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Prohibido asomarse – Diciembre 2013
Cultura | Este País | Prohibido Asomarse | Bruce Swansey | 01.12.2013 | 1 Comentario

Mujer de Cuetzalan, acuarela sobre papel, 1983, Pablo O´Higgings.

La prueba teológica

Dios existe. Elvis también.

 

La luz

Antes del principio la duda devoraba a Dios. La eternidad lo mantenía perplejo e incapaz de elegir, condenado a ponderar ventajas y desventajas, torturado por posibilidades que no se decidía a realizar. El vacío de la nada divina era un caos, una ausencia convulsa, energía que se alimentaba a sí misma pulsando indiferenciadamente, impenetrable oscuridad de fuerzas en colisión que lo abrumaba desesperándolo hasta que por fin Dios dijo: “Hágase la luz”.

Ese fue el principio del fin.

 

El Verbo

Según San Juan en el principio fue el Verbo. El principio señala el instante en el que la palabra reprime la fuerza indiscriminada relegándola al pasado. El principio afirma una voluntad frente al caos original de las fuerzas cósmicas, una decisión que separa el ayer del hoy, el desconcierto del orden, la regocijada disposición al relajo por la disciplina.

El Verbo fractura el círculo vicioso del magma sustituyendo el movimiento ciego de lo real por el deseo, motor del tiempo, la transgresión que lo reprime y la culpa que recupera el caos original proyectándolo sobre la historia.

 

La boca

El Absoluto es una boca incapaz de contener el Verbo, una boca deslenguada que bulle y estalla intercambiando lo interior por el exterior, el recinto por la plaza en la que se desgañita. El Verbo es una creación que ya no puede permanecer en sí misma.

Al pronunciar la palabra, Dios —según San Anselmo la Causa Increada— exterioriza su ser, lo coagula clavándolo en el aspa del intercambio que ya no le pertenece. La palabra es el ser expulsado de sí mismo, la identidad confiada en lo que permanece al otro lado de los labios.

Mediante el Verbo, Dios se exilia de sí mismo, aliento que abandonando la cavidad jugosa se disipa para rechazar su naturaleza y vuelto del revés se transforma en orden, en poder, en tiempo.

 

La palabra errante

Crear es renunciar al ser confiándolo al otro, revelarlo como palabra errante. Habiendo roto el silencio, Dios inaugura una forma alternativa de caos: tanto hablar por no callar.

 

Disonancia

La nada se convirtió en algo. La disonancia instaurada por el Verbo paralizó el caos corrompiendo su originalidad a cambio de la falsedad de la historia.

 

El retorno

El retorno de lo mismo es el castigo por haber tenido fe en el Verbo.

 

Génesis

La cólera creó el mundo. Luego lo habitamos con miedo.

 

La Ley

Arrepentido de haber creado una criatura que, como el padre, es deslenguada, Dios creó la Ley cuya esencia elude todo conocimiento. Si por un momento se la descifrara dejaría de imponer. Forma pura sin sustancia ni objeto, su naturaleza es el misterio. Opera sin que nadie se percate de su acción. Por eso solo reconocemos el límite cuando lo hemos transgredido. Aunque sublime, la Ley es férrea y nos sujeta chapoteando en el barro de la culpa.

 

Expulsión del paraíso

La expulsión del paraíso es la primera venganza, la escena original de los celos. Dios se exhibe como una pescadera despechada que dedica su eternidad rencorosa a mantener fresca y sangrante la herida.

 

Herencia

Adán inventó la muerte. Caín, el asesinato. Desde entonces somos fieles a las enseñanzas de nuestros primeros padres, a quienes nos encadena el deber filial.

 

Nuestro padre Caín

Para combatir el remordimiento, Caín construyó la ciudad. Condenado, vaga en el laberinto de sus calles irremediablemente perdido en la hondura del infierno. Gesticula salvajemente ante la indiferencia de los transeúntes. Habla consigo mismo porque ninguno lo escucha y nadie siente piedad por él. Las gaviotas se ríen de su desgracia mientras el autobús arranca. Desde mi asiento veo cómo sus acciones son humo, sus palabras ruido que se pierde en el estrépito del tráfico en el puente. Allí queda nuestro padre Caín agitado por su dolor insobornable.

