Monday, 23 December 2024
Artículos relacionados
Geografía del futuro: tres territorios
Cultura | Eduardo Garza Cuéllar | 01.02.2013 | 0 Comentarios

A Margarita y Felipe
llamados a conjugar el futuro
en un ámbito distinto.

Los trazos de un proyecto arquitectónico, al igual que una junta de planeación estratégica, la práctica del diseño industrial o del guionismo cinematográfico comparten una visión filosófica sobre el tiempo: constituyen un desafío al devenir ciego de las cosas: una expresión de inconformidad, un humanísimo no me resigno a la suerte, un ejercicio creativo. Dan cuenta de la confianza que el hombre tiene en su capacidad de dibujar el mañana. Son, en el fondo, expresiones de la misma disciplina: la de moldear una materia prima que fascina e intriga, pero también constituye al ser humano: el futuro.

Otra es la tesitura existencial de la quiromancia, el tarot, el meteorológico nacional, los chequeos médicos, el Weather Channel y las encuestas electorales de Consulta Mitofsky, derivadas todas ellas de un ejercicio más o menos sofisticado de adivinación.
Una significativa frontera actitudinal ordena nuestra visión de futuro: al norte: la creatividad, la política, la juventud y sus esfuerzos por dejar rastro en la historia; al sur: la curiosidad y los demás intentos por esquivar los coletazos del destino.
En un territorio nos esforzamos por dejar huella, en el otro nos acomodamos o nos resignamos. El uno es el ámbito del esfuerzo y la proactividad. El otro, el de la curiosidad.
Pero todavía más al norte del país de la planeación se encuentra, alimentado de nuestras promesas, de nuestros afectos y anhelos compartidos, el territorio espiritual de la esperanza.
Quien lo habita tiene derecho a la desesperación, pero no a la desesperanza. Trasciende la dimensión del transcurrir para acceder al ámbito del acontecer que —bien visto— ya no pertenece al tiempo.

Recuerdo al llorado Facundo Cabral:
Hay quien dice que este no es el momento, pero yo insisto, porque siempre es el momento de la esperanza, porque la esperanza es hija de la eternidad, no del tiempo. Por eso siempre es el momento de salir a buscar a los hermanos que pueblan al mundo con martillos y poemas, los hermanos que saben que solo el miedo nos separa: el miedo y sus congresos, el miedo y sus sectas, el miedo y sus banderas, el miedo y sus cuarteles. Pero está cercano el día en que dejaremos de lado al miedo para que la ley sea una canción, porque el universo gira alrededor de una canción, no de un parlamento. Por eso les recuerdo que el mejor negocio es apostar por la paz, invertir en el amor que nos salvará.

A una pareja de amigos —vitales, jóvenes, limpios— les fue pronosticado médicamente durante su segundo embarazo el síndrome de Down del hijo que esperaban. Decidieron, no exentos de preguntas ni de temores, seguir adelante con el embarazo. El niño nació sin el temido síndrome. Nació no solo a la vida biológica, sino también a la dignidad que engendra el amor incondicional. No solo tuvo un buen comienzo, también un buen principio.
Todos los seres humanos estamos llamados a ese doble parto: el de la espera y el de la esperanza, el del transcurrir y el del acontecer. El primero marca el inicio de nuestra biografía. El segundo, nuestro ingreso al gozo, la celebración, la espiritualidad, la trascendencia.
La planeación estratégica se convierte en ideología (además, peligrosa) cuando invade este sagrado territorio; cuando queremos controlar lo incontrolable, cuando nos cerramos al regalo de un vínculo; cuando el discurso se extravía y confunde a un hijo planeado con uno amado; las veces en que, estúpidamente, devaluamos todo lo que la existencia tiene de inasible.
El diseño, al igual que cualquier disciplina, funciona únicamente cuando tiene consciencia de aquello para lo que no sirve; cuando ejercita la difícil y dolorosa práctica de respetar sus fronteras. Son tan graves los pecados de omisión, como la pretensión de transformar lo que estamos llamados a contemplar y a celebrar.
El territorio de la esperanza se sitúa geográficamente al norte de todos. No apela al esfuerzo, sino a la gratitud y la fiesta. Se vive y se celebra; no se diseña. No se alimenta de talento creativo, sino de vínculos y promesas compartidas, de una radical confianza.
En este terreno alimentan su semana (no solo su domingo) los internos que esperan en la cárcel el abrazo de los suyos. En él habita la niña con discapacidad que cuenta e ilumina los días en función del encuentro sabatino con una amiga. En él somos todos el zorro del Principito: significamos nuestro transitar por la existencia en la espera de un encuentro, nos domesticamos mutuamente y nos reconocemos, finalmente, comunidad.  ~

Guajolote, noche de luciérnagas, grabado al buril, 13 x 13, 2005.

________________________

EDUARDO GARZA CUÉLLAR es licenciado en Comunicación y maestro en Desarrollo Humano por la Universidad Iberoamericana, y posgraduado en Filosofía por la Universidad de Valencia. Ha escrito los libros Comunicación en los valores y Serpientes y escaleras, entre otros. Se desempeña como Director General y Consultor del despacho Síntesis.

