Las razones del exangüe crecimiento económico durante 2013 —y que ahora se prolonga al menos sobre todo el primer semestre de este año— son múltiples pero claras. El siguiente texto las explica de manera detallada y comprensible.
Bosquejo del guión
Las perspectivas de la economía mexicana para 2013 —primer año del nuevo Gobierno priista encabezado por Enrique Peña Nieto— eran a todas luces favorables. La Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) había contemplado una tasa de crecimiento del PIB real de 3.5%.1 Esta expectativa, hay que destacarlo, fue ampliamente compartida por los analistas económicos independientes consultados por el Banco de México, por las empresas de consultoría especializadas en prospectiva económica y por diversos organismos internacionales, como el FMI, la OCDE y la Cepal.2
Las perspectivas favorables se vieron alentadas además por la firma de un inédito acuerdo —el Pacto por México— entre el titular del Poder Ejecutivo y las tres principales fuerzas políticas del país (PRI, PAN y PRD). El Pacto —que fue signado en el Alcázar del Castillo de Chapultepec el 2 de diciembre de 2012, un día después de haber iniciado sus tareas el nuevo Gobierno— proponía reformas profundas en los sectores de telecomunicaciones, financiero, energético y fiscal, con el fin de “potenciar” la tasa real anual de crecimiento de la economía en 1.9 puntos porcentuales del PIB en el mediano plazo, de tal suerte que el ritmo de crecimiento se elevara de 3.5 a 5.4% entre 2014 y 2019,3 condición sine qua non para reducir de manera gradual los elevados índices de desocupación y sub-empleo imperantes en el país, al igual que los preocupantes niveles de pobreza en los que se encuentra poco más de la mitad de la población.4
De acuerdo con el programa económico delineado por el nuevo Gobierno, el crecimiento de 3.5% previsto para 2013 —menor al 3.9% observado en 2012— estaba sustentado en un incremento de 3.4% en el gasto en consumo de las familias y del Gobierno en general (esto es, el principal agregado de la demanda interna) así como en un aumento de 6% en la formación bruta de capital fijo (construcción, máquinas, instalaciones, equipo) —sin considerar la variación en existencias— y en un avance de 4.1% en las exportaciones de bienes y servicios. Se preveía asimismo que las importaciones de bienes y servicios crecerían 5.7%. En cuanto al entorno “externo”, anticipó un menor crecimiento de la economía de Estados Unidos, de 2.2% en 2012 a 2% en 2013, pero en el caso del sector industrial —dato clave para la economía mexicana dado el grado de integración que existe con aquel sector a partir del inicio del TLCAN en 1994— contempló una desaceleración más pronunciada, de 3.8 a 2.3%, en esos mismos años.
En suma, si bien se esperaba un crecimiento de la economía para 2013 algo menor al del año previo, las expectativas de crecimiento eran en lo general francamente favorables. Por ello, cuando el INEGI dio a conocer el dato de crecimiento del PIB real de México del primer trimestre de 2013, de únicamente 0.6% anual, los analistas económicos se preguntaron sorprendidos por qué la actividad económica se había frenado bruscamente, y en seguida les surgió otra gran interrogante: ¿Podría el nuevo Gobierno cumplir con la meta de crecimiento de 3.5% establecida para 2013 en el guión original? He aquí la cronología trimestral de un guión inesperado.
Primer trimestre: crecimiento estimado de 2.9% vs. crecimiento observado de 0.6%5
Los analistas económicos independientes consultados por el Banco de México previeron para el primer trimestre de 2013 un crecimiento de 2.9% anual, pero este fue de 0.6%. Lo anterior implicó un brusco “frenón” de la actividad productiva en el país, dado que en el último trimestre de 2012 la economía avanzó 3.3% anual. ¿Cuál es la explicación? Desde nuestra óptica, dos factores: uno de origen “externo” —el debilitamiento de la economía de Estados Unidos, en particular de su sector industrial— y otro de índole “interna” —el retroceso en la formación de capital fijo en el sector de la construcción. Esta interpretación es esencialmente correcta, pues en el primer trimestre del año las exportaciones de bienes y servicios se desplomaron 4.5% anual, en tanto que la inversión fija bruta en el sector de la construcción se contrajo 3.6% anual. El crecimiento de la economía mexicana no resultó negativo en el primer trimestre del año gracias a que el gasto privado en consumo de las familias —el principal componente de la demanda agregada— aumentó 1.9% anual, y a que la inversión privada y pública en maquinaria y equipo se incrementó 2.7 y 25.7% anual, respectivamente.
