¿Desencanto ante las fallas de la democracia, mala memoria, conveniencia, convicción? El hecho es que en muchos países latinoamericanos, se ve con buenos ojos la alternativa autoritaria.
Medir el apoyo popular a la democracia se ha vuelto una tarea continua a través de encuestas como Latinobarómetro, realizada anualmente en varios países latinoamericanos. Sin embargo, el énfasis de las encuestas en la democracia y la cultura política democrática ha desviado un poco la atención de las actitudes autoritarias que aún prevalecen en las sociedades de la región. ¿Hasta qué punto comparten los latinoamericanos actitudes y creencias que son más propias de un régimen autoritario que de uno democrático? ¿Cuán extendido es el autoritarismo entre los pueblos de la región hoy en día?
El estudio Latinobarómetro 2013 ofrece mediciones que nos pueden orientar para formular algunas respuestas. Dichas mediciones representan diversas facetas de una cultura política autoritaria, y ciertamente reflejan las condiciones histórico-políticas de América Latina. Una de esas facetas es el apoyo a un líder eficaz que tome decisiones y resuelva problemas sin tener que preocuparse por los procesos y los contrapesos (léase “obstáculos”) de la democracia, tales como el Congreso o las elecciones. Otra es el rechazo a la competencia política-electoral y a las elecciones mismas como mecanismos de selección del liderazgo gubernamental. Una más es el apoyo directo que se da a las formas autoritarias de gobierno (por ejemplo, el apoyo a un régimen autoritario o a un Gobierno militar). Finalmente, una faceta más del autoritarismo es el rechazo a la democracia.
Si bien no son exhaustivos de lo que podríamos denominar una cultura política autoritaria en toda su extensión, estos elementos sí representan actitudes que forman parte de ella. Ciertamente se les podrían añadir otras mediciones sobre actitudes de intolerancia, así como de apoyo a la restricción de derechos y libertades ciudadanas, pero enfoquémonos a las anteriores que son las que ofrece el reciente estudio Latinobarómetro.
El Cuadro presenta los resultados por país para cada una de los asuntos planteados: apoyo a un líder que no se preocupe por el congreso ni las elecciones; preferencia por que haya solamente un partido político (partido único); apoyo a la abolición de las elecciones; apoyo a un Gobierno autoritario; desacuerdo con la democracia como forma de gobierno, y apoyo a un Gobierno militar.
Salvo Chile, todos los países latinoamericanos tienen una mayoría de ciudadanos que apoyan a un líder eficaz aunque no tenga contrapesos. Esta respuesta mayoritaria bien podría reflejar el deseo de logros más que el apoyo a un autócrata, por lo que parece un débil indicador de autoritarismo. La segunda pregunta, la preferencia por el partido único, sí denota mayor cerrazón a la competencia democrática, e indica que uno de cada cinco latinoamericanos prefiere que no haya competencia política entre varios partidos. Esa proporción llega a ser de hasta un tercio en México. La tercera pregunta, relativa a la abolición de las elecciones, arroja también que uno de cada cinco latinoamericanos prefiere un sistema político sin elecciones. En este caso, Honduras destaca como el país con menos convicción electoral. Por su parte, la creencia de que un Gobierno autoritario es mejor que uno democrático es compartida por 16% de los entrevistados en toda la región, pero en Paraguay alcanza 32 por ciento. El desacuerdo con la democracia como forma de gobierno es de 15% en la región, y tiene su punto más alto en México, con 28%. Finalmente, el apoyo a un Gobierno militar es de 10% a nivel regional, pero rebasa el 30% en El Salvador, México y Honduras, y es mayor a 40% en Guatemala.
A manera de resumen de todos estos indicadores, la última columna del Cuadro muestra un indicador de autoritarismo: el porcentaje de entrevistados que tomaron la postura autoritaria (o antidemocrática) en por lo menos tres de las seis preguntas planteadas. Este umbral pudiera ser un tanto arbitrario, pero es muy probable que si el individuo acepta por los menos tres de esos seis elementos efectivamente se incline a tener una cultura política autoritaria. El resultado que este indicador arroja es de 22% de personas con inclinaciones autoritarias en la región (uno de cada cinco ciudadanos). Los países con más ciudadanos autoritarios son Guatemala, México y Honduras, con más de 30 por ciento. El menos autoritario es Uruguay, con nueve por ciento.
La población con inclinaciones al autoritarismo político es minoritaria en todos los países latinoamericanos, pero en muchos de ellos el porcentaje es sustancial. Esto es particularmente notable en México, donde más de un tercio de los ciudadanos (37%) expresan tendencias autoritarias, ocupando con ello el segundo lugar en autoritarismo en la región, solo después de Guatemala (39%), y apenas dentro del margen de error de la encuesta.
El estudio Latinobarómetro ofrece con estas preguntas una variante de las mediciones sobre cultura política que hasta ahora se han centrado en la cultura cívica o democrática. Las actitudes autoritarias siguen presentes en buena parte de la población latinoamericana. Y quizá lo más preocupante es que el autoritarismo no es un rasgo de las personas de mayor edad que vivieron y se socializaron políticamente bajo regímenes no democráticos, sino que está muy marcado entre las nuevas generaciones de latinoamericanos.
* El autor agradece la colaboración de Yuritzi Mendizábal, licenciada en Ciencia Política por el ITAM, en la realización de este texto.
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AEJANDRO MORENO es profesor de Ciencia Política en el ITAM y director operativo del Estudio Latinobarómetro 2013.