Una de las causas principales que acelera la pérdida de las lenguas es el desconocimiento de su diversidad. Existe una censura velada sobre este tema puesto que no se incluye en los contenidos de la educación básica ni se habla de ellos abiertamente, lo que provoca que la mayoría de los habitantes de este país ni siquiera conozca algo tan básico como el nombre de las lenguas que se hablan en él. Así que propongo que uno de los propósitos de este nuevo año sea contribuir al conocimiento de esta diversidad. Una primera opción podría ser visitar algunas de estas páginas de internet:
• Ethnologue: http://www.ethnologue.com/ (en inglés)
Se trata de una página que contiene una enciclopedia que cataloga 6,909 lenguas vivas, las lenguas están clasificadas por continente y país. Proporciona información básica de cada una de ellas como el número de hablantes y la ubicación. Ofrece además otros recursos como bibliografía y software que puede ser aplicado en trabajos de revitalización lingüística. Ethnologue funciona como una referencia general de la diversidad lingüística del mundo.
• Linguapax: http://www.linguapax.org/es
En 1987, la UNESCO convocó a reuniones de expertos encaminadas a fomentar la educación multilingüe. Como fruto de ese esfuerzo se creó Linguapax que en 2006 derivó en la Red Internacional Linguapax que promueve la revitalización y la documentación de las lenguas amenazadas. Además, Linguapax brinda asesorías sobre políticas lingüísticas, sobre elaboración de materiales didácticos y otorga anualmente “un premio internacional a lingüistas, investigadores, profesores o miembros de la sociedad civil como tributo a su excepcional labor en el campo de la diversidad lingüística y la educación multilingüe”. Como su nombre lo dice, Linguapax tiene la convicción de que el mantenimiento de las lenguas “puede y tiene que ser un factor de paz y de comprensión intercultural”.
• Ley de derechos lingüísticos de los pueblos indígenas: http://site.inali.gob.mx/LGDPI/index.html
¿Sabías que todas las lenguas de México son lenguas nacionales? Es decir, constitucionalmente el español no es la lengua oficial del país y en cambio también las lenguas originarias son lenguas nacionales. Un buen propósito de año nuevo sería conocer el marco legal que protege el uso de las lenguas originarias de modo que todos, como sociedad civil, exijamos que sean respetados. El derecho a contar con traductores en un juicio legal o en los centros de salud, el derecho a elegir un nombre en lengua originaria para los hijos o el derecho a recibir educación en las distintas lenguas mexicanas son varios de los aspectos que contempla esta ley y que vale la pena conocer a profundidad. Una ley como ésta, por más completa que sea, no tendrá ningún impacto si no la conocemos, la difundimos, la utilizamos y la mejoramos.
• Catálogo de las lenguas indígenas nacionales http://www.inali.gob.mx/clin-inali/
Con todo y las críticas que ha recibido este catálogo del Instituto Nacional de Lenguas Indígenas, me parece importante conocerlo para hacer recomendaciones y participar activamente en su actualización. De cualquier modo, en esta página podrán encontrar los nombres de las familias lingüísticas que se hablan en el territorio nacional, conocer su ubicación geográfica, las distintas variantes y las autodenominaciones que tienen cada una de ellas. Es un buen comienzo. Además de este catálogo, para otras lenguas no originarias, sugiero echarse una búsqueda básica en la red: béneto, plautdietsch, romaní y lengua de señas mexicana. Pero, sin lugar a dudas, la mejor manera de apreciar y disfrutar la diversidad lingüística del país es aprendiendo una lengua mexicana distinta del español. Si están en la ciudad de México, estos cursos son muy buenas opciones para aprender náhuatl, zapoteco o mixteco:
http://www.cultura.df.gob.mx/index.php/cartelera/details/9141-talleres-anuales-lenguas-indigenas
También queda una opción más sencilla pero no por eso menos significativa: ojalá que al finalizar el año podamos saludarnos en distintas lenguas de México y expresar lo mejores deseos en maya o en zoque. ¿Por qué no?
Definitivamente, como siempre, concuerdo con usted. Nada más con el afán de presumir: tengo la fortuna de contar con la ley del 2004 en edición bilingüe maya-español, hecha la traducción por don Fidencio Briceño Chel. 😛