Ahora bien, es oportuno apuntar que los fuertes retrocesos que en el primer trimestre del año mostraron el sector exportador de la economía y la inversión fija bruta en la industria de la construcción (edificación, construcción de obras de ingeniería civil y trabajos especializados en construcción) no fueron del todo inesperados, aunque en honor a la verdad nunca se previó que fueran de tal magnitud. En el caso del sector externo, los analistas económicos anticipaban de alguna manera un desempeño desfavorable, pues la producción industrial en Estados Unidos —país al que México destina 80% de sus exportaciones no petroleras— había dado muestras de debilidad desde mediados de 2012, lo que explica que el ritmo de crecimiento de las exportaciones empezara a moderarse; de hecho, en el último trimestre de 2012 decrecieron 1.1% anual. Además, el sector externo de la economía estaba perdiendo competitividad desde mediados de 2012, debido a que el tipo de cambio estaba apreciándose a causa de los cuantiosos influjos de inversión extranjera al mercado de dinero.6
El desfavorable comportamiento de la formación bruta de capital fijo en el sector de la construcción en el primer trimestre es atribuible principalmente al sector público, pues la inversión que este realizó fue 11% anual inferior a la registrada en el mismo trimestre de 2012. Lo anterior no fue completamente sorpresivo: es sabido que al inicio de cada nueva administración el gasto público suele mostrar cierto rezago. Además, como se preveía que los ingresos reales presupuestarios serían en 2013 inferiores a los del año previo y estaba vigente la obligación de cumplir con la Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria (en el sentido de mantener un déficit fiscal de 0% del PIB), era evidente que habrían de realizarse ajustes en el gasto en los primeros meses del año, los cuales, como suele ocurrir, recaerían principalmente en el gasto de capital. Ahora bien, al parecer estos ajustes resultaron excesivos, pues en el primer trimestre de 2013 las finanzas públicas registraron un saldo superavitario de casi 40 mil millones de pesos, ya incluida la inversión de Pemex.7
En cuanto al retroceso que mostró la inversión privada en el sector de la construcción de 0.6% anual, tampoco fue del todo inédito, pues es también conocido que los agentes económicos suelen “esperar” las directrices de cada nueva administración pública en torno a las políticas fiscal, monetaria, de vivienda, desarrollo urbano, inversión pública en infraestructura, etcétera, antes de tomar cualquier decisión, pero que una vez definidas estas, el impasse termina y la inversión privada empieza a fluir a partir del segundo trimestre.
Hay otro elemento a considerar que no puede pasarse por alto, ya que explica parte del retroceso que registró la inversión en el sector de la construcción, y es el que tiene que ver con las dificultades que de tiempo atrás enfrenta el mercado de la vivienda, las cuales se agravaron al empezar 2013 debido a la virtual quiebra financiera de las grandes desarrolladoras de vivienda de interés social listadas en el mercado accionario (Geo, Urbi y Homex),8 como resultado del agotamiento del modelo de negocios que habían aplicado con gran éxito desde hacía varios años (altos volúmenes de producción y márgenes pequeños de ganancia). Otro factor determinante fue el lento avance que mostró el programa gubernamental de subsidios, así como el anuncio anticipado de las nuevas reglas de operación, que quedaron plasmadas luego en el Plan Nacional de Vivienda.
