La energética es una iniciativa de reforma de gran impacto encaminada a resolver de fondo los graves problemas que enfrenta el sector energético nacional. Después de realizar un diagnóstico integral, el titular del Poder Ejecutivo Federal tenía ante sí la disyuntiva de administrar el statu quo o llevar a cabo una transformación a fondo para lograr que México aproveche sus recursos energéticos al máximo en beneficio de la población. Optar por la primera alternativa hubiera significado transferir a las generaciones futuras los elevados costos de las tendencias decrecientes que afectan al sector energía, poniendo en riesgo la seguridad energética del país. PJC
I. Exploración y extracción de petróleo y gas natural
El marco jurídico actual en materia de exploración y extracción de petróleo y gas natural obliga a Pemex a asumir todos los riesgos en una diversidad de proyectos que están por encima de sus capacidades. A pesar de que en los últimos 15 años se ha septuplicado el presupuesto en tareas de exploración y extracción, las inversiones, cada vez más cuantiosas, no han impedido que los resultados sean decrecientes.
De 2004 a 2012, la producción de petróleo ha disminuido en cerca de 835 mil barriles diarios. En 2004, México producía 3.4 millones de barriles diarios, mientras que para 2012 bajamos la producción a 2.5. La baja en la producción no se ha resentido en nuestras finanzas públicas debido a que los precios del barril de petróleo se han triplicado en ese mismo periodo, al pasar de 30 dólares en 2004 a 103 dólares en la actualidad (ver la Gráfica 1).
Sin embargo, vale la pena hacer un ejercicio numérico para valorar lo que hemos dejado de ganar como país por la baja producción petrolera. Si México hubiera mantenido su producción de petróleo en 3.4 millones de barriles diarios, a 72.02 dólares por barril (precio promedio del periodo) hubiéramos tenido ingresos de 260 mil millones de pesos adicionales al año. Es decir, nueve veces el presupuesto anual de la UNAM.
Optar por no hacer una reforma en exploración y extracción representa un gran riesgo para nuestro país. Nuestras reservas totales de petróleo y gas, que ya han caído 23% desde 1999, se verían aún más reducidas, lo que tendría un impacto negativo sobre el crecimiento económico futuro y las finanzas públicas. Tendríamos menos dinero para invertir en programas sociales, escuelas de calidad, hospitales e infraestructura de agua.
En el caso del gas natural, también se presentan problemas. La producción también ha caído, de 6.5 millones de pies cúbicos diarios en 2009 a 5.7 millones en 2012. Es decir, estamos importando una tercera parte del gas natural que consumimos. El no aprobar una reforma nos obligaría a depender cada vez más del extranjero para contar con el gas natural que las industrias requieren, y continuaríamos produciendo electricidad con combustibles más caros y menos limpios, como el combustóleo y el diésel. Estas circunstancias tendrían efectos negativos tanto para las empresas como para las familias mexicanas (ver la Gráfica 2).
Sin la posibilidad de establecer un modelo de contratos diferente al vigente, no podríamos compartir riesgos en la búsqueda y extracción de petróleo y gas. En el modelo actual, Pemex paga a las empresas que le dan servicios, independientemente de si encuentran petróleo y gas natural o no. Este sistema contractual es poco favorable para los mexicanos, pues hoy todos los riesgos geológicos y financieros de los proyectos de perforación los asume Pemex.
Con los contratos de utilidad compartida que propone la reforma energética, las empresas que no encuentren petróleo tendrán que cubrir todos los costos, sin que los mexicanos paguemos por ello. Si las empresas tienen éxito en sus proyectos, el Estado les compartirá un porcentaje preestablecido de la utilidad de la venta de los hidrocarburos. Sobre dicha utilidad, se cobrará un impuesto. Así, la renta petrolera se incrementará y podremos modernizar esta fase de la industria, manteniendo siempre la propiedad de los hidrocarburos en manos de la nación. Los contratos de utilidad compartida también permitirán al país adquirir tecnología, capital y experiencia, particularmente en yacimientos no convencionales.
Extraer petróleo de aguas profundas no es sencillo. Para que un campo a más de 2 mil metros de tirante de agua y mil metros en fondo marino sea explotado, se requiere construir infraestructura submarina altamente especializada, que generalmente está diseñada para las particularidades de cada pozo. Además, la probabilidad de éxito comercial en aguas profundas oscila entre 20 y 50%. Es decir, por cada 100 pozos exploratorios, se arriesgan entre 8 mil 750 y 14 mil millones de dólares de inversión pública en pozos sin producción.
