbanos; sustitución de equipos eléctricos ineficientes, y aprovechamiento de la energía solar, entre muchos otros. Estas acciones generan beneficios directos e indirectos, entre los que destacan una mayor atracción de turistas y ahorros en los costos de producción y mantenimiento.

Diversos estudios internacionales calculan que 44% de los turistas norteamericanos considera el impacto ambiental en la planeación de su viaje, además de estar dispuestos a pagar un costo mayor si la oferta turística es responsable con el medio ambiente.6 Las experiencias de la cadena hotelera Six Senses y de la organización Rainforest Alliance señalan que las acciones antes mencionadas generan altas tasas de recuperación derivadas de los ahorros económicos que se obtienen por las mejoras tecnológicas, lo que justifica la inversión requerida.7

Por otro lado, las actuales políticas públicas de turismo no consideran los criterios de planeación, eficiencia y sustentabilidad como factores determinantes para el crecimiento y el desarrollo del sector. Para ser más específicos, el Acuerdo Nacional por el Turismo (2011) no contempla los análisis de impacto ambiental fuera de los cip, además de que excluye la adopción de estándares internacionales para la ubicación, construcción y operación de nuevos hoteles. Asimismo, los retrasos en la implementación de la Ley General de Turismo (aprobada en 2009) son un freno en la ejecución de mejores políticas públicas, ya que esta ley tiene como objetivo establecer las bases para la política de turismo, así como planificar e introducir algunos criterios de sustentabilidad y beneficio social en todo el territorio nacional. Esta ley se ha visto truncada por los continuos retrasos en la elaboración de su reglamento.

¿Por qué es importante analizar los riesgos medioambientales?

México es un país rico en ecosistemas y recursos naturales. Sin embargo, estos se han visto amenazados por el impacto de las actividades humanas, entre ellas el turismo. El más claro ejemplo es Cancún y la Riviera Maya, donde se estima que desde 1976, año de construcción del primer CIP en la zona, se han perdido mil 860 hectáreas de manglar.8 De igual forma, se estima que 10% de los arrecifes de coral de la península de Yucatán se encuentra fuertemente amenazado, con el riesgo de no ser recuperado.9 Estos son solo algunos ejemplos de la presión que ejerce el turismo sobre los recursos naturales, los cuales, además de su valor biológico, prestan una serie de servicios a los habitantes y representan un atractivo visual, en torno al cual se centra la demanda turística de la región. Por ello, es importante proteger el patrimonio natural de estas zonas.

En la actualidad no existe una cuantificación oficial de las emisiones de gases efecto invernadero (GEI) generadas por el sector turístico; sin embargo, el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), con base en el modelo desarrollado por la Organización Mundial de Turismo (OMT) y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), estima que el sector aporta 2.2% de las emisiones totales de co2 del país.10

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Los ejemplos mencionados son solo la punta del iceberg de cómo el sector turístico impacta el medio ambiente, por lo que a continuación se presentará evidencia empírica de por qué es indispensable que el desarrollo de este sector emigre hacia un turismo sustentable.

Impactos ambientales del turismo

La construcción de infraestructura hotelera representa solo una parte del impacto asociado al desarrollo del sector turismo. Para contar con una imagen completa es necesario considerar la explosión demográfica generada por el desarrollo de nuevos centros turísticos. Este efecto puede medirse en dos partes. La primera, al relacionar los empleos directos (hoteles) e indirectos (hoteles y restaurantes) con el número de cuartos; para estos indicadores se encontró una relación de 0.83 y 1.31 empleos por cuarto de hotel, respectivamente. La segunda considera toda la población atraída al centro turístico; para este valor la relación promedio es de 15.73 personas por cuarto de hotel.11 Se consideran datos de Los Cabos, Ixtapa-Zihuatanejo, Mazatlán, Cozumel, Riviera Maya, Cancún, Puerto Vallarta y Huatulco, que representan ocho de los principales centros turísticos nacionales pues concentran 58 y 21% de las llegadas de turistas internacionales y totales, respectivamente, en 2010.

De igual manera, al medir los impactos se debe considerar no solo la población local, sino también a los propios turistas, con una ocupación promedio por noche y por cuarto de 1.12 personas que demandan servicios y productos de consumo. No obstante, este número varía de acuerdo a la temporada, con fluctuaciones que van de 0.66 a 1.37 veces la media a lo largo del año; hay picos en abril, julio y diciembre, y caídas marcadas en mayo y septiembre, variaciones que implican importantes retos para la administración de los servicios públicos de agua, transporte público y residuos, principalmente.

