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Dos poemas: Mar de la infancia. El piedraojo
Cultura | Este País | Juan Domingo Argüelles | 01.06.2013 | 2 Comentarios

Mar de la infancia

Escucha el poema en voz del autor aquí:

Mar de la Infancia en voz del autor-Juan Domingo Argüelles

Para Adela Argüelles Aguilar,
mi querida madre.

Waves_mediterranean_sea

Ancho mar de la infancia,
ancho como el dolor y la distancia
que separan mi errar y mi vagancia
de la tierra nativa;
ancho como el vaivén olas arriba
que nos lleva y nos trae a la deriva.
Ancho mar que comienza
interminablemente su defensa:
trinchera de la sal: arena inmensa
donde el sol se derrama
y resplandece dulce en cada rama
del manglar que se vuelve miel y flama.
Ancho mar bajo un cielo
azul y frágil como un desconsuelo
a punto del vapor y del deshielo.
Ancho mar que me nombra
cuando junto a sus olas veo mi sombra
proyectada en su verde sed de alfombra.
Ancho mar como el viaje
que emprendí como un rito de pasaje
llevando solo el mar por equipaje.
Ancho mar que veía
impaciente o sereno en su bahía
y que nunca ha olvidado el alma mía.
Ancho mar que regresa
una vez y otra vez: termina, empieza,
y siempre recomienza su proeza.
Ancho mar, ancho nido
que dotó a mi existencia de sentido
y me prohibió la afrenta del olvido.

Chetumal, 18 de noviembre de 2011.

:::::::::::

El piedraojo

Escucha el poema en voz del autor aquí:

El Piedraojo-Juan Domingo Arguelles

Para mi padre:
Antonio Domingo Espinosa.

En un frasco de vidrio lleno de arena
mi padre guardaba el piedraojo.
No era uno, en realidad. En esa playa encarcelada
había quince o quizá veinte
de distinto tamaño, pálidos unos,
tornasolados otros. Con cierta ceremonia,
con ritual esmerado, mágico y prodigioso,
mi padre abría el frasco y sacaba uno,
lo ponía en la palma de su mano, lo observaba
contra la luz del sol, lo limpiaba de sombras
y de arenas, me levantaba el párpado
y debajo de él ponía a caminar al piedraojo.

La basura invisible, la partícula ínfima
que el pañuelo o los dedos no encontraban,
el piedraojo las devoraba en un instante.
Caracola brevísima, el piedraojo
fue el zahir de mi infancia. Era un objeto vivo,
de ahí que no pudiera prescindir de la arena.

Ni la gente más culta, ni la más erudita,
conoce el piedraojo. Cuando se los describo, dicen
no haber visto algo igual ni entre sus fantasías.
Pero este objeto mágico existe y está vivo.
De su cárcel de arena sale de vez en cuando
y nos limpia los ojos y le da más fulgor a la mirada.  ~

Ciudad de México, 16 de abril de 2011.

2 Respuestas para “Dos poemas: Mar de la infancia. El piedraojo
  1. Fatima domingo dice:

    Excelentes poemas.bellisimo el del piedraojo. felicidades por tu creatividad, que dios te siga iluminando y conservando con salud. Bendiciones

  2. Amada Guadalupepelaka dice:

    EXCELENTES.TE AMAMOS.

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