Para ilustrar la situación que enfrentamos en aguas profundas, podemos analizar la manera en que este tipo de campos se ha desarrollado en Estados Unidos. Los yacimientos que se encuentran en la jurisdicción de ese país en el golfo de México son similares a los que le corresponden al nuestro. No obstante, mientras allá se produce un millón de barriles diarios de petróleo en aguas profundas, en México aún no se ha generado comercialmente un solo barril de petróleo proveniente de este tipo de yacimientos.
A Estados Unidos no le ha sido fácil alcanzar y sostener esta producción en aguas profundas. Para lograrlo, cada año se perforan más de 100 pozos en este tipo de yacimientos. Tan solo en 2012 se perforaron 137 pozos en aguas profundas. Esto no hubiese sido posible sin la participación de más de 70 empresas petroleras. En contraste, en México, pese a que 2012 fue un año récord en cuanto a la actividad de Pemex en aguas profundas, solo se perforaron 6 pozos, con fines meramente exploratorios.
En el caso de los campos de lutitas, cada pozo tiene un costo aproximado de entre 8 y 10 millones de dólares. Para tener éxito comercial en este tipo de extracción, se requiere, para cada yacimiento, de una combinación de pozos horizontales con el diseño de fractura hidráulica, elaborado mediante sofisticados programas geomecánicos. En 2012, se produjeron 700 mil barriles diarios de petróleo y 26 mil 900 millones de pies cúbicos diarios de gas en campos de lutitas de Estados Unidos. Este nivel de producción demandó un ritmo de perforación intensivo. Para lograrlo, en ese mismo año se perforaron 9 mil 100 pozos tan solo en el estado de Texas. Para ello se ha requerido de la participación de 170 empresas. En México, en ese mismo año Pemex únicamente perforó 3 pozos en este tipo de cuencas, no obstante que las estructuras geológicas norteamericanas de gas y petróleo de lutitas se extienden al norte de nuestro país.
Obligar a Pemex a invertir por sí solo en aguas profundas, lutitas, campos complejos como el de Aceite Terciario del Golfo y campos maduros, mientras se le exige también mantener sus esfuerzos en aguas someras, implica desaprovechar sus fortalezas y retirar recursos de los proyectos que son más rentables para el país. El modelo mexicano es excepcional en todo el mundo. Los países que cuentan con petróleo y gas natural han desarrollado esquemas que les permiten compartir riesgos, tecnología y capital para desarrollar su industria de exploración y extracción de gas y petróleo. Entre las figuras jurídicas se encuentran los contratos de utilidad compartida, los contratos de producción compartida y las concesiones. Mediante estos esquemas, Brasil, Estados Unidos, Canadá, Noruega y Colombia han logrado tener éxito. México tiene que contar con un modelo moderno que le permita actualizarse y ser competitivo.
II. Refinación, petroquímica, transporte, almacenamiento y distribución de hidrocarburos
Además de estar obligada a desarrollar todo tipo de yacimientos de petróleo y gas, Pemex también tiene que operar toda la cadena productiva petrolera, ante la prohibición de inversión privada en prácticamente toda la transformación industrial del petróleo.
Esto ha provocado una creciente brecha entre la oferta de productos refinados y petroquímicos del país y la demanda nacional, así como ineficiencias en el transporte y almacenamiento de hidrocarburos y sus derivados. Mientras en 1997 importábamos 25% de las gasolinas que consumimos, hoy importamos casi 50%. Asimismo, actualmente 65% de los petroquímicos que consumimos también los estamos importando (ver la Gráfica 3).
No hacer nada en refinación y petroquímica nos llevaría a un escenario de inseguridad energética en el país, además de representar un desequilibrio en nuestra balanza comercial. En las últimas dos décadas, se observa una tendencia decreciente en la relación entre el valor de las exportaciones y las importaciones de petróleo, gas natural y petrolíferos. En 1996, por cada dólar que importábamos, exportábamos 6.9 dólares. Es decir, éramos un potente exportador de energía. Esto ha cambiado dramáticamente. Ahora, por cada dólar que importamos, exportamos solamente 1.6 dólares. Si seguimos sin aprobar una reforma energética, en pocos años seremos importadores netos de energía.
