Sunday, 28 April 2024
Artículos relacionados
Cuatro reflexiones en torno a los impuestos
Escritos De Frontera | Este País | Arturo Damm Arnal | 29.10.2009 | 0 Comentarios

En materia tributaria lo óptimo es un impuesto único ideal (ni uno más), universal (sin excepciones), homogéneo (la misma tasa en todos los casos), no expoliatorio (para que su cobro no degenere en un robo con todas las de la ley), al consumo (no al ingreso, no al patrimonio), que debe servir para calificar los cambios que en materia de impuestos se propongan (por el Ejecutivo) y se aprueben (por el Legislativo).

I.

Por lo pronto la Secretaría de Hacienda ha propuesto, para el año entrante 1) la creación de un nuevo gravamen, que sería un impuesto general a las ventas del 2%, por lo cual los productos que hoy no están gravados (medicinas, alimentos, libros) pagarían ese impuesto, y aquellos ya gravados con el IVApasarían de 15 a 17%; 2) la creación de otro nuevo impuesto a servicios de telecomunicaciones (telefonía celular, telefonía fija, televisión restringida e internet, quedando exentos la telefonía pública y la rural), mismo que se cobraría a una tasa de 4%; 3), aumentar la tasa del impuesto a los depósitos en efectivo de 2 a 3% y reducir la cantidad a partir de la cual se cobra de 25 mil a 15 mil pesos; 4) el incremento en la tasa marginal del Impuesto sobre la Renta de 28 a 30%; 5) aumentos al Impuesto Especial sobre Producción y Servicios, cobrado a cigarros y bebidas alcohólicas, todo lo cual apunta en la dirección contraria a la que aconseja el sistema tributario ideal del impuesto único, universal, homogéneo, no expoliatorio y al consumo. Por ello los legisladores deben echar para atrás la propuesta del Ejecutivo y proponer, en su lugar, una que apunte en la dirección correcta. Los legisladores, ¿estarán a la altura?

La propuesta tributaria de Hacienda muestra que los ahorros que se pretenden obtener de acciones que van desde la eliminación de secretarías de Estado, hasta un ejercicio más honesto y eficaz del gasto gubernamental, no se traducirán, ¡como debería ser!, en una menor carga tributaria para los contribuyentes, quienes, por lo menos en 2010, y si los legisladores no disponen otra cosa, terminarán tributando más: el gobierno los obligará a entregarle una mayor parte del producto de su trabajo, y no con el fin de que los gobernantes cumplan con honestidad y eficacia la tarea de garantizar la seguridad contra la delincuencia e impartir justicia, sino con el objetivo de seguir redistribuyendo, ya sea en la modalidad de gobierno-hada madrina, que pretende concedernos todos los bienes, ya como ángel de la guarda, cuya pretensión es preservarnos de todos los males, gobierno-ángel de la guarda que se llevará seis de cada diez pesos del presupuesto, gobierno-hada madrina que se llevará tres de cada diez, gobierno-gobierno al que le quedará el peso restante, gobierno-gobiernocuya tarea es garantizar la seguridad contra la delincuencia e impartir justicia, presupuestariamente lo menos importante.

II

Por obra y gracia de la “reforma fiscal”, que entró en vigor en 2008, se eliminó el Impuesto al Activo y se crearon el Impuesto Empresarial a Tasa Única, el Impuesto a los Depósitos en Efectivo y, en el marco del Impuesto Especial sobre Producción y Servicios, un nuevo tributo que grava juegos y sorteos, de tal manera que el gobierno federal pasó de cobrar diez impuestos en 2007 (sobre la renta; al activo; al valor agregado; especial sobre producción y servicios; tenencia o uso de vehículos; automóviles nuevos; servicios expresamente declarados de interés público por ley; a los rendimientos petroleros; al comercio exterior y a los accesorios) a cobrar once en 2008 y 2009 (todos los anteriores, menos el impuesto al activo, más el Impuesto Empresarial a Tasa Única, el Impuesto a los Depósitos en Efectivo, el nuevo Impuesto Especial sobre Producción y Servicios, que se aplica a juegos y sorteos, y que no supuso la creación de un nuevo impuesto sino la ampliación de uno ya existente).

