Se ha convertido en una visión tradicional, y no sin razón, el identificar la pobreza, la marginación y la vulnerabilidad como problemáticas sociales con “rostro femenino”. Esta visión se ha constituido en un símbolo de lo que supone la condición de pobreza y marginación, no solo como un problema de ingreso y falta de acceso a satisfactores básicos, sino también —y sobre todo— como el resultado de la existencia de estructuras sociales y de poder que limitan las posibilidades de desarrollo de las mujeres. El análisis de las cifras e indicadores de pobreza y vulnerabilidad con los que contamos en México ofrecen una perspectiva que en muchos aspectos ratifica dicha visión, pero también la hacen más compleja. A continuación, anotamos algunas observaciones sobre las diferencias entre mujeres y hombres en indicadores básicos de pobreza y vulnerabilidad para el periodo de 2010 a 2012, a partir de las mediciones diseñadas por el Consejo Nacional para la Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).
1. La pobreza moderada afecta a una proporción mayor de mujeres que de hombres, tanto en 2010 como en 2012, y los números absolutos, además de los porcentajes, muestran claramente esta diferencia: mientras que entre las mujeres aumentó el número de pobres moderadas en 1.2 millones entre 2010 y 2012, entre los hombres el incremento fue de 800 mil.
2. Parte del aumento en la pobreza moderada entre 2010 y 2012 se podría explicar a partir de la disminución de la pobreza extrema en el mismo periodo, que fue de poco menos de un millón y medio de personas, y en una proporción similar entre hombres y mujeres (una reducción de 700 mil personas en ambos sexos). Por otro lado, aunque los porcentajes de población de ambos sexos en pobreza extrema son muy similares en los dos años, la pobreza extrema afecta a un mayor número de mujeres que de hombres; por ejemplo, 5.9 millones de mujeres y 5.6 millones de hombres se encontraban en dicha condición en 2012.
3. La población vulnerable por carencias sociales es mayor entre hombres que entre mujeres en los dos años para los que existen cifras comparables, con brechas que van de las 400 a las 700 mil personas. Por ejemplo, en números absolutos, en 2012, mientras 16.4 millones de mujeres se consideraban vulnerables por carencias sociales, 17.1 millones de hombres se dijeron en la misma condición. Por otro lado, entre 2010 y 2012 se registró un aumento en el número de personas, tanto mujeres como hombres, vulnerables por carencias sociales, pero el crecimiento fue mayor en hombres (800 mil) que en mujeres (500 mil).
4. La proporción de personas ni pobres ni vulnerables es mayor entre mujeres que entre hombres. Alrededor de 12 millones de mujeres se encuentran en dicha situación, frente a 11 millones de hombres, si bien los valores porcentuales no permiten apreciar una diferencia significativa entre sexos en este indicador, con valores muy cercanos a 20% en ambos segmentos de población. También se observa que es entre los hombres donde hubo un aumento más significativo en la población no pobre y no vulnerable entre 2010 y 2012, al pasar de 10.7 a 11 millones, frente a un aumento marginal entre las mujeres, de 12.1 a 12.2 millones. Este aumento del indicador en números absolutos en el periodo analizado se observa como una reducción en términos porcentuales, quizá debido a un mayor incremento en el universo poblacional total de referencia.
5. De forma sintética, desde una perspectiva general, la pobreza —medición que captura situaciones de bajos ingresos además de carencias sociales asociadas al acceso y ejercicio de derechos— afecta a un mayor número de mujeres que de hombres, mientras que la vulnerabilidad por carencias que registra una condición de ingreso más favorable que la pobreza, pero donde siguen existiendo problemas de carencias sociales, es una situación con mayor prevalencia entre hombres que entre mujeres.
Fuente: Elaboración propia con base en: Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (2013), Anexo estadístico de pobreza 2010-2012, <http://bit.ly/16Z7nJL>.
Nota: Población en pobreza extrema: población que padece tres o más carencias sociales y cuyo ingreso es inferior a la línea de bienestar mínimo (esta última es el valor monetario de la canasta alimentaria). Población en pobreza moderada: población cuyo ingreso es mayor o igual a la línea de bienestar mínimo pero inferior a la línea de bienestar (que incluye, además de una canasta de alimentos, otros bienes y servicios básicos) y padece al menos una carencia social. Se trata de la población que es pobre, pero no en situación extrema. Población vulnerable por carencias: personas que presentan al menos una de las seis carencias sociales consideradas, asociadas a un conjunto de derechos, pero cuyo ingreso es superior o igual a la línea de bienestar. Las carencias consideradas son: rezago educativo; acceso a servicios de salud; acceso a la seguridad social; calidad y espacios en la vivienda; acceso a los servicios básicos en la vivienda, y acceso a la alimentación.
*Agradecemos a la doctora Guadalupe Espinosa la sugerencia de abordar el tema de pobreza y género que se trata en esta edición de Factofilia, el cual se vincula con el material publicado en esta misma sección en el mes de septiembre de 2013, titulado “La pobreza en perspectiva histórica, ¿Veinte años no son nada?».
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EDUARDO BOHÓRQUEZ <@ebohorquez> es director de Transparencia Mexicana. ROBERTO CASTELLANOS <@robcastellanos> es coordinador de Investigación Aplicada en la Fundación Este País.