Usualmente la decisión de ir a la universidad o no, así como la de qué carrera estudiar, es una decisión subjetiva y hasta cierto punto emocional. Tendemos a enfocarnos más en nuestros gustos, habilidades y en la tradición familiar que en variables objetivas y datos duros que nos puedan informar sobre las implicaciones económicas de elegir una carrera sobre otra. Esto no está del todo mal. Sin embargo, ir a la universidad es una de las decisiones de inversión más importantes que realizamos a lo largo de nuestras vidas. Como con cualquier otra inversión, es importante comparar los beneficios económicos de obtener un título universitario contra sus costos, con el fin de determinar si vale la pena hacer la inversión de tiempo, dinero y esfuerzo para obtener un título profesional. CD
Los beneficios
A juzgar por las estadísticas históricas, pareciera que cada vez más mexicanos consideran que estudiar una licenciatura sí es una buena decisión. Para 1980 menos de 4% de la población mayor de 25 años había completado estudios de educación superior; desde entonces este porcentaje ha ido en aumento, hasta llegar a casi 14% en 2010.1
El hecho de que una mayor proporción de mexicanos asista a la universidad responde en buena medida a la ventaja salarial que brinda un nivel de educación más alto en el mercado laboral. Efectivamente, mientras que una persona que completó la preparatoria tiene un salario promedio de 5 mil 126 pesos al mes, un profesionista gana en promedio 9 mil 981 pesos mensuales.2 Dicho de otra manera, un trabajador promedio con licenciatura puede ganar 95% más —casi el doble— que uno que solo tiene título de prepa.
Sin embargo, para algunas áreas de estudio el panorama puede no ser tan halagüeño. Los profesionistas de áreas como bellas artes, trabajo y atención social,3 comunicación y periodismo, matemáticas, historia y arqueología, algunas áreas de la formación docente, diseño y psicología tienen un ingreso promedio que no pasa de los 8 mil 600 pesos mensuales, inferior a lo que gana el resto de los profesionistas.
Por su parte, las carreras mejor pagadas se concentran en las áreas de minería y extracción; finanzas, banca y seguros; salud pública; física; formación de pilotos; geología y otras ciencias de la tierra, y medicina. Los profesionistas de estos campos de estudio pueden llegar a ganar más de 15 mil pesos al mes, muy por encima de la remuneración promedio de los demás titulados (ver la Gráfica 1).
En los extremos, los ingenieros de minas y petróleo, quienes tienen el salario promedio más alto (24 mil 863 pesos al mes), ganan más de cuatro veces que los egresados de bellas artes, el campo de estudios de menor ingreso promedio (6 mil 114 pesos mensuales).
Desde el punto de vista de los ingresos laborales, resulta fácil responder a la pregunta inicial pues, en términos generales, contar con educación superior mejora las perspectivas salariales. A lo largo de su vida laboral, un profesionista puede esperar ganar cerca de 4.9 millones de pesos, esto es, 2.1 millones de pesos más que un bachiller que decidió no ir a la universidad.4 Similarmente, la OCDE estimó, para un conjunto de 29 países miembros entre los cuales no figura México, que el diferencial de ingresos brutos asociado a la educación superior es de 240 mil dólares para mujeres y de 330 mil dólares entre los hombres.5
Los costos
Pero para poder determinar qué tan rentable es la inversión de estudiar una licenciatura, es necesario valorar los costos en los que incurren quienes deciden seguir este camino. De estos costos, quizás el más obvio es el pago de inscripciones y colegiaturas, el cual puede ir desde prácticamente cero pesos en una universidad pública, hasta más de un millón de pesos por estudiar la carrera completa en una privada. Adicionalmente, están los gastos en libros y materiales, que son del orden de 360 pesos al mes,6 y que a lo largo de toda la carrera pueden llegar a sumar cerca de 15 mil pesos.7
