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Salvar, rescatar, fortalecer y revitalizar lenguas. Breve glosario del argot conservacionista
Blog | E'px | Yásnaya Aguilar | 22.05.2013 | 1 Comentario

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Según reportes de la UNESCO, cada 14 días una lengua del mundo muere o, mejor dicho, muere el último de sus hablantes. Ahora que, al menos en el discurso, la diversidad cultural y lingüística parece más valiosa que nunca, los intentos por preservar las lenguas del mundo son ya objetivos no solo de los lingüistas, antropólogos y demás especialistas en el tema, sino también de los órganos gubernamentales, como sucede actualmente en México. Entre la academia, las organizaciones de la sociedad civil y las instituciones oficiales, el inventario de palabras para hablar del problema que representa la pérdida de las lenguas y sus posibles soluciones, parece crecer cada vez más.
Confieso que no entiendo a cabalidad las diferencias sutiles entre palabras como “salvar” y “rescatar” lenguas o entre “desarrollarlas” y “fortalecerlas”. Sin embargo, atendiendo a los matices que alcanzo a vislumbrar en los diferentes contextos en los que he escuchado y leído estas palabras quisiera hacer algunas reflexiones sobre ellas, comentarios imprecisos que el uso de cada una me sugiere cuando se aplican a los casos de lenguas en riesgo de desaparición.

Salvar y rescatar

Uno de las palabras más utilizadas cuando se habla de la preservación de la diversidad lingüística es “salvar” o en su variante más común, “rescatar”. Con todo y su carga mesiánica, esta palabra se salpica aquí y allá en las notas de los periódicos, en los objetivos de ciertas organizaciones y en los planes de trabajo de muchas instituciones. Rosemary Beam de Azcona, lingüista especialista en el zapoteco de la sierra sur,plantea como, al menos en la mayoría de las notas periodísticas que tocan el asunto, se eligen encabezados como “Lingüistas salvan una lengua de la extinción” o “El gobierno rescata lenguas en peligro”. Como bien lo apunta ella, eso es prácticamente ilusorio; son en realidad los hablantes de una lengua los que pueden salvarla o rescatarla aunque casi nunca leamos encabezados como “Abuelos en la Sierra mixe rescataron su lengua durante la administración de Lázaro Cárdenas por el hecho de seguir hablándoles a sus hijos y nietos en ayuujk en contra de las recomendaciones de los maestros de primaria”.
Salvar o rescatar una lengua puede significar documentarla pero no necesariamente revitalizarla. Si las iniciativas para “salvar” una lengua o “rescatarla” no se gestan desde las propias comunidades, las instituciones o los lingüistas solo pueden pretender hacerlo sin jamás lograrlo. Por otro lado, habría que tomar en cuenta que en este afán de salvar y rescatar lenguas no se utilizen los mismos métodos que alguna vez se usaron para imponer el español en las comunidades indígenas: sin la voluntad de sus futuros hablantes. ¿Qué sucede si los hablantes ya no desean “salvar” su lenguas? ¿Qué hacer?

Fortalecer

Otra de las palabras más comunes en el discurso de la preservación de la diversidad lingüística. Tal vez de todas las tareas, ésta es la que toca a todos los actores, si algo pueden hacer las instituciones, las organizaciones y los hablantes conjuntamente es implementar programas contra la discriminación por hablar ciertas lenguas, difundir los derechos lingüísticos, fortalecer los espacios de uso ya existentes, dotar de mayores espacios en los que estas lenguas se hablen por medio del acceso a los medios de comunicación masivos, asesorar y acompañar el desarrollo de materiales escritos, reflexionar sobre las actitudes y prejuicios lingüísticos vigentes, implementar una educación bilingüe eficiente y funcional entre otras muchas acciones, pequeñas y grandes. Estas medidas seguramente no harán por sí mismas que se garantice la trasmisión de la lengua a la siguiente generación, pero ayudará de muchas maneras a que el uso de una lengua viva se vea fortalecida.
Actualmente, son las acciones de fortalecimiento las más comunes. Sin embargo, a pesar de los muchos proyectos que hay en marcha en cuanto a este objetivo (incluyendo los proyectos del Instituto Nacional de Lenguas Indígenas desde que comenzó a operar en 2005) parece que las tendencias a la baja del número de hablantes de las lenguas indígenas no han sido frenadas en la mayoría de los casos. A pesar de todo y de tanto esfuerzo, cada vez hay menos niños que aprenden mixe o náhuatl como lengua materna. ¿Qué es lo que estamos haciendo mal entonces? ¿Por qué tanto esfuerzo casi nunca se refleja ni en los números de hablantes ni en el número de niños que adquieren estas lenguas?

