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Ocios y letras: Más sobre el complejo de las altas
Cultura | Este País | Galaxia Gutenberg | Ocios Y Letras | Miguel Ángel Castro | 01.08.2013 | 1 Comentario

Diccionario panhispánico de dudas

Lo prometido es deuda, y las deudas pues hay que saldarlas. Ofrecimos en nuestra colaboración anterior continuar la revisión del uso de las poderosas mayúsculas con base en las recomendaciones del Diccionario panhispánico de dudas (DPD). Antes conviene insistir en que la mejor forma de evitar el abuso y la confusión en el empleo de las también llamadas “altas” está en el trabajo atento y cuidadoso de los editores de libros, periódicos, revistas y todo género de publicidad impresa, y no me referiré por ahora a los medios electrónicos y las redes porque es terreno peligroso y aunque parezca familiar creo que, por lo pronto, son espacios incontrolables por su enorme poder y por su esclavizadora y salvaje sofisticación. Hay, sin embargo, quienes creen que pueden ser sometidos todavía con nuevas leyes y reglamentos. A saber.

En general observamos que las publicaciones no siempre adoptan una norma y menos la explican pues “respetan” los originales de los autores. Creemos que, como Roberto Zavala advierte en su útil vademécum El libro y sus orillas, lo mejor es alejarse de polémicas interminables y procurar “desterrar el mayusculismo autoritario, clasista y reverencial, y que se democraticen cargos, instituciones y demás, paralelamente con la gramática, o mejor aún, con la lectura y escritura”. Así también lo sugiere el Manual del español urgente de la Fundación del Español Urgente BBVA, que ordena sus recomendaciones en atención a la solución de las dudas más frecuentes.

Al parecer, y a reserva de considerarlo más ampliamente, el problema del uso correcto de las mayúsculas no relacionado con la puntuación se debe a la dificultad de la interpretación del llamado “nombre propio” cuando se eleva esa condición o valor del considerado “común”, ya sea porque funciona como propio en determinados contextos o porque es necesario, según el DPD, distinguir dos sentidos de una misma palabra o expresar una distinción, un respeto, una deferencia. Insuficiente o compleja, esta explicación poco ayuda a quien desea saber en qué casos se deben usar las mayúsculas. Por ello, a las distinguidas personas que por buena o mala fortuna nos leen y a los estudiantes interesados en la ortografía y que buscan respuestas rápidas en Este País les ofrecemos una primera lista de siete casos en los que se deben usar mayúsculas, tomados y agrupados con base en un criterio más o menos temático de la lista de treinta y tres que contiene el apartado correspondiente a las mayúsculas en el diccionario académico mencionado:

  1. En los nombres propios de persona, animal y cosa singularizada: Francisco, Lucero, el Pinto (perro), Plata (caballo), Excalibur (espada); de las divinidades: Dios, Jehová, Alá, Afrodita, Rama, Júpiter, Coatlicue, Thor; los apellidos: Fuentes, Jiménez, García, Mendoza; los nombres de las dinastías derivados de un apellido: los Borbones, los Austrias (salvo que se utilicen como adjetivos, como en los reyes borbones); los sobrenombres, apodos y seudónimos: Manuel Gutiérrez Nájera, el Duque Job; Antonio Guzmán alias el Charlie; el Greco; Fidel (seudónimo de Guillermo Prieto).
  2. Los nombres comunes que, por antonomasia, se utilizan para designar a una persona en lugar del nombre propio: el Sabio (por Salomón), así como los que se refieren, también por antonomasia, a Dios, a Jesucristo o a la Virgen: el Creador, el Todopoderoso, el Mesías, el Salvador, la Guadalupana, la Dolorosa, el Perpetuo Socorro.
  3. Los nombres abstractos personificados, utilizados alegóricamente: la Muerte, la Fe, la Esperanza, el Mal.
  4. Los nombres propios geográficos (continentes, países, ciudades, comarcas, mares, ríos, etcétera): Asia, Europa, América, África, Italia, Canadá, Argentina, Lima, Moscú, Zacatecas, el Bajío, el Adriático, el Mediterráneo, el Papaloapan, el Ebro, los Andes, el Everest. Algunos van necesariamente acompañados de artículo, como ocurre con las comarcas, los mares, los ríos y las montañas, y en ciertos casos el uso del artículo es opcional: Perú o el Perú. Ahora bien, si el artículo forma parte del nombre propio se escribe con mayúscula inicial: El Salvador, La Rioja, La Habana, Las Palmas. En estos casos, al formar parte del nombre propio, no se une con las preposiciones de o a: Salimos de El Cairo; Este mes vamos a ir a El Salvador. Esto mismo vale para los nombres comunes genéricos que acompañan a los nombres propios geográficos como ciudad, río, mar, océano, sierra, cordillera, cabo, golfo, estrecho, etcétera, que deben escribirse con minúscula: la ciudad de Panamá, el río Ebro, la cordillera de los Andes, el cabo de Hornos. Si el nombre genérico forma parte del nombre propio, se escribe con mayúscula inicial: Golfo de México, Ciudad Real, Río de la Plata, Sierra Nevada. Una variante de este uso son algunos topónimos que se usan como por antonomasia y van con mayúscula inical: el Nuevo Mundo por América, la Ciudad Luz por París, la Ciudad Eterna por Roma. Esta norma vale también para los sustantivos y adjetivos que forman parte del nombre de determinadas zonas geográficas y áreas geopolíticas con características comunes: Latinoamérica, Occidente, Oriente Medio, Cono Sur, el Magreb.
  5. Los nombres de calles y espacios urbanos. Al igual que en el caso de los nombres geográficos, solo el nombre propio debe ir escrito con mayúscula, y no los nombres comunes genéricos que lo acompañan como calle, colonia, plaza, avenida, paseo, etcétera, que deben escribirse con minúscula: calle (de) Correo Mayor, plaza de España, avenida de los Insurgentes. A menos que forme parte del nombre propio: Paseo de la Reforma, Avenida Chapultepec.
  6. Los nombres de galaxias, constelaciones, estrellas, planetas y satélites: la Vía Láctea, la Osa Mayor, la Estrella Polar, Venus, Ganímedes. Las palabras Sol y Luna solo suelen escribirse con mayúscula inicial en textos científicos de temática astronómica, en los que designan los respectivos astros. En esta categoría figuran los nombres de los signos del Zodiaco: Aries, Géminis, Sagitario. Se escriben con minúscula cuando dejan de ser nombres propios por designar, genéricamente, a las personas nacidas bajo cada signo: María José es leo; Los géminis y cáncer son muy especiales.
  7. Ameritan mayúsculas los nombres de los cuatro puntos cardinales (Norte, Sur, Este, Oeste) y los puntos del horizonte (Noroeste, Sudeste, etcétera), cuando nos referimos a ellos en su significado primario, como tales puntos, o cuando forman parte de un nombre propio: La brújula señala el Norte; La nave puso rumbo al Noroeste; Corea del Norte; la Cruz del Sur. También se escriben con mayúsculas los casos de Polo Norte y Polo Sur. Sin embargo, cuando se emplean con sentidos derivados y se refieren a la orientación o la dirección correspondientes, se escriben en minúscula: el sur de Estados Unidos, el noroeste de la ciudad, el viento norte. En el caso de las líneas imaginarias, tanto de la esfera terrestre como celeste, se recomienda el uso de la minúscula: ecuador, eclíptica, trópico de Cáncer.  ~

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MIGUEL ÁNGEL CASTRO estudió Lengua y Literaturas Hispánicas. Ha sido profesor de literatura en diversas instituciones y es profesor de español en el CEPE. Fue director de la Fundéu México y coordinador del servicio de consultas de Español Inmediato en la Academia Mexicana de la Lengua. Especialista en cultura escrita del siglo XIX, es parte del Instituto de Investigaciones Bibliográficas de la UNAM y ha publicado libros como Tipos y caracteres: La prensa mexicana de 1822 a 1855 y La Biblioteca Nacional de México: Testimonios y documentos para su historia. Castro investiga y rescata la obra de Ángel de Campo; recientemente sacó a la luz el libro Pueblo y canto: La ciudad de Ángel de Campo, Micrós y Tick-Tack.

Una respuesta para “Ocios y letras: Más sobre el complejo de las altas
  1. Ariel Ruiz dice:

    Creo que valdría la pena también incluir el uso de mayúsculas en siglas y acrónimos.

    Saludos

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