Ahora bien, como era de esperarse, el desfavorable comportamiento del sector externo y de la inversión fija bruta en el sector de la construcción tuvo un impacto adverso en múltiples sectores y ramas de la economía nacional. Este fue de tal magnitud que en el primer trimestre de 2013 las industrias manufacturera y de la construcción se contrajeron 1.2% y 3% anual respectivamente, por lo que el sector industrial retrocedió 1.7% anual. A su vez, el sector servicios avanzó solo 2.1% anual, mientras que el sector agropecuario decreció 2.2% anual. Ante la inesperada desaceleración de la actividad productiva, y dada la imposibilidad, por otra parte, de aplicar una política fiscal contracíclica, la Junta de Gobierno del Banco de México “relajó” su postura monetaria a principios de marzo de 2013, lo que se tradujo en una reducción de la tasa de interés objetivo de 4.5 a 4% anual.
La otra gran interrogante —esto es, la posibilidad de que el nuevo Gobierno pudiera lograr la meta de 3.5%— fue despejada a finales de mayo por la SHCP, cuando comunicó que la tasa de crecimiento de la economía iba a ser ahora de solo 3.1%. Hay que subrayar que esta nueva tasa de crecimiento fue respaldada nuevamente por los analistas económicos consultados por el Banco de México, por las empresas de consultoría económica y por el FMI.9 Esta nueva tasa de crecimiento presuponía —de acuerdo con las expectativas de los analistas del sector privado consultados por el instituto central— que la actividad económica experimentaría en el segundo trimestre del año un incremento de 3.3% anual.
Segundo trimestre: crecimiento estimado de 3.3% vs. crecimiento observado de 1.6%10
Estas expectativas, sin embargo, resultaron por demás optimistas, pues en el segundo trimestre de 2013 el PIB real de México creció solo 1.6%. Cuando el INEGI dio a conocer esta cifra a finales de agosto, los analistas económicos se preguntaron: ¿Y ahora qué?
A diferencia de lo ocurrido en el primer trimestre, cuando buena parte de la explicación del magro avance del PIB recayó en la significativa contracción de las exportaciones de bienes y servicios, ahora se centraba —esta vez sí con algo de sorpresa para los analistas económicos— en el retroceso que mostró la inversión pública en el sector de la construcción, pues se esperaba que en el segundo trimestre del año repuntara, una vez normalizado el ejercicio presupuestal. Pero no fue así, ya que la inversión pública en construcción retrocedió prácticamente en la misma medida que en el primer trimestre: 10.7% anual. Para dimensionar el subejercicio del presupuesto público, baste citar un solo caso, el relativo a la inversión pública en infraestructura carretera, pues en la primera mitad del año se ejerció solo 22% del total de la partida presupuestal aprobada para tal fin, lo que implicó un decremento de 33% en términos reales.11 Por su parte, la inversión privada en la industria de la construcción —también para sorpresa de los analistas económicos— volvió a descender, pero esta vez en mayor cuantía: 1.4% anual. Lo anterior se comprende si se considera que el monto total de los créditos otorgados por los institutos públicos de vivienda (Infonavit y Fovissste) registraron en el primer semestre del año un retroceso real de 15%, en tanto que el número de créditos para vivienda aprobados disminuyó 15.4 por ciento.12
Es de destacar que el crecimiento de la economía mexicana no fue menor en el segundo trimestre de 2013 debido a que el gasto privado en consumo de los hogares registró un sorpresivo incremento de 4% anual, y a que la inversión en bienes de capital aumentó 8.7% anual en el caso del sector privado, y 32.1% anual en el del sector público. Por otra parte, a diferencia de la fuerte contracción observada en el primer trimestre, las exportaciones de bienes y servicios disminuyeron únicamente 1.8% anual.
En virtud de lo anterior, la industria manufacturera mostró cierta recuperación, pues avanzó 1.9% anual; sobresale el repunte de 7% anual que experimentó la producción de la rama automotriz. El sector de la construcción, sin embargo, decreció nuevamente, pero esta vez en mayor medida: 3.6% anual. Así, en el segundo trimestre del año el sector industrial retrocedió 0.3% anual. El sector agropecuario aumentó 2.5% anual, en tanto que el sector servicios se elevó 2.6% anual.