Revitalizar

La revitalización lingüística busca impactar directamente en el número de hablantes de una lengua y en los espacios en los que se usa: que cada veces sean mayores. Una de las posibles respuestas de porqué, a pesar de todas las acciones de fortalecimiento que se han descrito, las lenguas siguen muriendo es que casi no hay proyectos de revitalización que realmente lo sean, al menos en el caso de México. ¿Qué hacemos cuando queremos revitalizar una lengua? ¿Por dónde comenzar?

Una de las principales carencias en materia de atención a la diversidad lingüística es la falta de capacitación en el tema, nadie sabe exactamente qué hacer para garantizar que los niños estén aprendiendo una lengua en riesgo de desaparición como lengua materna. Aún cuando una comunidad esté de acuerdo e incluso gestione un proyecto de revitalización de su lengua, muy pocas personas saben por dónde comenzar. Yo solo tengo ideas vagas pero me gustaría mucho aprender el quehacer cotidiano de alguien que implementa proyectos de revitalización. Las respuestas pueden ser distintas, sin coordinación y casi siempre con poca planeación; lo más probable es que se impartan cursos de lenguas a niños que por su edad ya habrán aprendido español como lengua materna y que de aprender la lengua de sus padres no tendrán espacios de uso para usarlas.
¿Qué hacer para multiplicar los hablantes y espacios de uso? Casi nadie sabe cómo, al menos en nuestro país. En este sentido necesitamos voltear la mirada a otras experiencias en el mundo en las que, en casos similares a los nuestros, las personas han logrado revitalizar una lengua agonizante, han logrado revertir el proceso de pérdida, han multiplicado el número de sus hablantes y han recuperado espacios de uso.
Mientras no tengamos las habilidades y conocimientos para implementar o asesorar proyectos de revitalización seguiremos tal vez haciendo proyectos de buena fe y lamentablemente, eso no basta. No ahora.

Una respuesta para “Salvar, rescatar, fortalecer y revitalizar lenguas. Breve glosario del argot conservacionista
  1. Juan B. Bautista Hernández dice:

    Salvar, rescatar, fortalecer, revitalizar las lenguas, son buenos propósitos cuando no se sabe en dónde comenzar; cada día hay mas gentes que aunque sepa la lengua originaria mexicana (no digo lengua materna, porque también el castellano es una lengua materna y no estamos tratando de salvar, rescatar, fortalecer, revitalizar el castellano) no la hablan por diferentes motivos. Yo soy mixteco (no indio, ni indígena) y como tal me pregunto, ¿ cómo voy a hacer para que todos nos entiéndamos como mixtecos cuando hay tantos variantes ( 81 según el INALI)? Solamente haciendo una reconstrucción de nuestro idioma, porque muchos aparentemente lo hablamos muy bien pero cuando nos preguntamos, qué quisieron decir nuestros antepasados con las palabras, ya no sabemos; no sabemos la etimología de nuestras palabras. Puedo asegurarles, que ningún pueblo mixteco, habla correctamente la lengua, como sucede con las otras lenguas. Considero que actualmente hay suficiente información para hacer la reconstrucción de las lenguas originarias y usarlas y enseñarlas como lengua oficial para cada nación, ya sea náhuatl, zapoteca, mixteca, maya, etc. Espero que el gobierno, y los interesados se pongan a trabajar en esto.

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