 

Babel

Por fin erguidos y sedentarios, los hombres aprendieron a cocer ladrillos y a soñar con una ciudad que los enorgulleciera y conservara memoria de su industria. Imaginaron una muralla magnífica que la contuviera ondulando sobre el polvo y en ella dispusieron torres blancas que al medio día brillaban como la plata. Habiendo hecho esto y sembrado jardines y huertas para refrescarse, anhelaron una torre desde la cual ver cuanto los rodeaba.

Dios, que desde el séptimo día de la creación no salía de su estupor autocomplaciente, vio la ciudad a sus pies y, como en el paraíso había confundido la curiosidad intelectual con la rebeldía, ahora interpretó la diligencia como arrogancia.

“¿Quiénes se han creído que son estos muñecos en harapos? No son más que el polvo horneado que usan para proteger su miseria”.

La Causa de causas permaneció un rato viendo a los hombres que, como hormigas, ponían un ladrillo sobre otro levantando amorosamente la torre.

“Si ahora hacen eso mañana harán más” —se dijo rencoroso.

Calculó distintos castigos hasta que decidió frustrar el progreso de los hombres despojándolos de la palabra única.

“Eso es —dijo la Causa Increada— los despojo del Verbo y a cambio les doy la algarabía”.

Desde entonces, el Supremo Motor conservó el Verbo solo para sus monólogos atronadores. En cambio, los hombres, desunidos e incapaces de entenderse, el tiempo que habían usado para construir edificios hermosos lo emplearon para hacerse la guerra.

Así sucumbió Babel.

 

La verdadera pérdida

Cuando la nostalgia por el paraíso todavía despertaba añoranza, la humanidad podía arrepentirse. Pero eso fue hace mucho. Es imposible calcular cuándo el paraíso quedó anclado en el tiempo inmemorial. Las utopías de quienes se empeñaron en actualizarlo lo distorsionaron para olvidarlo mejor. Hoy no existe la más remota melancolía por un mundo libre. Transformados en esclavos, la verdadera pérdida consiste en haber renunciado a lo imposible.

Mensaje de la máquina

Los relámpagos desgarraron las tinieblas desde cuyo fondo insondable surgió una voz atronadora que cimbró la tierra: “No viajarás en primera ni disfrutarás los manjares que te pongan en la mesa. No beberás champaña rosada ni Grey Goose y no escribirás con Mont Blanc fuente. No fumarás tabaco. No te librarás de la ansiedad por ningún medio. No te comprarás libros ni disfrutarás un paseo o una película. No soñarás con fabricar un capullo de luz ni comerás espárragos por la tarde en verano ni te reirás con quienes añoras. Ni siquiera recordarás a los que te brindaron consuelo. No te acicalarás ni te regocijarás ante el mar y tampoco tendrás respiro cuando este mensaje llegue a su término porque yo soy tu Dios y tu alegría me ofende”.

Tal es el mensaje de la máquina.

 

Sufrimiento

El hombre sufre para no avergonzar a Dios.

 

Errar

Si nos equivocamos lo suficiente podremos llegar hasta Dios, el error original que lo explica todo.

 

Navidad

Alguno permanece ante el ágape, el rostro todavía hinchado aunque ya ceniciento. ¿O es un guajolote agusanado?

 

El intérprete

Primero empezó a cantar, lo cual no desagradó a quienes se encontraban en la cafetería. Después de un rato y viendo que el interés decrecía renovó su reclamo incorporándose. Se encaramó en la mesa y bailó como quien interpreta una coreografía moderna. Pero como esto tampoco fue suficiente procedió a desnudarse.

De allí se lo llevaron a una clínica.

“Este es mi cuerpo, esta mi sangre…” —murmura constantemente.

 

Dios

Si Dios no fuera un desengaño cósmico sería apenas otro ser humano.

 

El mal

El mal ha triunfado. Por eso no necesita realizar acciones espectaculares e incluso se ha transformado en espectáculo. Perfeccionado, el mal ha reducido su intensidad haciéndose parte esencial de cuanto se considera ordinario. De ahí la estabilidad del infierno, cualidad antes reservada al paraíso.  ~

________

BRUCE SWANSEY (Ciudad de México, 1955) cursó el doctorado en Letras en El Colegio de México y el Trinity College de Dublín, con una investigación sobre Valle-Inclán. Ha sido profesor en esta institución y en la Universidad de Dublín. Es autor de relatos y crítico de teatro.

Una respuesta para “Prohibido asomarse – Diciembre 2013
  1. Israel dice:

    Gracias por la lectura,

    La disfruté de verdad,

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