Dejar un comentario



Marginalidad como vocación
Este texto estará disponible en el transcurso del mes. Por favor, visite el sumario general o el sumario del suplemento de Cultura regularmente. Los títulos subrayados indican que el artículo completo ya está disponible. Suscríbase a Este País y reciba la versión impresa cada mes a la puerta de su casa o cómprela con su […]
De salarios y honorarios
Este texto estará disponible en el transcurso del mes. Por favor, visite el sumario general o el sumario del suplemento de Cultura regularmente. Los títulos subrayados indican que el artículo completo ya está disponible. Suscríbase a Este País y reciba la versión impresa cada mes a la puerta de su casa o cómprela con su […]
Inclusión social:
binomios y paradojas
Para que no sean necesarios más héroes ni más milagros pa’ adecentar el local. Joan Manuel Serrat Integración e inclusión El paradigma de la integración, como en las películas norteamericanas, pone el acento en el esfuerzo de un individuo inicialmente excluido del juego social que termina, por su audacia y perseverancia, conquistando un lugar en […]
Raquel y la resurrección
Hay vivencias que el reloj no puede medir. Mucho menos capturar. Pertenecen a una dimensión que, sin negar lo cronológico, claramente lo trascienden. El gozo estético, los actos de comunicación profunda, la contemplación mística, el amor y el humor forman —cada uno a su manera— parte de este universo espiritual, ajeno a la comprobación científica […]
¿Qué significa ser católico y ciudadano mexicano en 2014?
*La siguiente reflexión —junto con las que tras ella presentaremos mes a mes como parte de una serie— está cimentada en la Encuesta Nacional de Cultura y Práctica Religiosa “Creer en México”. Por el número y tipo de entrevistas realizadas (4 mil 313 entrevistas cara a cara en hogares de todo el país), por la […]
Más leídos
Más comentados
Los grandes problemas actuales de México (154.305)
...

La economía mexicana del siglo xx: entre milagros y crisis (66.481)
...

Con toda la barba (49.219)
...

¿Por qué es un problema la lectura? (30.879)
Desarrollar el gusto por la lectura no es cuestión meramente de voluntad individual. El interés por los libros aparece sólo en ciertas circunstancias.

La distribución del ingreso en México (27.007)
...

Presunto culpable: ¿Por qué nuestro sistema de justicia condena inocentes de forma rutinaria?
Bas­tan­te han es­cri­to y di­cho ter­ce­ros so­bre Pre­sun­to cul­pa­ble....

Los grandes problemas actuales de México
Se dice que el país está sobrediagnosticado, pero en plenas campañas y ante...

I7P5N: la fórmula
Homenaje al ipn con motivo de su 75 aniversario, este ensayo es también una...

China – EUA. ¿Nuevo escenario bipolar?
No hace mucho que regresé de viaje del continente asiático, con el propósito...

La sofocracia y la política científica
Con el cambio de Gobierno, se han escuchado voces que proponen la creación...

1
Foro de Indicadores
Debates que concluyen antes de iniciarse
El proceso legislativo reciente y sus números

Eduardo Bohórquez y Javier Berain

Factofilia: Programas sociales y pobreza, ¿existe relación?
Eduardo Bohórquez y Paola Palacios

Migración de México a Estados Unidos, ¿un éxodo en reversa?
Eduardo Bohórquez y Roberto Castellanos

Donar no es deducir, donar es invertir. Las donaciones en el marco de la reforma fiscal
Eduardo Bohórquez y Roberto Castellanos

Impuestos, gasto público y confianza, ¿una relación improbable?
Eduardo Bohórquez y Roberto Castellanos

Los titanes mundiales del petróleo y el gas
Eduardo Bohórquez y Roberto Castellanos

La pobreza en perspectiva histórica ¿Veinte años no son nada?
Eduardo Bohórquez y Roberto Castellanos

La firme marcha de la desigualdad
Eduardo Bohórquez y Roberto Castellanos

Factofilia. 2015: hacia una nueva agenda global de desarrollo
Roberto Castellanos y Eduardo Bohórquez

¿Qué medimos en la lucha contra el hambre?
Eduardo Bohórquez y Roberto Castellanos

Bicicletas, autos eléctricos y oficinas-hotel. El verdadero umbral del siglo XXI
Eduardo Bohórquez y Roberto Castellanos

Parquímetros y franeleros: de cómo diez pesitos se convierten en tres mil millones de pesos
Eduardo Bohórquez y Roberto Castellanos

Factofilia: Una radiografía de la desigualdad en México
Eduardo Bohórquez y Roberto Castellanos

Factofilia: Más allá de la partícula divina
Eduardo Bohórquez y Roberto Castellanos

Factofilia: El acento está en las ciudades. Algunos resultados de la base de datos ECCA 2012
Suhayla Bazbaz y Eduardo Bohórquez