La Junta de Gobierno del Banco Central decidió mantener en el segundo trimestre del año la tasa de interés objetivo de la política monetaria en 4% anual, dadas las escasas señales de recuperación de la actividad productiva, y considerando además la debilidad de la demanda externa.
Tercer trimestre: crecimiento estimado de 2.2% vs. crecimiento observado de 1.4%13
A finales de agosto de 2013, la SHCP revisó y ajustó nuevamente a la baja —por segunda ocasión en el año— la tasa de crecimiento de la economía. Esta vez en forma por demás abrupta, de 3.1% a 1.8%. Los analistas económicos consultados por Banxico estimaron una tasa idéntica;14 previeron además que en el tercer trimestre del año el crecimiento del PIB real sería de 2.2% anual. Cuando el INEGI dio a conocer a finales de noviembre la cifra oficial de crecimiento del tercer trimestre, de 1.4% anual, los analistas económicos —ya en franca desesperación— volvieron a preguntar: ¿Por qué la economía mexicana sigue estancada? ¿Por qué no repunta?
La pregunta era pertinente, pues en el tercer trimestre de 2013 las exportaciones de bienes y servicios habían repuntado en forma significativa: 5.6% anual, gracias a la recuperación del sector industrial de Estados Unidos. A su vez, el gasto privado en consumo de los hogares había aumentado 2.9% anual. Entonces, ¿por qué la economía mexicana seguía estancada? La respuesta fue contundente: ¡Porque el sector privado había dejado de invertir! En efecto, luego de haber crecido 0.8% y 2.8% anual en los dos primeros trimestres del año, en el tercer trimestre la inversión total del sector privado se desplomó ¡3.5% anual!
Lo anterior —ahora sí— resultó totalmente inesperado, pues la mayoría de los analistas económicos esperaba que en el tercer trimestre del año la inversión empresarial repuntara. Pero no fue así. Por el contrario, la inversión privada en construcción se desplomó 6.5% anual, luego de disminuir solamente 0.6% y 1.4% anual en los dos primeros trimestres del año. Además, por si fuera poco, la inversión privada en maquinaria y equipo —que había crecido 2.7% y 8.7% anual en los dos primeros trimestres del año— avanzó únicamente 0.7% anual en el tercer trimestre. De esta manera, en el tercer trimestre del año la inversión total del sector privado retrocedió 3.5% anual. Para dimensionar la sorpresa que suscitó lo anterior entre los analistas económicos, baste con señalar que en las proyecciones originales —las realizadas en diciembre de 2012— contemplaban para el tercer trimestre del año un incremento de 7.6% anual.15
Por su parte, la inversión del sector público en construcción registró un descenso de 7.8% anual. Este resultó menos desfavorable que el observado en los dos primeros trimestres, lo que presupone una aplicación más puntual del presupuesto. Es conveniente señalar que la inversión pública en maquinaria y equipo aumentó por tercer trimestre consecutivo en forma significativa, 25.6% anual. Ahora bien: ¿por qué la inversión privada se desplomó en el tercer trimestre del año?
