La Encuesta Mundial de Valores señala cuál es la relación entre un mayor o menor orgullo nacional y un Estado más o menos fuerte, en qué países se ve con desconfianza la participación del sector privado y en cuáles se prefiere la rectoría económica estatal.
En debates de política pública como la reforma energética se contraponen posturas que apoyan, por un lado, la apertura a inversiones de capital privado y, por otro, la preferencia por la rectoría del Estado. A esta última postura pro Estado se le atribuye una cierta dosis de resistencia nacionalista, es decir, quien se opone a la apertura del sector energético lo hace hasta cierto punto por un fuerte sentimiento de nacionalismo, buscando evitar que sectores estratégicos como el energético estén en manos de capitales privados y, más específicamente, extranjeros. ¿Hasta qué grado el nacionalismo está relacionado con este tipo de preferencias de política pública? ¿Están los sentimientos nacionalistas vinculados con un modelo económico u otro? La Encuesta Mundial de Valores (EMV) ofrece datos provenientes de 52 países, incluido México, para formular algunas respuestas.
El nacionalismo de las sociedades es uno de los aspectos que la EMV trata de medir a través de la pregunta: “¿Qué tan orgulloso está usted de ser mexicano? (o la nacionalidad respectiva, según el país). Las respuestas se registran en una escala que incluye las opciones “muy orgulloso”, “algo”, “poco” o “nada orgulloso”. Considerando el porcentaje de personas que se sienten “muy orgullosas” de su nacionalidad, la variación en orgullo nacional (o nacionalismo) va desde 98 y 96% en Qatar y Ghana, hasta 16% en Taiwán, 21% en Holanda, y otro 21% en Estonia. El promedio en los 52 países es de 59% de personas que se sienten “muy orgullosas” de su nacionalidad. México está por encima de ese promedio, al registrar 84% de orgullo nacional. Otros países por arriba del promedio son Colombia, Turquía y Perú (ver la Tabla). En contraste, España y Estados Unidos se ubican apenas unos puntos por debajo del promedio, mientras que Rusia, Alemania y China se encuentran muy por debajo, mostrando niveles de nacionalismo del 30% o menos, según la encuesta.
¿Cómo se relaciona el orgullo nacional con otras preferencias que implican modelos económicos alternativos? La EMV ofrece algunas mediciones en ese sentido, tales como la actitud hacia la distribución del ingreso, la propiedad privada versus pública de los negocios y la industria, el individualismo versus el asistencialismo económico y actitudes hacia la competencia. La Tabla muestra los resultados para cada una de estas variables en los diversos países del estudio. El porcentaje muestra la postura indicada, por ejemplo, el porcentaje de personas en cada país que está a favor de una mayor igualdad de ingresos, de la propiedad gubernamental de las industrias, y así sucesivamente.
La actitud favorable hacia la igualdad de ingresos tiene sus puntos más altos en Chile, Rusia y Ucrania, con 60% en los dos primeros y 58% en esta última. En contraste, Jordania expresa el menor porcentaje a favor de esta postura, con apenas 9%. El promedio de todos los países es de 30%. México se ubica apenas arriba de ese promedio con un 33%, mientras que Estados Unidos registra 22%. La correlación entre el porcentaje de fuerte orgullo nacional y de preferencia por la igualdad de ingresos es de –0.34, lo cual quiere decir que sí hay una cierta relación entre el nacionalismo y la actitud hacia la igualdad de ingresos, pero en un sentido negativo, es decir, a mayor nacionalismo menor preferencia por la igualdad de ingresos.
Una segunda medición es la relativa a la propiedad gubernamental. Los datos de la Tabla muestran una correlación en este caso de 0.35, es decir, la relación es igual de fuerte que la anterior pero en este caso positiva. Esto significa que el nacionalismo, efectivamente, refuerza o está vinculado con un mayor apoyo a la rectoría económica del Estado. Los casos más notables de estatismo se observan en países del Medio Oriente como Egipto, Yemen y Jordania, así como en algunos excomunistas como Rusia, Ucrania y Kazajstán. Curiosamente Chile destaca como el país latinoamericano donde la opinión pública es mayormente estatista, según este estudio. Entre los menos estatistas destacan Japón, Estados Unidos y Ruanda.
La tercera medición se refiere a la responsabilidad individual o gubernamental de proveer sustento, enfatizando el porcentaje que está a favor del asistencialismo gubernamental. En este caso la correlación con el nacionalismo es de –0.08, lo cual indica que no hay una relación o vínculo claro entre ambas variables. En otras palabras, el nacionalismo y el asistencialismo no están vinculados, según estos datos internacionales. La actitud favorable al asistencialismo tiene sus puntos más altos nuevamente en sociedades de Medio Oriente (Irak, Egipto, Yemen) y excomunistas (Rusia, Ucrania, Armenia). México destaca como la sociedad más favorable al asistencialismo gubernamental en América Latina.
La cuarta y última medición se refiere a la competencia. La Tabla muestra el porcentaje de entrevistados que está de acuerdo en que la competencia es buena porque estimula la producción, contrastando con quienes opinan que es dañina porque genera conflictos. La correlación entre nacionalismo y actitudes de competencia es de 0.43, positiva y la más alta de las mostradas hasta ahora. Esto significa que sí hay una relación o vínculo directo: a mayor nacionalismo mayor favorabilidad a la competencia. Destacan varios países de Medio Oriente y el Norte de África en su actitud mayormente favorable a la competencia: Yemen, Egipto, Libia, Irak, Marruecos y Túnez. Este es un aspecto curioso, ya que la actitud a la competencia podría verse en estas sociedades como un aspecto aspiracional.
En suma, el nacionalismo efectivamente refuerza algunas actitudes de política pública estatista como la propiedad gubernamental de la industria, pero no el asistencialismo. Por otro lado, se relaciona negativamente con la visión re-distributiva a favor de la igualdad económica y se relaciona positivamente con un esquema de competencia. El nacionalismo tiene visos de izquierda tradicional en algunos casos como el de propiedad gubernamental, pero no concuerda con visiones redistributivas y sí con la competencia. Estos resultados son, por supuesto, a nivel de los países. Habría que ver si dentro de algunos de ellos esas relaciones cambian o son distintas a nivel individual, que es donde los partidos políticos encontrarían nichos de apoyo.
__________
ALEJANDRO MORENO es profesor de Ciencia Política en el ITAM y vicepresidente de la Asociación de la Encuesta Mundial de Valores (World Values Survey Association) <@almorenoal>. YURITZI MENDIZÁBAL es licenciada en Ciencia Política por el ITAM.