Para los que pensaron que el gobierno de Enrique Peña Nieto sería un fiel protector de los intereses fácticos en México, la detención de Elba Esther Gordillo envió una clara señal de que no lo será.
Sin duda, es una buena noticia y, para muchos, una sorpresa también. Pero antes de calificar el logro como algo verdaderamente histórico, antes de colocar a Peña Nieto entre los grandes de la historia mexicana, hay que esperar unos acontecimientos más.
Primero, no sabemos qué va a pasar con el proceso legal. La reputación de la maestra es notoria y las sospechas sobre sus actividades existen desde hace años, pero reputación y sospechas populares no son suficientes para imponer un castigo criminal. Todo lo de arriba también se podría decir de Jorge Hank Rhon pero en su caso, una detención novedosa no resultó en una condena, sino en una vergüenza para el gobierno. Y si Elba sale libre, lo que pudiera ser un golpe histórico se convertiría en una farsa ridícula. Al mismo tiempo, el flamante presidente con aspiraciones de grandeza volvería al hazmerreír nacional.
Por el momento, tal resultado no es muy probable sin embargo es demasiado pronto para medir el impacto de la detención de la maestra, ya que aún no se sabe quién se va a quedar en su lugar. Cabe recordar que la misma Elba llegó a su puesto gracias a una maniobra política armada por el gobierno de Carlos Salinas contra su antecesor, Carlos Jonguitud Barrios. En su momento, Jonguitud llegó a controlar el SNTE gracias a una operativa contra su antecesor, Manuel Sánchez. Si quitaron a Elba para poner a otro más o menos igual, si los jugadores cambian pero el deporte es el mismo, el gobierno de Peña Nieto no está atacando a los poderes fácticos sino escogiendo a los ganadores y perdedores del juego. De ser así, no representaría un avance.
De la misma forma, el SNTE es apenas uno de varios obstáculos para un México más equitativo y próspero. Falta ver si esto es parte de una estrategia más amplia y ambiciosa, o si es nada más un golpe para darle a Peña Nieto, un plus al principio de su gobierno, tal como hizo (según los cínicos, por lo menos) Salinas con su quinazo y Zedillo con la detención de Raul Salinas. Si el gobierno no sigue la detención de Elba con actuaciones similares contra otros sindicatos, si no se lanza contra los monopolios que dominan varios sectores, entonces la desaparición de una sola villana no importa tanto.
Finalmente, tenemos que recordar que Elba era un síntoma de los males del sistema educativo más que la causa de estos. Por lo tanto, las razones del pobre desempeño de México en los exámenes internacionales no se arreglan con su salida, por más vulgar y hasta criminal que sea. Muchos de los problemas de fondo con el sistema educativo –la falta de capacitación a los profesores, la insuficiente disponibilidad de herramientas tecnológicas, dinámicas dentro del aula poco propicias para el aprendizaje, el desinterés de los elites que educan a sus hijos en escuelas privadas– han existido por generaciones y van mucho más allá de una sola mujer. Los rezagos de este sistema representan una barrera importantísima para el desarrollo del país, y aunque cualquier acción para removerla se deben festejar, no desaparecen los retos mencionados ahora que no está Elba.
Ahora bien, puede que un SNTE despojado no tenga la misma capacidad de frenar la reforma educativa propuesta por Peña Nieto, por lo mismo, puede que la reforma logre más y que lo haga más rápidamente. Si es así, sería una excelente noticia pero, igual que con todo lo demás, falta verlo.