La respuesta tiene que ver —desde nuestra óptica— con el largo proceso que tomó la presentación, negociación y aprobación de las reformas económicas acordadas en el Pacto por México, las cuales provocaron entre los agentes económicos, primero, gran incertidumbre, y luego, en los casos específicos de las reformas al sector de telecomunicaciones y la miscelánea fiscal, un franco malestar. La reforma laboral, que fue aprobada por el Congreso de la Unión poco antes de que arribara a la presidencia Enrique Peña Nieto, fue bien recibida por la clase empresarial. La reforma educativa, la primera propuesta por el nuevo Gobierno, en diciembre de 2012, también fue aceptada con agrado por el sector privado. Sin embargo, al empezar la negociación de las reformas económicas en los primeros meses de 2013, los grupos empresariales percibieron —y con razón— que estas afectarían de una u otra forma sus intereses monopólicos y corporativos.16 Este es el caso particular de la reforma constitucional en materia de telecomunicaciones, radiodifusión y competencia económica, que el Poder Ejecutivo presentó el 11 de marzo de 2013, que el Congreso de la Unión aprobó el 22 de mayo, y que ha sido fuertemente cuestionada por las empresas afectadas (Televisa y Telmex), las cuales, por cierto, recientemente han sido calificadas como “agentes económicos preponderantes” por el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT).17
No obstante, la gota que derramó el vaso fue la aprobación en octubre de 2013 de la llamada “reforma hacendaria y social” —en realidad una miscelánea fiscal procíclica, es decir, recesiva— y la cual contó solo con la aprobación de dos partidos políticos —el PRI y el PRD—, ya que el PAN se opuso rotundamente. Esta miscelánea fiscal, “la más corta de miras de las últimas décadas” —según la calificó el prestigiado despacho de contadores y fiscalistas Ernest & Young—,18 fue cuestionada por el sector empresarial de tal manera que, tan solo cuatro meses después —febrero de 2014—, el Gobierno Federal anunció un “Acuerdo de certidumbre tributaria”, en el que se comprometió a no modificar la estructura impositiva en lo que resta de la actual administración, para así dar algo de certeza a los agentes económicos.
Como consecuencia del significativo repunte que mostraron las exportaciones, la industria manufacturera creció 2.9% anual en el tercer trimestre de 2013. Pero la industria de la construcción retrocedió nuevamente y en mayor medida que en los dos trimestres previos: 6.6% anual. De esta manera, el sector industrial se contrajo 0.5% anual. El sector servicios creció 2.5% anual, en tanto que el agropecuario avanzó solo 0.8% anual. A principios de septiembre la Junta de Gobierno del Banco de México optó, dado el persistente debilitamiento de la actividad económica, por reducir nuevamente la tasa de interés objetivo de la política monetaria, ahora de 4 a 3.75% anual.
A finales de noviembre, la SHCP comunicó el tercer y último ajuste a la tasa de crecimiento de la economía, ahora de 1.8% a 1.3%. Los analistas económicos consultados por el instituto central previeron una tasa de crecimiento idéntica.19 El FMI y la OCDE, al igual que las empresas de consultoría macroeconómica, previeron por su parte una similar.20 Los analistas económicos consultados por el Banco Central estimaron específicamente para el cuarto trimestre de 2013 una tasa de crecimiento de 1.7% anual.
Cuarto trimestre de 2013: crecimiento estimado de 1.7% vs. crecimiento observado de 0.7%21
Al dar a conocer el INEGI el dato del crecimiento del PIB real correspondiente al cuarto trimestre de 2013, de únicamente 0.7% anual, quedó claro que el estancamiento de la actividad económica se debía fundamentalmente al retraimiento de la inversión fija bruta en el sector de la construcción, tanto del sector público como del privado. Así, en el cuarto trimestre del año la inversión privada en construcción se desplomó nuevamente, esta vez 5.9% anual. Afortunadamente, la inversión pública en construcción dio señales de recuperación, pues retrocedió solo 3.3% anual. Lo anterior debido al estímulo fiscal contracíclico que a finales de 2013 aprobó la Cámara de Diputados con el fin de evitar un mayor deterioro de la economía nacional y del empleo, el cual equivalió a 0.4 puntos porcentuales del PIB.
La economía no registró una tasa negativa de crecimiento en el último trimestre de 2013 gracias a que las exportaciones de bienes y servicios crecieron en forma significativa: 6.7% anual, impulsadas principalmente por las de bienes manufacturados, las cuales aumentaron 8.8% anual. Aunque el gasto privado en consumo de los hogares aumentó solo 1.5% anual, la inversión pública en bienes de capital registró por cuarto trimestre consecutivo un incremento relevante de 21.1% anual. Sin embargo, la inversión privada en maquinaria y equipo decreció 0.4% anual.
