Dedicado a Tonantzin Díaz, a Julio César Gallardo, a Tajëëw Díaz ,
a Luis Balbuena, a Rasheny Lazcano y a Fatna Lazcano. Por el viaje gráfico.
Una grafía es un dibujo. Cada dibujo tiene su historia, como dibujo y como elemento de la escritura. Ninguna grafía nace con un destino manifiesto, las grafías no tienen un acta de nacimiento en el que por obligación tengan que representar un determinado fonema, una determinada sílaba o determinado concepto. Este dibujo tan simpático [ch] puede representar un sonido parecido a la /j/ de la palabra “jamón” cuando se utiliza para escribir alemán, como en la palabra “ich” (yo); ese mismo dibujo [ch] puede representar el sonido /k/ cuando se escribe en italiano como en la palabra “maschile” (masculino) o puede representar el sonido que representa en español cuando lo usamos para escribir “chile”. Tres fonemas distintos, un mismo dibujo los representa.
¿Quién sabe a qué suena el dibujo [q] en la escritura de la lengua kakchikel? No lo sé, pero estoy segura que representa un fonema distinto del que representa en español. También hay casos contrarios, casos en los que un fonema tiene más de un dibujo representante; por ejemplo, en distintas ocasiones, los dibujos [k], [q] y [c] pueden representar a un solo fonema en una misma lengua como es el caso del español. Cada sistema de dibujos a los que llamamos grafías evoluciona, funciona y cambia con el tiempo. Que no te engañe la cara idéntica, la belleza interior fónica de cada grafía es distinta a través de las lenguas. “Me ves igual siempre” –nos dirá el dibujo [j]- “pero en la escritura de cada lengua y cada tradición soy diferente, en español me oirás distinto de como puedes oírme en inglés”.
Y sólo estamos hablando de ese conjunto de dibujos que llamamos abecedario latino. Existen otros conjuntos de dibujos también maravillosos, dibujos que se graban en papel, dibujos que se han esculpido en piedra, dibujos que, como éstos que lees se deslizan en la pantalla de tu computadora, dibujos en papiro, en madera o en barro. Estos dibujos que llamamos grafías son distintos de otros dibujos porque establecen una relación, simple, compleja o complicadísima con las lenguas del mundo. Incluso es posible que una misma lengua, para su escritura establezca amoríos con más de un conjunto de grafías como es el caso del idioma serbio que bien puede escribirse con grafías del cirílico (con las que también se escribe el ruso para mayor referencia) o con grafías del abecedario latino.
Hasta ahora hemos hablado de estos dibujos que representan fonemas de la lengua. Pero el asunto puede ir más allá: dibujos como éste [さ] que representa una sílaba que nosotros represantamos como [sa] forman parte del silabario japonés llamado hiragana. En la escritura china por su parte, los elementos del conjunto de grafías pueden representar palabras completas, el dibujo [女] representa la palabra que en nuestra sistema es representado por el dibujo [mujer].
En la relación que existe entre los conjuntos de grafías y las lenguas hay que considerar tres elementos: la lengua representada, el conjunto de dibujos y las unidades de la lengua que se representan. Por ejemplo, en el caso de este texto que estás leyendo, la lengua que representan estos dibujos es español, el conjunto de caracteres que utilizo se llama abecedario latino y en mayor o menor medida cada elemento corresponde a un fonema de la lengua. La escritura actual del mixe es muy similar, utiliza el mismo conjunto de dibujos llamado abecedario latino y los elementos del conjunto representan fonemas. Según algunos estudios, hace muchos cientos de años, una lengua que puede considerarse un ancestro del mixe utilizó un conjunto de dibujos que llamaré grafías epi-olmecas, estos dibujos representaban palabras completas de esa lengua o bien sílabas. Podríamos decir que era un sistema mixto.
[Insertar aquí esta imagen:
Siempre me ha tentado la idea de hacer terrorismo gráfico y trastocar los tres elementos: que el español se escriba con abecedario latino pero que el dibujo [t] represente la sílaba /ma/ para poder escribir “mamá” de esta manera: [tt]; o que cada elemento de ese conjunto de dibujos que se llama abecedario latino represente una palabra completa del español de manera que la grafía [k] represente la palabra “espíritu”. De esta manera cada vez que viera una [k] en mi libro leería en voz alta la palabra “espíritu” con la misma certeza con la que ahora leo estas palabras que escribo. También podríamos cambiar el orden de la escritura, en lugar de disponer las palabras de arriba hacia abajo y de izquierda a derecha como lo hago ahora, podría ser al revés con en otros sistemas de escritura.