En materia de transporte, no se ha invertido lo suficiente. De 1995 a la fecha, la extensión de la red de gasoductos ha crecido a una tasa de menos de un punto porcentual por año. En noviembre de 2012, el sistema alcanzó su tope máximo de capacidad, lo que limitó el volumen de importaciones a través de ductos, obligando al país a emitir alertas críticas para solicitar a los usuarios del sistema que redujeran su consumo de gas natural. Una solución de corto plazo fue llevar a cabo importaciones de gas natural licuado por buque. Sin embargo, estas importaciones tienen un costo mucho más alto que el gas que podríamos importar por ducto o, mejor aún, del gas que podríamos producir en nuestro territorio.
El transporte de productos petroquímicos también representa un grave problema para el sector. La falta de infraestructura obliga a que las gasolinas y los petroquímicos sean trasladados mediante autotransportes, lo que puede costar hasta 13.5 veces más que la utilización de ductos. El transporte terrestre sí está permitido a particulares pero, irónicamente, la construcción de oleoductos y poliductos —que son más baratos y seguros— está prohibida a los particulares. Debemos corregir esta situación con la reforma energética.
La reforma energética plantea la participación de particulares en refinación, petroquímica, transporte, almacenamiento y distribución de hidrocarburos, mediante permisos otorgados por el Gobierno Federal. Con la reforma, Pemex podrá asociarse con empresas particulares como ya lo hace en la refinería de Deer Park, Texas. En esta ciudad estadounidense, Pemex está asociada con la empresa holandesa Shell y produce gasolina con petróleo exportado desde México. Este esquema le ha dado buenos resultados a Pemex, pues tiene un margen variable de refinación, superior al de las refinerías con las que cuenta en México. Es irónico que Pemex sí pueda desarrollarse en otros países a través de asociaciones, pero que no le permitamos hacerlo en nuestro propio territorio.
La reforma energética reactivará el sector de transformación de hidrocarburos, así como las actividades de almacenamiento y distribución. Este renacimiento hará posible que la actividad industrial en México cuente con disponibilidad de combustibles a precios competitivos. La energía de un país funciona como un sistema circulatorio para su economía. Las empresas nacionales y extranjeras se ven atraídas por un ambiente de negocios en el que pueden contar con energéticos a buenos precios. Eso permitirá que México atraiga más inversiones para generar mayor crecimiento industrial en distintas zonas de nuestro país.
III. Generación y despacho de electricidad
Para definir los aspectos principales de la modernización de la industria eléctrica, debemos analizar primero el impacto que la política de hidrocarburos tiene sobre las tarifas de luz. Actualmente, producimos gran parte de nuestra electricidad utilizando como combustibles el combustóleo y el diésel. Comparados con el gas natural, estos energéticos son, respectivamente, cuatro y seis veces más caros. Sin embargo, hoy no contamos con el suficiente gas natural para producir energía eléctrica barata, a pesar de ser un país con un alto potencial de este recurso. Con la reforma energética existirán múltiples productores de gas natural que permitirán reducir los costos de generación eléctrica y, por tanto, las tarifas de luz para las familias, los comercios y la industria.
Mantener un sistema que genera ineficiencias y no permitir la inversión privada en la cadena de generación, transporte y suministro de electricidad implicaría mantener la baja competitividad de las tarifas eléctricas. El costo de la electricidad que enfrentan los consumidores comerciales, industriales y de servicios en México es elevado y poco competitivo a nivel internacional. Aún subsidiadas, nuestras tarifas son, en promedio, 25% más altas que las de Estados Unidos, y el subsidio representa el 0.75% del producto interno bruto nacional.
A la par de esta política integral, se llevarán a cabo transformaciones en el sector eléctrico para ser más eficientes. Salvo algunos esquemas en generación de electricidad que están abiertos al sector privado, en México las actividades de control operativo, transmisión, distribución y comercialización son llevadas a cabo por la Comisión Federal de Electricidad (CFE). De la capacidad efectiva de generación de 63 gigawatts con que cuenta nuestro país actualmente, 64% es generada por la CFE y 36% por particulares bajo esquemas de Productor Independiente de Energía Eléctrica (PIE).
Desde 1992 se ha permitido este tipo de participación privada. Sin embargo, la apertura resultó insuficiente porque limitó la venta del flujo eléctrico de los productores independientes a la CFE y no incluyó un mecanismo eficiente para despachar los excedentes de los autoabastecedores. Actualmente, el Centro Nacional de Control Eléctrico (Cenace), que es la entidad encargada del despacho eléctrico, se encuentra dentro de la estructura orgánica de la CFE. Además, la Comisión establece las condiciones para dar acceso a la interconexión física de las nuevas centrales a la red de transmisión eléctrica.