Hacerse de información sobre los costos de las carreras en México es una tarea casi titánica. Vivimos en una era en la que la mayoría de la información es accesible por internet, pero las universidades mexicanas —aquellas que preparan a las generaciones futuras para desempeñarse dentro de la economía del conocimiento— no divulgan esta información a través de sus portales. Para conocer los costos de estudiar una carrera en México es necesario hacer llamadas, universidad por universidad, facultad por facultad, y cruzar los dedos para que quien responda el teléfono tenga la información a la mano y esté dispuesto a compartirla. Con algo de suerte y mucha paciencia, reunimos información sobre cuotas de inscripción y matrícula para 62 áreas de estudio en 141 universidades públicas y privadas, que representan más de 35% de la matrícula total de licenciatura actual, y cerca de 45% de la matrícula de las áreas de estudio comprendidas en la muestra.8
En promedio, el costo total para el estudiante de asistir a una institución de educación superior pública es cercano a los 30 mil pesos; en una universidad privada, la inversión promedio se dispara a 465 mil pesos.9 Pero es importante tener en cuenta que estos promedios enmascaran una gran diversidad entre carreras, particularmente bajo el régimen privado. En las universidades de este tipo, la carrera más onerosa es medicina (cerca de 930 mil pesos en total), seguida por sociología, bellas artes, historia y física (entre 675 mil y 750 mil pesos). Entre las menos costosas (por debajo de 250 mil pesos) están criminología, deportes, odontología, veterinaria y formación docente para preescolar y primaria.
Finalmente, otro costo importante de ir a la universidad es el ingreso que el estudiante deja de percibir por no haber entrado al mercado laboral luego de salir de la prepa. Si bien este no es un costo que deba desembolsar el estudiante, es un costo de oportunidad que es relevante por su magnitud. En promedio, los ingresos no percibidos pueden ascender a más de 275 mil pesos, equivalentes a los cuatro años y medio que tarda una persona en concluir sus estudios universitarios, multiplicados por el salario promedio de los trabajadores que solo terminaron la prepa.
Dada la envergadura de estos costos, es inevitable cuestionar si las ganancias salariales esperadas son suficientes para cubrir la inversión requerida para estudiar una carrera. Desde un punto de vista netamente financiero, cabe preguntarse si para un joven de 18 años es rentable invertir dichos montos en su educación universitaria o existen mejores alternativas de inversión para su dinero.
El retorno sobre la inversión
Para responder a la pregunta anterior, calculamos la tasa anual de retorno sobre la inversión en educación superior, y la comparamos con el rendimiento promedio de otros activos en el periodo 2010-2013.10 En promedio, el retorno sobre la inversión de estudiar una carrera es de 11.4% al año en instituciones públicas y de 4.4% en privadas (ver la Gráfica 2).11
Naturalmente, el rendimiento individual de asistir a una universidad pública es mucho más alto pues el profesionista no asimila el grueso de los costos de su educación. Estudiar en una universidad pública es una de las inversiones más rentables en México, ya que genera rendimientos superiores a los de otras alternativas de inversión disponibles, como la Bolsa Mexicana de Valores, los bonos de deuda pública (Cetes) y la propiedad inmobiliaria. Específicamente, las carreras asociadas a minería y extracción, finanzas, formación de pilotos, física, salud pública, ciencias de la Tierra y medicina generan rendimientos mayores a 13% anual. Las únicas carreras que no son alternativas de inversión estrictamente dominantes en el régimen público son bellas artes y trabajo y atención social, cuyas tasas anuales de retorno son de 4.9 y 7.7%, respectivamente.
A su vez, los altos costos de la educación privada implican una menor rentabilidad promedio que, si bien es inferior al rendimiento promedio de la Bolsa Mexicana durante los últimos cuatro años, está en línea con el retorno de los bonos de deuda del Gobierno, que en teoría implican cero riesgo.
Pero nuevamente, el panorama puede variar mucho de una profesión a otra. Entre las de menores retornos figuran bellas artes (-2.9%), historia y arqueología (1.4%), matemáticas (1.7%), literatura (2.6%), y orientación y asesoría educativa (2.6%). Entre las profesiones más rentables en universidades privadas están finanzas, banca y seguros (6.7%), odontología (6.2%), criminología (6.1%), contabilidad y fiscalización (6%), y arquitectura y urbanismo (5.9 por ciento).
