Este año se anunció el lanzamiento de un nuevo álbum de Los Ángeles Azules, grupo célebre mexicano cuyas piezas están cinceladas en gran parte del inconsciente colectivo nacional. Quizá los nombres de las piezas “Cómo te voy a olvidar” o “El listón de tu pelo” refresquen la memoria de los lectores que de entrada no ubiquen a la banda por su nombre. Se trata de himnos populares que si no retumban en la boda del primo, lo hacen en la fiesta del vecino, en el bar de la esquina, en el estéreo del microbús o en la radio del taxi.
Lo interesante es que de ser un grupo ligado al mainstream de la cumbia, de pronto Los Ángeles Azules brincaron a los terrenos del rock y, hasta cierto punto, de la contracultura: el nuevo disco incluirá colaboraciones de Kinky, Los Fabulosos Cadillacs y Caifanes, íconos del rock alternativo y contestatario latinoamericano. La banda, además, se presenta este mes en el Festival Vive Latino, el evento más representativo del rock de la región. Además del disco reciente, la conexión de la banda con las subculturas mexicanas puede estar ligada a que, desde hace dos o tres años, el Pasagüero, foro alternativo emblemático de la capital, los comenzó a invitar a sus fiestas de aniversario.
Es muy probable que Los Ángeles Azules no hayan cambiado en absoluto su discurso ni su perspectiva musical; aunque ellos descubrieron el universo rockero latino, no es algo que estuvieran buscando. Más bien las culturas subterráneas globales han buscado dar nuevos giros a la cumbia y han intentado conectarse con grupos más tradicionales, como Los Ángeles Azules, banda que de hecho este 2013 cumple 37 años de haberse formado. Esta conexión de los músicos veteranos con la juventud rockera deriva del influjo de las nuevas generaciones de músicos que han colocado a la cumbia digital entre las nuevas vertientes alternativas del world music, con un auge global similar al que tienen actualmente el balkan beat o el punk gitano, y poco antes el raí fusionado, el árabe fusionado con rock y el soul africano.
Uno de los momentos fundamentales de esta vertiente fue la producción, en 2001, del disco Barrio Bravo, de Celso Piña, para cuya conceptualización fue esencial Toy Selectah, entonces dj de la banda regiomontana de hip hop Control Machete. Toy, quien ya había fundado para entonces su Sonidero Nacional —que fusionaba cumbia, electrónica y hip-hop—, le dio un giro contemporáneo y contracultural al sonido de Celso Piña. En aquel disco, además, colaboraron varios rockeros y se enfatizó que Piña era el rebelde del acordeón. El álbum le dio a la cumbia mexicana un nuevo estatus y catapultó a Toy Selectah como uno de los productores musicales más innovadores del país, algo que corroboraría después al producir una versión de “El listón de tu pelo”, interpretada por Julieta Venegas y Pau Donés, cantante del grupo español Jarabe de Palo. De hecho, ahora mismo Toy está vinculado a la producción del nuevo disco de Los Ángeles Azules.
Desde entonces, no ha sido fácil ganar espacios, sobre todo ante un público alternativo que creció con la cumbia como antítesis del rock: el problema no es que la cumbia fuera un género musical ligado a los barrios bajos, pues eso en realidad es una fórmula que suele agradar a las disqueras alternativas, ya que desde Los Beatles y Ramones en el mundo anglosajón, hasta Maldita Vecindad y Panteón Rococó en México, el barrio bajo es un amplificador de la autenticidad rockera. Lo que en realidad sucedía con la cumbia es que estaba ligada a una población conservadora, apolítica pero cómplice —por medio de su voto o apoyo— de los regímenes autoritarios latinoamericanos del siglo XX.
Lo que hizo Toy Selectah con su Sonidero Nacional y la producción del disco de Piña fue mostrar que la cumbia podía recorrer caminos de innovación musical pero también de alternativas políticas, culturales y contestatarias.
Y la juventud latinoamericana entendió su mensaje: hoy en día la llamada cumbia digital, nu-cumbia o la cumbia villera argentina, se ubican en los reflectores de los grandes festivales internacionales en todo el mundo. Bandas y dj como Bomba Estéreo (Colombia), Chico Trujillo (Chile), El Hijo de la Cumbia (Argentina), Frente Cumbiero (Colombia), Chicha Libre (EU), La Inédita (Perú), entre muchos más, son parte de la punta de lanza de una escena trasnacional que abreva de las diversas manifestaciones de la cumbia en Latinoamérica para crear estos nuevos híbridos modernos.
La producción del nuevo disco de Los Ángeles Azules es, entonces, la expresión total de la reconciliación de esta cultura con sus raíces musicales; y es, a la vez, una manera de impulsar a las bandas tradicionales a que, parafraseando a Lou Reed, se den un paseo por el lado salvaje del camino, por los senderos oscuros y fascinantes de la contracultura.
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Escritor, sociólogo y DJ, BRUNO BARTRA ejerce desde 2000 el periodismo en medios como Nuestro Rock, Sónika, Replicante y Reforma. Es fundador y miembro de la agrupación de balkan beat La Internacional Sonora Balkanera.