En el caso de los residuos, cada cuarto de hotel genera en promedio 21.36 kilogramos al día y 0.978 kilogramos per cápita. Con base en estos valores y las proyecciones de crecimiento poblacional del Consejo Nacional de Población (Conapo), se estima que para 2030 la generación de residuos aumentará 59.5% en relación al valor de 2012 (2 mil 319 toneladas diarias) para los destinos analizados.

Al contrastar estos datos con la capacidad de disposición final de cada centro turístico, se encontró que tanto Cancún como la Riviera Maya requieren de manera urgente inversiones para una disposición final adecuada y sustentable de sus residuos sólidos urbanos. En el caso de Los Cabos, se cuenta con capacidad suficiente para 2020; en los de Cozumel y Puerto Vallarta, para 2030. En los casos de Mazatlán, Zihuatanejo y Huatulco, no se pueden determinar estos puntos de quiebre, ya que se desconoce la vida útil y la capacidad restante de los tiraderos.12

Por otro lado, el agua representa un tema vital para el desarrollo de los destinos turísticos. En México, el número de acuíferos sobreexplotados pasó de 32 a 100 entre 1985 y 2009, para llegar a un total de 653, dato que resulta alarmante. A pesar de que ninguno de estos acuíferos se localiza en las zonas turísticas previamente analizadas, existen casos como el de Los Cabos que, debido a su clima semidesértico y una tasa de extracción de agua superior a la de recarga, está a punto de sumarse a la lista de acuíferos sobreexplotados.

El agua demandada proviene de dos fuentes: subterránea (acuíferos) y superficial (cuencas). Sin embargo, en los centros analizados se encontró que en promedio 72% de los recursos hídricos consumidos provienen del subsuelo, y esta representa prácticamente la única fuente en los municipios de Santa María Huatulco (Huatulco), Cozumel (Cozumel), Zihuatanejo de Azueta (Ixtapa-Zihuatanejo), Los Cabos (Los Cabos), Solidaridad (Riviera Maya) y Benito Juárez (Cancún). Por ello, resulta de suma importancia implementar políticas públicas más estrictas en la extracción, consumo y cobro de los servicios en estas zonas.

Con excepción de Huatulco, los destinos turísticos analizados se encuentran en veda, mecanismo utilizado actualmente para detener la sobreexplotación de acuíferos, y que no es otra cosa que la disminución de la extracción de agua para no agotar el recurso.

De acuerdo a los programas hídricos regionales Visión 2030, publicados por la Comisión Nacional del Agua (Conagua), para cada célula de planeación (regiones administrativas en las que Conagua divide el país) se identificó el año en el que la oferta hídrica sustentable se ve rebasada por la demanda proyectada del recurso.

Solo en la célula de planeación en la que se encuentra Mazatlán se satisface la demanda de agua hasta 2030, sin sobrepasar la oferta sustentable; el resto de las células superaron este nivel antes de 2006. Es importante aclarar que el punto de quiebre no es inamovible y existen acciones para disminuir la brecha o aumentar la oferta sustentable.

De igual forma, el saneamiento de aguas residuales resulta de gran importancia para lograr el equilibrio ecológico. Para esto se identificaron acciones clave, como la construcción de nuevas plantas de tratamiento, el aumento en eficiencia de las ya existentes, así como la expansión de la red de drenaje. Un indicador importante del abasto y el tratamiento de agua es la cobertura del servicio, factores que requieren una adecuada planeación del crecimiento de las manchas urbanas para maximizar los beneficios esperados.

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En relación al crecimiento de las manchas urbanas y al cambio de uso de suelo de las zonas de interés, se analizó el impacto de la actividad turística en su entorno. Se consideró la evolución de la cobertura vegetal en las zonas analizadas entre 1976 y 2000.13

Por ejemplo, en la región turística de Quintana Roo se identificó un crecimiento considerable de las zonas urbanas de Cancún, Playa del Carmen y Cozumel, producto de la actividad turística, lo que ocasionó una pérdida de vegetación, principalmente de selva perennifolia. El aumento en la oferta hotelera y el potencial de la zona para el desarrollo de nuevos centros turísticos suponen un riesgo muy alto de deforestación, sobre todo en las costas y en torno a las vías de comunicación de los centros turísticos.