(El Impuesto Especial sobre Producción y Servicios, para tenerlo presente, se divide en cuatro: gasolinas y diesel para combustión automotriz; bebidas con contenido alcohólico, cervezas y bebidas refrescantes; tabacos labrados y a juegos y sorteos.)

Aprobar el paquete fiscal presentado por Hacienda dará como resultado el cobro, por parte del gobierno federal, de trece impuestos distintos, tres más en comparación con los que se cobraban en 2007, lo cual supondría un incremento, en la cantidad de impuestos recaudados, ¡de 30%!, sin contar el aumento en la tasa de los que ya se cobran, todo ello, no porque el gobierno tenga el derecho de hacerlo, sino por que cuenta con el poder para llevarlo a cabo, ¡algo muy distinto!

III

La propuesta del Ejecutivo es una muestra de que la discrecionalidad del gobierno para cobrar impuestos, es decir, para obligar al contribuyente a entregarle parte del producto de su trabajo, es total: basta y sobra que el Ejecutivo lo proponga, y que el Legislativo lo apruebe, para que al día siguiente el contribuyente tenga que entregarle al recaudador un mayor porcentaje del producto de su trabajo, lo cual supone algo muy grave: que el derecho de propiedad sobre los ingresos no está ni plenamente reconocido, ni puntualmente definido, ni jurídicamente garantizado.

La reforma fiscal (la de fondo que, más allá de los cambios accidentales, cambie la esencia del sistema fiscal), debe ser, antes que tributaria –qué impuestos cobrar, a qué tasa, y a quién cobrárselos–, presupuestaria –en qué, cuánto y cómo gasta el gobierno. La respuesta, lo sabemos, es que el gobierno gasta en lo que no debe, gasta más de lo que debe, y con frecuencia gasta de mala manera.

Buen ejemplo de lo anterior lo tenemos en la UNAM, cuyo presupuesto, en este 2009, es de 24 337 millones de pesos que, principalmente, sale del bolsillo de los contribuyentes, y que no es otra cosa más que subsidio, que hace posible que todo aquel que quiera estudiar en la UNAM lo pueda hacer prácticamente gratis. Una muestra de que el gobierno gasta en lo que no debe (subsidiando la educación de muchos alumnos que sí pueden pagar la colegiatura), gasta más de lo que debe, gastando, ¡para colmo de males!, de mala manera (subsidiando la oferta educativa en vez de financiar su demanda).

El gobierno debe ayudar a quien necesite ayuda, en la medida en la que la necesite, y bajo ciertas condiciones; es un error que ayude a todos por igual, más allá de la ayuda que necesitan, y sin ninguna condición. En el caso de la UNAM lo anterior supondría que el gobierno ayude a los alumnos que lo necesitan (a los que no pueden pagar la colegiatura), en la medida en la que necesiten la ayuda (en el porcentaje que no puedan pagar), y bajo ciertas condiciones (de calificaciones, promedio, asistencia, comportamiento, titulación, etc.), todo ello bajo el esquema de la subsidiariedad responsable. (Subsidiariedad: ayudar únicamente a quien necesite ayuda, y sólo en la medida en la que la necesite. Responsable: bajo ciertas condiciones.)

Además, habría que sustituir el subsidio a la oferta educativa, darle el dinero a la UNAM, por el financiamiento a la demanda, prestarle el dinero a los alumnos (¿por qué a alguien capaz de estudiar una licenciatura hay que tratarlo como objeto de subsidio, como si fuera un niño desvalido, y no como sujeto de crédito, que llegará a ser alguien productivo?), para que tengan la libertad de elegir la universidad en la cual estudiar.

El caso de la UNAM es el ejemplo de lo que debe ser la reforma presupuestaria, cuyo resultado debe ser la sustitución del Estado-benefactor (toda la ayuda a todos) por el Estado-subsidiario (ayuda a quien la necesite, en la medida que la necesite, y bajo ciertas condiciones), lo cual supone descartar, de entrada, la intención de Calderón de establecer una cobertura universal de salud a nivel nacional, ¡independientemente de la condición económica de las personas!

