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Consideraciones sobre el tiempo
Becarios De La Fundación Para Las Letras Mexicanas | Cultura | Este País | Pablo Mata Olay | 01.12.2011 | 0 Comentarios

Bacteria

a) Sobre la reencarnación y el calentamiento global

Nace en mí la idea, tan vieja como el hombre, de que nuestra alma viene de una muerte anterior y es parte al mismo tiempo de una vida siguiente, hasta alcanzar un elevado nivel de conciencia.

Continúo pensando, ahora en la historia de la humanidad. Primero una pareja, después unos cuantos, más y más y ahora somos siete mil millones. Pero detengo mis cavilaciones y me pregunto: ¿siempre hemos sido siete mil millones de almas? Es decir, aparte de los iluminados, que seguramente son como diecisiete, ¿de dónde salen seis mil millones de almas recicladas?

Me respondo: del reino animal. Tú fuiste un tigre, ella un dinosaurio, yo un grillo. Enseguida reafirmo lo anterior si le añado una variable: el calentamiento global. Mientras la tecnología humana avanza, decenas de especies se extinguen. Así la balanza de almas se mantiene: más humanos, menos animales para reencarnar en ellos.

Ya que me expliqué el pasado, me asomo al futuro: los humanos seremos más, no hay duda de eso. Habrá menos animales y nuestras almas quedarán encerradas en el umbral de la muerte, hasta que deban tomar una decisión: (1) o se dividen, cosa teológicamente imposible; (2) o se convierten en bacterias y virus para matar a media humanidad, que reencarnará a su vez en quién sabe qué; (3) o voltearán sus ojos (¿tienen ojos?) por primera vez al producto del hombre: la máquina.

Las cosas inanimadas serán anfitrionas de almas a medio camino de la evolución del espíritu. ¿Se moverán? ¿Tendrán consciencia? ¿Cómo actuarán frente a los humanos sobrevivientes?

Entonces, después de no ser capaz de responderme estas últimas preguntas, evito matar esa molesta mosca, reciclo mi basura, soy amable con la vecina.

b) Dos profecías del profesor H. W. Neri-Watson, alumno de John Titor y profesor suplente en el CCH oriente, sobre los agujeros negros

I

1. La basura generada por el capitalismo salvaje progresivamente se convertirá en un problema aun mayor de lo que ahora es.

2. Los líderes del mundo invertirán grandes cantidades de dinero, pero de forma clandestina, para encontrar una solución poco ortodoxa.

3. Después de un tiempo, un grupo de científicos de diferentes nacionalidades encontrará la manera de generar y controlar pequeños campos gravitatorios de gran densidad, o agujeros negros.

4. Los líderes del mundo adoptarán el descubrimiento como la solución al problema de la basura: usar los hoyos negros como vertederos residuales de toda la basura del mundo.

5. Después de cierto tiempo, la tierra perderá 10% de su masa a causa de toda la basura “desaparecida”. Entraremos, en palabras de los líderes del mundo, a “una nueva era”.

6. Uno de los científicos descubridores de la fórmula del agujero negro, al continuar su investigación, encontrará una terrible falla: los hoyos negros no son sino una especie de puerta hacia el cerebro de cada uno de los líderes del mundo. Por lo tanto, toda la basura y mierda desechada por la humanidad estaría siendo absorbida por los cerebros de quienes la liderarán.

7. El científico hará públicos sus descubrimientos.

8. A nadie le importará. No se notará ninguna diferencia.

9. La “nueva era” de la humanidad será entonces la de su autodesecho, una implosión en medio del universo.

II

1. Las condiciones humanas del futuro serán tan desesperanzadoras que se generará un fenómeno futuramente conocido como “suicidio zonal”, en el que los habitantes de un mismo lugar —unidad habitacional, manzana, municipio— se reunirán en un lugar común para quitarse la vida al mismo tiempo y asistir a quienes no puedan hacerlo por mano o voluntad propia.

2. El gobierno tomará cartas en el asunto, creando ilusiones tecnológicas cada vez más complejas y entretenidas: realidad virtual, pantallas hiperplanas de superalta definición y, en un acto muy osado —no por salvar vidas sino por salvar votantes—, “porciones” de saltos en el tiempo.