Al comparar esta información con los escenarios tendenciales que genera el Programa de Ordenamiento Ecológico General del Territorio (poegt), se puede ver que el futuro para dichas zonas no es alentador. De acuerdo a estas proyecciones, las unidades ambientales donde se encuentran los destinos turísticos tendrán un futuro inestable y crítico en el mediano plazo, por lo cual la política recomendada a seguir para estas regiones se centra en la conservación, la restauración y el aprovechamiento sustentable de los recursos.

La importancia de las zonas analizadas no solo se refleja en su potencial para generar recursos, sino en el equilibrio de los ecosistemas, ya que todas se encuentran a una distancia máxima de 50 kilómetros de regiones prioritarias terrestres, marinas o para la conservación de aves.14

En conclusión, el sector turístico se encuentra estancado y en riesgo por la ausencia de una visión sustentable en la industria. Por ello, resulta urgente replantear la política actual del sector, cambiar el modelo de desarrollo de grandes complejos turísticos que no considera el impacto ambiental por uno que se adapte a las necesidades de los nuevos consumidores, diversifique la oferta turística y explote el potencial de México en el turismo de aventura, cultural y ecoturismo. Si bien los escenarios de impacto ambiental muestran un futuro poco alentador, estos pueden revertirse con políticas adecuadas que impulsen un crecimiento verde del sector turístico nacional en el largo plazo.

1    Informes de Labores del Sector Turismo 2009, 2010, 2011 y 2012.
2    Compendio Estadístico del Turismo 2011.
3    Elaboración propia con datos de Datatur y la Cuenta Satélite del Turismo (CST) de México 2003-2007 y 2006-2010.
4    En Martha Honey, Ecotourism and Sustainable Development: Who Owns Paradise?, Island Press, Washington, D.C., 2011.
5    CPTM, Análisis del mercado internacional del turismo de cultura 2007.
6    Community Marketing Inc., “Green Traveler Survey”, 2010.
7    Las tasas para algunas tecnologías alcanzan hasta el 174%. J. Ringbeck, A. El-Adawi, y A. Gautarn, Green Tourism. A Road Map for Transformation, Booz & Company Inc., 2010.
8    M. Reza, “Reporte final del proyecto de monitoreo del manglar en el municipio de Solidaridad (Riviera Maya) Quintana Roo, México”, Amigos de Sian Ka’an, A.C., 2011.
9    Datos del World Resource Institute.
10    De un total de 750 millones de toneladas de CO2 en 2010.
11    Análisis realizado con información de los censos económicos y censos de población y vivienda del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (inegi) para los municipios de Benito Juárez (Cancún), Puerto Vallarta (Puerto Vallarta), Los Cabos (Los Cabos), Zihuatanejo de Azueta (Ixtapa-Zihuatanejo), Santa María Huatulco (Huatulco), Cozumel (Cozumel), Solidaridad (Riviera Maya). No se incluye Mazatlán por no ser el turismo su principal actividad económica, lo que afecta el cálculo de indicadores.
12    Programas estatales de Prevención y Gestión Integral de Residuos (PEPGIRS) y Programa Nacional para la Prevención y Gestión Integral de Residuos (PNPGIR).
13    Con base en mapas del Inventario Nacional Forestal, Uso de Suelo y Vegetación, así como el Índice de Riesgo de Deforestación 2.0.1 (IRDef) desarrollado por el Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático.
14    http://mapas.gob.mx/mapa.do?origen=estructuraGob&sector=9&tema=28#.

_________

JESÚS ALARCÓN y SAÚL RODRÍGUEZ son investigadores del IMCO. 

Una respuesta para “Desmitificar el sector turístico mexicano
  1. Alejandro dice:

    me parece incompleto el analisis falta considerar muchas cosas como:
    Politicas de cielos abiertos que detonen la operacion aerea hacia mexico.
    Revision de politicas de cruce de frontera. Hay muchas restricciones de caracter regulatorio que inhiben el turismo carretero hacia mexico.
    Mismo caso con las embarcaciones hacia baja california.
    Faltan considerar la consolidacion de CIP’s que no han logrado operar de manera exitosa como los arriba mencionados (Cabos, Cancun, etc)
    Pregunta, como garantizar que la diversificacion de productos turisticos vaya acompanada de esas consideraciones de impacto ambiental si nunca lo han incorporado.
    Considero que la competitividad creceria si fueramos mas adaptables y sensibles a generar productos turisticos mas atractivos en los destinos ya consolidados, eso seria un primer paso muy positivo que sentaria presedente para los destinos que no son tan visitados.

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