Podemos llevar el juego a un extremo mayor. Incluso ya se ha llevado ese juego a un extremo mayor. Desde el siglo XIV, el español, o parece ser más precisos, un ancestro del español, se escribió con el conjunto de grafías propias de la escritura del árabe o del hebreo, a esto se le conoce como español aljamiado. Durante una misma época, el español se escribió con tres conjuntos de grafías distintos: el del árabe, el del hebreo y el del abecedario latino.
Las lenguas son orales, las lenguas suenan. Podemos “ver” un poco de ellas cuando se visten con el traje que las grafías les dan. Entonces sólo un poco de las lenguas, que son sonoras, se vuelven visibles y pueden desfilar ante los ojos. Pero es verdad que nadie las obliga a usar un solo vestido, de manera que el serbio puede ponerse el traje del abecedario latino o el del cirílico, el español del siglo XVI se ponía el traje del alfabeto latino o el vestido de los caracteres árabes como se muestra en la siguiente imagen.
Pienso en el término “traducción gráfica”. Cambiar estos caracteres árabes a caracteres latinos sin cambiar de lengua, sin mutar el contenido y hacer el viaje de regreso.
Muchas de las lenguas indígenas de México cuentan con una gran tradición escrita que ha sido truncada. Ahora que, en la mayoría de los casos, se están retomando estas tradiciones, fijar el conjunto de grafías con las que se van a vestir las lenguas se hace una tarea necesaria. Se abren muchísimas posibilidades: inventar un nuevo conjunto de grafías para el huave (como ha sucedido para diversas lenguas en el mundo), proponer los caracteres del hebreo para escribir en el idioma guarijío, jeroglíficos egipcios para la escritura del cora, glifos de las estelas mayas para la escritura del chontal de Tabasco. Las opciones para los elementos a representar también son más de uno, el abecedario latino en el que cada letra corresponda a una sílaba del purépecha, grafías chinas que representen los fonemas del mixe. Estoy exagerando, lo sé. Pero todo eso es posible en potencia.
El punto es que en el proceso en el que las normas de la escritura se van fijando hay que recordar siempre que el valor de las grafías se asignan por consenso y que éste depende del funcionamiento de la lengua, es algo que se determina. Ninguna grafía está obligada a “sonar” de una sola manera, el dibujo [ñ] puede “sonar” en chinanteco como la comunidad de usuarios lo desee y no como “suena” en español necesariamente, el dibujo [ch] puede representar lo que la comunidad de hablantes de zoque decida, si es que decide utilizarlo, y no lo que representa en español. Desafortunadamente, en muchos de los procesos de desarrollo de sistemas gráficos para las lenguas indígenas de México se generan diferencias profundas que impiden el consenso o se impone la lógica de las grafías del español que representan los fonemas de esa lengua.
Aunque un sistema gráfico es importante, ciertamente no es lo más fundamental para el éxito de la lengua escrita. El uso y la funcionalidad son las prioridades. Si no me creen pregúntenle al francés o al inglés que cuentan con una larga y pujante tradición escrita a pesar de que las grafías que usan no se corresponden con las unidades fonológicas de la lengua. El inglés por ejemplo tiene 9 fonemas vocálicos aunque sólo utiliza 5 dibujos vocálicos en la escritura.
En resumen, no nos clavemos con las letras, sino con la función. Por lo pronto, a mí me gustaría, nomás por curiosidad, ver cómo se ve el mixe cuando se viste con el alfabeto griego, con el silabario katakana del japonés o el devanagari, el conjunto de grafías con los que se escribió el sánscrito. Me doy a la tarea, nos vemos luego.
Me gustaría conocer el origen de los distintos sonidos de la /x/ en el español mexicano: xóchitl, México, Xola, etc.
Buenísimos tus artículos, Yásnaya. Los comparto a mis contactos en todo el mundo.