Sin la reforma presupuestaria, sin la sustitución del Estado benefactor por el subsidiario, sin la revisión a fondo del qué, cuánto y cómo gasta el gobierno, éste carece de autoridad moral para cobrar más impuestos.

IV

¿Es posible una reforma tributaria para que el gobierno recaude más; que los contribuyentes paguen menos; que quienes no pagan impuestos lo hagan; que se simplifique el sistema tributario; que se incentive el ahorro; que se promueva (¡ojo!) la inversión privada; que el gobierno cuente con más recursos para ayudar a los más pobres? ¿Es posible la reforma tributaria ideal? Hagamos cuentas.

El año pasado el gobierno federal cobró once impuestos distintos y recaudó, según información de la Secretaría de Hacienda, 994 552 millones de pesos. Por su parte, en 2008, según datos del INEGI, el consumo privado (demanda por bienes y servicios de las familias) sumó 8 billones 525 mil millones de pesos.

Haciendo cuentas tenemos que si en 2008 el gobierno federal hubiera cobrado un solo impuesto de 15% al consumo de las familias, todo incluido, la recaudación hubiera sido de 1 billón 279 mil millones de pesos, ¡28.6% mayor que la conseguida con los mentados once impuestos! Otra muestra de que el sistema tributario mexicano es un engendro, una criatura sin forma, sin la proporción debida, mal concebida, a la cual, con la reciente propuesta de más y más elevados impuestos, se pretende deformar todavía más.

Si el año pasado el gobierno federal hubiera cobrado un solo impuesto al consumo total de las familias hubiera recaudado 28.6% más de lo que recaudó, lo cual demuestra que sí es posible llevar a cabo una reforma tributaria que logre, 1) que el gobierno recaude más (28.6%); 2) que los contribuyentes paguen menos impuestos (uno solo); 3) que quienes no pagan impuestos paguen (ya que se gravaría todo el consumo, y todos consumen algo); 4) la simplificación del sistema tributario (al tener que pagarse un solo impuesto); 5) que se incentive el ahorro (para pagar menos impuestos habría que consumir menos y, por lo tanto, ahorrar más); 6) que se promueva la inversión privada (las empresas no pagarían impuestos), y 7) que el gobierno cuente con más recursos para ayudar a los más pobres (porque la mayor recaudación vendría de los más ricos, que consumen más, no de los más pobres, que consumen menos, haciendo posible la redistribución).

Las cifras avalan mi propuesta a favor del impuesto único, homogéneo, universal, no expoliatorio, y aplicado al consumo. La propuesta tributaria del Ejecutivo apunta en la dirección contraria, hacia la manutención y agravamiento del engendro tributario, hacia más de lo mismo, siendo que lo mismo deja mucho, ¡pero mucho!, que desear.

En éste, como en muchos otros temas, ¡pero sobre todo en éste!, debemos ir más allá de las fronteras.

Arturo Damm Arnal

E-mail: [email protected]