Es importante advertir que estas tasas de retorno sobre la inversión en educación superior pueden estar subestimadas por diversos factores. En primera instancia, existen múltiples beneficios indirectos de estudiar una carrera, como las conexiones y amistades que se entablan en el ambiente universitario, así como el reto y la satisfacción intelectual de estudiar temas que resultan interesantes. Adicionalmente, los estudiantes no siempre asumen la totalidad de los costos de su educación, pues en muchas ocasiones estos son cubiertos mediante becas institucionales e incluso familiares.
También hay importantes retornos sociales y económicos sobre la inversión en educación universitaria. Entre los efectos económicos cabe mencionar que las personas con título profesional tienden a ocuparse en el sector formal de la economía,12 en trabajos más productivos, y que, a través del pago de impuestos, contribuyen a mejorar las finanzas públicas. Entre los efectos sociales, la población con educación superior participa de manera más activa en la vida democrática de su país y tiene una mayor expectativa de vida. De hecho, la probabilidad de que una persona con título universitario sea obesa es la mitad que la de una que solo llegó a la preparatoria.13
En conclusión
En la medida en que la sociedad siga demandando mano de obra con un mayor nivel educativo, seguirán existiendo claros beneficios de corto y largo plazo para adquirir una educación avanzada. Pero como hemos visto, estos beneficios no son homogéneos: hay profesiones que mejoran las posibilidades de encontrar un trabajo bien remunerado y que permiten recuperar fácilmente la inversión educativa. Pero para otros campos de estudio, la realidad es que el dinero requerido para cursar una carrera podría rendir más frutos en otros tipos de inversiones.
En general, estudiar una carrera universitaria es sin lugar a dudas una decisión inteligente, pero hay que ser más inteligente a la hora decidir qué estudiar.
1 Barro-Lee, Educational Attainment Dataset. Disponible para consulta en <http://www.barrolee.com/>.
2 Ingreso mensual promedio de personas que trabajaron al menos 35 horas a la semana y reportaron ingresos positivos. Cálculos del IMCO con información del INEGI (ENOE, IV-2014).
3 Comprende programas relacionados con la atención a la violencia familiar, ciencias de la familia, consultoría y orientación familiar y matrimonial.
4 Cálculos propios con base en la ENOE IV-2013, bajo el supuesto de que el bachiller trabaja desde los 18 hasta los 63 años de edad, considerando el salario promedio de este nivel educativo, y que el profesionista trabaja desde los 22.5 hasta los 63, considerando el salario promedio de los profesionistas.
5 OECD, Education at a Glance 2013: OECD Indicators, OECD Publishing. Disponible en <http://www.oecd-ilibrary.org/education/education-at-a-glance-2013_eag-2013-en>.
6 Cálculos propios con base en Inegi, Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares 2012. El monto reportado corresponde al gasto promedio mensual en materiales de las personas que asistían a la escuela, en el nivel superior (profesional y normal).
7 Suponiendo que la duración promedio de los estudios de licenciatura es de 4.5 años y que el gasto solo se desembolsa en 9 de los 12 meses del año.
8 Porcentaje obtenido a partir del Anuario Estadístico 2012 de la ANUIES.
9 Promedios sobre 62 áreas de estudio para 81 universidades públicas y 80 privadas. Cálculos propios con base en información recabada vía telefónica con las universidades.
10 Se promedió el rendimiento en el periodo 2010-2013, para evitar los efectos de la volatilidad en los precios de los activos y porque cuatro años es, en promedio, el tiempo que tarda en madurar la inversión en educación superior.
11 El retorno sobre la inversión anualizado es una medida del rendimiento de la inversión en educación superior, que permite comparar en términos financieros la decisión de estudiar una carrera contra otras alternativas de inversión. Su cálculo se basa en la siguiente fórmula:
12 La tasa de informalidad entre los profesionistas es de apenas 22%, frente al promedio nacional que es de 59%. Cálculos propios con base en la ENOE, IV-2013.