El favorable comportamiento del sector exportador de la economía contribuyó a que la industria manufacturera experimentara en el último trimestre de 2013 un crecimiento de 1.9% anual. Pero como la industria de la construcción decreció nuevamente, esta vez 4.6% anual, el sector industrial retrocedió 0.4% anual. Por su parte, el sector de servicios avanzó 1.3% anual, mientras que el sector agropecuario disminuyó 0.3% anual.
La Junta de Gobierno del Banco de México redujo a finales de octubre nuevamente la tasa de interés objetivo, esta vez de 3.75 a 3.5% anual, dado el grado de holgura prevaleciente en la economía. Así, las políticas monetaria y fiscal se coordinaron en el último tramo de 2013 para estimular la actividad productiva y sacar a la economía del marasmo en el que había caído al
empezar el año.
El guión definitivo
En 2013 la economía mexicana creció 1.1% en promedio anual, de acuerdo con datos del INEGI. Esta tasa quedó muy por abajo de la meta oficial de 3.5% establecida por el Gobierno de Enrique Peña Nieto. Desde nuestra perspectiva, lo que explica el estancamiento de la actividad productiva, además del desfavorable comportamiento de las exportaciones de bienes y servicios registrado en el primer semestre del año —ya que en el segundo evolucionaron en forma por demás positiva—, fue el retroceso que registró la inversión pública en el sector de la construcción a lo largo del año y, sobre todo, el brutal desplome que mostró en el segundo semestre la inversión privada en la industria de la construcción, y la parálisis que sufrió en cuanto a la adquisición de bienes de capital, esto último resultado de la incertidumbre y el malestar que las reformas económicas suscitaron entre la clase empresarial. De todo lo anterior, lo que queda claro es que mientras el Congreso de la Unión no termine de definir las leyes secundarias de todas las reformas constitucionales aprobadas y se conozca finalmente el alcance de las mismas, la incertidumbre entre la clase empresarial se mantendrá y la inversión privada nacional y extranjera seguirá en stand by.
Ahora la pregunta es: ¿podrá el PIB real de México crecer 3.9% en 2014 como lo prevé el Gobierno?
1Secretaría de Hacienda y Crédito Público, Criterios generales de política económica para 2013, diciembre de 2012.
2Banco de México, Encuesta sobre las expectativas de los especialistas en economía del sector privado, diciembre de 2012; Centro de Análisis Macroeconómico, Proyecciones de la economía mexicana al año 2020, reporte mensual, núm. 18, México, diciembre de 2012; Fondo Monetario Internacional, World Economic Outlook, Washington, octubre de 2012; Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, Economic Outlook, reporte núm. 92, París, diciembre de 2012; Comisión Económica para América Latina y el Caribe, Balance Preliminar de las Economías de América Latina y el Caribe, Santiago de Chile, diciembre de 2012.
3De acuerdo con los Criterios generales de política económica para 2014, las reformas económicas contribuirán al crecimiento real del PIB en 2019 de la siguiente manera: telecomunicaciones, 0.2%; financiera, 0.4%; energética, 1.1%; y fiscal, 0.2 por ciento.
4De acuerdo con el Centro de Análisis Macroeconómico, la tasa de ocupación parcial y desocupación descenderá entre 2014 y 2020 de 11.3 a 7.3% como porcentaje de la PEA, en tanto que el porcentaje total de la población pobre en el país disminuirá en el mismo periodo de 54.7 a 37.5%. Lo anterior bajo el supuesto de que el PIB real crezca en promedio anual 5% entre 2014 y 2020. Véase Centro de Análisis Macroeconómico, Proyecciones de la economía mexicana al año 2020, reporte mensual núm. 33, México, marzo de 2014, cuadros A-6 y D-10.
5Banco de México, Encuesta sobre las expectativas de los especialistas en economía del sector privado, enero de 2013; INEGI, PIB y cuentas nacionales de México: Primer Trimestre de 2013.
6El Índice del Tipo de Cambio Real Bilateral México-EUA (base 1990=100) disminuyó 15% entre junio de 2012 y abril de 2013, al pasar de 94.8 a 80.6 puntos. El umbral de “riesgo” para la competitividad del sector externo de la economía empieza cuando el índice su ubica por debajo de 80 puntos. Véase Centro de Análisis Macroeconómico, Base de datos de la economía Mexicana 1980-2020, reporte mensual núm. 129, México, junio de 2013, cuadro G-2.