Descargar pdf

Dejar un comentario



Salario, de lo deseable a lo posible
¿Cuál tendría que ser el monto del salario mínimo para cumplir con la Constitución? El autor hace las cuentas, se opone a un ajuste por decreto y enumera una serie de factores que, en los hechos, intervienen en la definición de salarios, entre ellos el grado de justicia de los empresarios. I. Al hacer propuestas […]
¿Cómo definir recesión?
El lenguaje de los economistas es a veces incomprensible para el público no especializado. Aclarar algunos conceptos económicos para volverlos más accesibles puede ser un buen comienzo para explicar, por ejemplo, por qué no crece la economía mexicana. I. ¿Está la economía mexicana en recesión? Todo depende de la definición de recesión, y puede haber […]
Escritos de frontera
“Escritos de frontera” inicia una nueva etapa. Sin olvidar su interés en los fundamentos racionales de la economía, el autor incursionará en el análisis de casos concretos y de coyuntura. El primer tema: la evolución —relativa— de nuestra economía durante los primeros 23 años de vida de la revista.  I   La revista Este País […]
Escritos de frontera: Decálogo para el buen comportamiento económico del Gobierno (duodécima y última parte)
Durante más de dos años, el autor dedicó estas páginas bimestrales a explicar los principios fundamentales del capitalismo irrestricto y la forma en que un Gobierno debe actuar para acatarlos. Con esta entrega, en la que sintetiza lo expuesto en meses previos y perfila los beneficios de gobernar bajo dichos principios, esta serie concluye. I. […]
Impuestos, gasto público y confianza, ¿una relación improbable?
Los impuestos son muchas cosas: fuente de recursos gubernamentales, instrumento de autoridad, herramienta de distribución y redistribución de la riqueza, expresión de un pacto social. También, los impuestos pueden ser vistos como el reflejo del compromiso de individuos, empresas y organizaciones de un país con la sociedad a la que pertenecen (asumiendo, por supuesto, que […]
Más leídos
Más comentados
Los grandes problemas actuales de México (145.001)
...

La economía mexicana del siglo xx: entre milagros y crisis (59.807)
...

Con toda la barba (38.614)
...

¿Por qué es un problema la lectura? (27.330)
Desarrollar el gusto por la lectura no es cuestión meramente de voluntad individual. El interés por los libros aparece sólo en ciertas circunstancias.

La distribución del ingreso en México (23.175)
...

Presunto culpable: ¿Por qué nuestro sistema de justicia condena inocentes de forma rutinaria?
Bas­tan­te han es­cri­to y di­cho ter­ce­ros so­bre Pre­sun­to cul­pa­ble....

Los grandes problemas actuales de México
Se dice que el país está sobrediagnosticado, pero en plenas campañas y ante...

I7P5N: la fórmula
Homenaje al ipn con motivo de su 75 aniversario, este ensayo es también una...

China – EUA. ¿Nuevo escenario bipolar?
No hace mucho que regresé de viaje del continente asiático, con el propósito...

La sofocracia y la política científica
Con el cambio de Gobierno, se han escuchado voces que proponen la creación...

1
Foro de Indicadores
Debates que concluyen antes de iniciarse
El proceso legislativo reciente y sus números

Eduardo Bohórquez y Javier Berain

Factofilia: Programas sociales y pobreza, ¿existe relación?
Eduardo Bohórquez y Paola Palacios

Migración de México a Estados Unidos, ¿un éxodo en reversa?
Eduardo Bohórquez y Roberto Castellanos

Donar no es deducir, donar es invertir. Las donaciones en el marco de la reforma fiscal
Eduardo Bohórquez y Roberto Castellanos

Impuestos, gasto público y confianza, ¿una relación improbable?
Eduardo Bohórquez y Roberto Castellanos

Los titanes mundiales del petróleo y el gas
Eduardo Bohórquez y Roberto Castellanos

La pobreza en perspectiva histórica ¿Veinte años no son nada?
Eduardo Bohórquez y Roberto Castellanos

La firme marcha de la desigualdad
Eduardo Bohórquez y Roberto Castellanos

Factofilia. 2015: hacia una nueva agenda global de desarrollo
Roberto Castellanos y Eduardo Bohórquez

¿Qué medimos en la lucha contra el hambre?
Eduardo Bohórquez y Roberto Castellanos

Bicicletas, autos eléctricos y oficinas-hotel. El verdadero umbral del siglo XXI
Eduardo Bohórquez y Roberto Castellanos

Parquímetros y franeleros: de cómo diez pesitos se convierten en tres mil millones de pesos
Eduardo Bohórquez y Roberto Castellanos

Factofilia: Una radiografía de la desigualdad en México
Eduardo Bohórquez y Roberto Castellanos

Factofilia: Más allá de la partícula divina
Eduardo Bohórquez y Roberto Castellanos

Factofilia: El acento está en las ciudades. Algunos resultados de la base de datos ECCA 2012
Suhayla Bazbaz y Eduardo Bohórquez