13 OECD, óp. cit.
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CATALINA DELGADO es consultora del IMCO.
Ya no sé si reír o llorar ante esta situación, por una parte las nuevas carreras son prometedoras, pero las anteriores como arte y humanidades caen cada vez más y es cierto que menos precian demasiado todas las carreras de este ramo y desgraciadamente las empresas aprovechan esto al máximo pues si uno no quiere hacerlo hay otro atrás que no hará aunque sea por necesidad.
Considero que Nancy tiene razón, debería haber más alternativas para madres solteras y aunque se tenga pareja es más llevadero, sin embargo actualmente la ambos tiene, que trabajar ante la situación tan crítica del país.
Ahora asiendo un ligero cambio en el tema, sobre la elección de carrera…
Desgraciadamente es más común de lo que creen el sentirse des ubicados en este tema y lo cierto es que lo mejor es investigar cada una de las opciones y darse cuenta de las aptitudes que se tienen y la ganancia económica que logran con esta elección, pues el amor al arte es padrísimo pero no paga las cuentas jeje.
Antes de decidirme a estudiar diseño gráfico, me tome medio año sabático para darme a la tarea de estudiarme a mi misma, jaja suena raro pero así eso, somos como una clase de ratones de laboratorio donde nosotros mismos somos nuestros observadores. En esta etapa acudí también a realizar unas pruebas de orientación vocacional, que como su nombre indica ayudan a conocer más sobre interéses y capacidades, en esta caso talvez aquí les puedan ayudar http://www.uic.edu.mx/# o pueden escribir a este correo [email protected] para apoyo o incluos he visto en internet test de este tipo, al final del día lo que importa es que vayan descartando opciones y tomando incluso otras que tal vez no habían contemplado.
Ojo, este estudio no es la neta completa, solo es un apoyo y deben ser auto críticos y evaluar también la situación económica en casa.
Por otro lado, independiente de escoger una licenciatura, es lo mismo para estudiar una maestría o doctorado o diplomado, etc., hay que estar lo más aterrizados posible, pues conocí a muchos que a la mitad de la carrera o más descubren que no es lo suyo y pierden tiempo, dinero y esfuerzo o peor aún, acaban una carrera frustrados.
Espero sirva este sincero comentario y que encuentren su camino.
El artículo se basa implícitamente en que se estudia para ganar dinero, que no existe ninguna otra razón para inscribirse a la universidad. “Invertir” significa que por sí misma la educación no vale nada, pues la inversión requiere ganancia a futuro para tener sentido. Es entonces una idea antipedagógica, antihumanista y estúpida, pues porque para ganar dinero, no hace falta estudiar ninguna carrera. Ningún millonario consiguió su fortuna con lo que aprendió en la universidad.
Muy claro el análisis y aunque en el caso de las mujeres la maternidad vuelve a plantear les el reto: trabajo o crio a mi hijo, el terminar los estudios universitarios son decisivos para que la madre le de a ese niño mayor calidad en su crianza. Sería interesante un estudio para confirmar :”a mayor educación de la madre, mejor calidad de vida a sus hijos”. Y ahí observaremos como la mujer vuelve a tener poder sobre el camino que seguirá la humanidad.
Me gustó el enfoque del tema, sobre todo en esta parte en el que se escoge una carrera por la vocación y la tentativa de los placees que vendrán, la realidad es que se carece de la experiencia suficiente para elegir. Nietzsche decía que un hombre a los 22 años apenas esta saliendo de su niñez y que a los 29 tendrá la perspectiva de poder elegir, no antes. Faltaría desarrollar el tema de la labor del profesor y de los padres, que en muchas ocasiones minan el futuro del alumno, al ser demasiado ambiciosos en los alcances sociales que ofrece una universidad privada, contraria a la que suponen otros, que la universidad pública, mina las relaciones sociales en el futuro.
Excelente análisis, nos invita a mirar el futuro
[…] Publicado por Revista Este País […]