7SHCP, Informes sobre la situación económica, las finanzas públicas y la deuda pública, primer trimestre de 2013.
8Corporación GEO reportó que en el primer trimestre de 2013 el número de casas entregadas fue menor en 47.7%, por lo que las ventas y los ingresos de la empresa disminuyeron respectivamente 47.7% y 37.9%. Urbi Desarrollos Urbanos reportó que las casas vendidas decrecieron 87% en el primer trimestre de 2013, por lo que los ingresos por ventas descendieron 84.7% y las utilidades brutas, 85.6%. Desarrolladora Homex reportó que las casas vendidas en el primer trimestre de 2013 descendieron 38%, por lo que los ingresos disminuyeron 46.2% y las utilidades brutas se contrajeron 54.8 por ciento.
9Los economistas independientes del sector privado consultados por el Banco de México en marzo de 2013 preveían una tasa de 3%. Por su parte, el FMI estimaba en su World Economic Outlook correspondiente al mes de abril de 2013 un tasa de 3% y, finalmente, el Centro de Análisis Macroeconómico contemplaba en su reporte mensual Proyecciones de la Economía Mexicana al año 2020, del mes de mayo de 2013, una tasa de 3.2 por ciento.
10Banco de México, Encuesta sobre las expectativas de los especialistas en economía del sector privado, mayo de 2013; INEGI, PIB y cuentas nacionales de México, segundo trimestre de 2013.
11Porcentajes calculados por el Centro de Análisis Macroeconómico, con datos de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, Primer informe de labores 2012-2013, septiembre de 2013, México, p. 19.
12Datos tomados de BBVA Research, Situación inmobiliaria de México, agosto de 2013, cuadro 14, p. 53
13Banco de México, Encuesta sobre las expectativas de los especialistas en economía del sector privado, agosto de 2013; INEGI, PIB y cuentas nacionales de México, tercer trimestre de 2013.
14Íd.
15Véase el cuadro B-2, Centro de Análisis Macroeconómico, Proyecciones de la economía mexicana al año 2020, reporte mensual núm. 18, diciembre de 2012, Camacro, México.
16Véase David Pantoja Morán, “Breves reflexiones sobre el Pacto por México”, en Este País, México, núm. 269, septiembre de 2013, pp. 7-10.
17Instituto Federal de Telecomunicaciones, versión pública del acuerdo, V Sesión Extraordinaria del 6 de marzo de 2014.
18Véase Visión EY, Reformas fiscales aprobadas para 2014.
19Véase Banco de México, Encuesta sobre las expectativas de los especialistas en economía del sector privado, noviembre de 2013.
20El FMI estimó en su World Economic Outlook correspondiente al mes de octubre de 2013 una tasa de 1.2%; la OCDE, por su parte, previó también una tasa de 1.2% en su Economic Outlook del mes de noviembre de 2013, y el Centro de Análisis Macroeconómico pronóstico en su reporte mensual Proyecciones de la economía mexicana al año 2020, de noviembre de 2013, igualmente una tasa de 1.2 por ciento.
21Banco de México, Encuesta sobre las expectativas de los especialistas en economía del sector privado, noviembre de 2013; INEGI, PIB y cuentas nacionales de México, cuarto trimestre de 2013.
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RICARDO PELTIER SAN PEDRO es sociólogo egresado de la UNAM y director general del Centro de Análisis Macroeconómico (Camacro).
Por que siento en todo esto una mano negra como un contubernio soterrado entre el Congreso (diputados y senadores, si con minúsculas) y el Gobierno de la República, a donde quieren llevar al país con todo esto, la inversión en la construcción esta prácticamente paralizada en todo Mexico, no hay inversión suficiente y existe una gran desconfianza en todo lo que esta pasando.Tu que crees? como te lo explicas?.
Muy Buen Articulo.
Saludos