3. Los saltos en el tiempo, descubiertos desde hace años, no habrán sido públicos hasta ese momento. Serán concesionados, como el petróleo y como cualquier otra cosa pronunciable, a empresas privadas, con precios y planes muy específicos: equis días o años hacia atrás, una variable de costo; ye minutos o días de viaje, otra.

4. La publicidad enfatizará la oportunidad de arreglar problemas y enmendar errores: el chico que no volteó hacia la izquierda para ver el camión y quedó paralítico, la chica que decidió caminar por un callejón oscuro donde se ocultaba su violador, tendrán una segunda oportunidad.

5. Al principio, aparentemente, todo saldrá bien. Hospitales, prisiones y cementerios recibirán menos visitas… por unos cuantos días.

6. La consecuencia será que el efecto de todo lo que se habrá enmendado recaerá sobre otra persona: el camión chocará contra una escuela entera, la chica caminará por otro callejón en donde encontrará una pistola cargada…

7. Más desesperanzada que al principio de todo el plan del gobierno, la gente comenzará a usar sus viajes en el tiempo para realizar el suicidio menos doloroso: impedir su nacimiento y disiparse en el aire inmediatamente después de matar a alguno de sus abuelos, o incluso a sus padres.

8. No quedará en la sociedad más que la gente recostada en el poder, saliendo de paseo en tardes aburridas por ciudades desiertas y páramos callados. Estos hombres y mujeres, riéndose todavía después de ver las consecuencias de su travesura, se sentirán lo suficientemente soberbios como para autonombrarse la sociedad utópica perfecta.

9. Estarán equivocados.

c) El síndrome Foforof

A Michael Ende

Catálogo Absoluto de las Enfermedades
Tomo XXVIII
Sección 79: Enfermedades Extrañas
79f: Con poco o nulo registro médico
Página 160

El síndrome Foforof fue propuesto en 1917 por Ivan Foforof, científico ruso, hijo no reconocido de Rasputín, nacido en 1889 y desaparecido el mismo año en que hizo su descubrimiento.

Foforof cuenta en su diario, rescatado por un bolchevique durante la Revolución, que ha encontrado una serie de síntomas únicos que sin duda reflejan una enfermedad que nadie percibe pero que siempre ha estado ahí.

Desafortunadamente, las anotaciones de los síntomas se extraviaron, y no fue sino hasta años recientes que el síndrome volvió a ser nombrado en círculos médicos por razones por todos conocidas.

Foforof acudió poco antes del estallido de la Revolución, en septiembre de 1917, a la junta médica de Europa Oriental para exponer su tesis, con un documento de 956 hojas, hoy también extraviado. Nadie en la junta lo tomó en serio. Fue la última vez que se le vio.

Tiempo después, todos los miembros de la junta médica desaparecieron también. Los registros posteriores a la Revolución son confusos.

No se habló del síndrome sino hasta que se presentaron desapariciones espontáneas en poblados del Mediterráneo. Los autos parecían manejarse solos hasta despeñarse, la ropa flotaba unos instantes antes de caer.

La comunidad científica se vio desafiada. Todos en el mundo buscaron respuestas, hasta que un profesor lituano encontró las anotaciones de Foforof entre las cosas de su tío abuelo.

El contenido completo del diario no se conoce, pero Foforof explica en él que quien sepa lo suficiente de su propia enfermedad, desaparecerá. Y la forma de contagio de la enfermedad es la sola mención.

Las anotaciones de Foforof hicieron surgir muchas preguntas: ¿Quién comenzó el contagio? ¿O la gente ha desaparecido siempre? ¿Por qué no lo notamos? Esta Enciclopedia menciona a Foforof, entonces, ¿desaparecerá?, ¿sus autores también?, ¿sus lectores?

Nota: No confundir con la fórmula Forofof, su acrónimo, propuesta por Vladimir Forofof, quien detalla el antídoto del síndrome Foforof: Tomar 250 miligramos d ~

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Escritor y periodista, PABLO MATA OLAY (Ciudad de México, 1982) estudió Ciencias de la Comunicación en la UAM-Xochimilco. Al descubrir su vocación, ingresó al diplomado de escritores de la SOGEM y a los talleres de cuentos impartidos por Alberto Chimal y Mónica Brozon. Obtuvo la beca del FONCA de Jóvenes Creadores 2010 y, recientemente, la de narrativa que otorga la Fundación para las Letras Mexicanas. En 2010 publicó Llaves a otros mundos, obra que lo hizo acreedor del Premio Barco de Vapor.

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