La reforma energética traería grandes beneficios en cuanto a la operación eficiente del subsector de electricidad. Con la reforma, contaremos con un operador independiente para el despacho de energía eléctrica bajo criterios de eficiencia. Las mejores prácticas internacionales sugieren esa independencia, para evitar el posible conflicto de interés que surge cuando la empresa que otorga el acceso a la red es a la vez un competidor de las empresas de generación que solicitan ese acceso. Así, la operación eficiente y la política integral de hidrocarburos y electricidad permitirán reducir las tarifas eléctricas, en beneficio de los mexicanos.
IV. Transmisión y distribución
Existe un rezago significativo de inversión en la red nacional de transmisión eléctrica. Actualmente, 47% de las líneas de transmisión de la CFE tiene más de 30 años de antigüedad y únicamente 8% han sido construidas en los últimos 5 años.
Asimismo, el modelo actual ha provocado ineficiencias en materia de distribución y comercialización. Sumando las pérdidas en estos dos rubros, en 2010 no se cobró 21.8% de la energía generada y adquirida por la CFE.
Los retos en generación, transmisión y distribución del sector eléctrico requieren de grandes inversiones que la cfe no puede llevar a cabo por sí misma. En 2012, la Comisión presentó un déficit financiero de 77 mil millones de pesos, del cual absorbió 33 mil millones mediante decrementos de su patrimonio.
En cuanto a la cobertura de la demanda de electricidad, la CFE tiene programada una expansión de la red de transmisión de 1.1% anual entre 2013 y 2026, lo que requerirá una inversión de 244 mil millones de pesos. Sin embargo, este esfuerzo no será suficiente para atender la demanda futura de electricidad en el país, que crecerá a una tasa de 4.1% anual.
Tomar la decisión de no actuar implicaría abandonar a la CFE a un destino financiero que pondría en riesgo su patrimonio y provocaría un déficit de generación de electricidad. Debido a las ineficiencias provocadas por el sistema actual, en los primeros seis meses de 2013, el patrimonio de la Comisión disminuyó en 35 mil millones de pesos (cifra superior a toda la disminución de 2012). De continuar la tendencia actual, el patrimonio neto de la CFE podría ser negativo a partir de 2014.
Con la reforma energética, podremos contar con un nuevo modelo, más eficiente en la generación, el control operativo, la transmisión, la distribución y la comercialización de la energía eléctrica.
V. Beneficios de la reforma
La reforma energética propuesta por el presidente de la República atiende un diagnóstico que refleja la urgencia de un cambio de rumbo en el sector y propone transformarlo para que México cuente con energía confiable, suficiente y a mejor costo. La reforma permitirá contar con tasas de restitución de reservas probadas de petróleo y gas superiores al 100%. Es decir, por cada barril de petróleo que se extraiga, debemos encontrar al menos uno más en el subsuelo. Asimismo, se podrá incrementar la producción de petróleo de 2.5 millones de barriles diarios que tenemos hoy a 3 millones en 2018 y 3.5 millones en 2025. La producción de gas natural, que hoy es de 5 mil 700 millones de pies cúbicos, aumentaría a 8 mil millones en 2018 y 10 mil 400 millones en 2025.
Esta mayor actividad en el sector de hidrocarburos generará inversión adicional, empleo y crecimiento económico. Con la reforma energética, México tendrá cerca de un punto porcentual más de crecimiento económico en 2018 y aproximadamente dos puntos más para 2025. Con ello, se creará cerca de medio millón de empleos adicionales en este sexenio y dos millones y medio de empleos más a 2025.
Asimismo, las transformaciones en el sector de hidrocarburos y de electricidad permitirán bajar las tarifas eléctricas y el precio del gas. En materia ambiental, la reforma permitirá acelerar la sustitución de combustóleo y diésel por gas natural y energías renovables para la generación eléctrica, lo que implica un impacto positivo en el medio ambiente y el desarrollo sustentable en nuestro país. En cuanto a la agricultura nacional, los beneficios de producir más gas natural en México son importantes. Con un incremento en la producción de gas natural mexicano, será posible producir más fertilizantes en el país y a mejor precio. El uso de fertilizantes permite que una hectárea cultivada produzca cuatro veces más alimentos, con lo cual se fortalecerá la seguridad alimentaria y se podrán mejorar los precios de los alimentos.
Para lograr estos beneficios, los mexicanos debemos mantener una actitud a favor de las trasformaciones que necesita el país hoy, fincada en un sentido de responsabilidad hacia el futuro. Las decisiones que impactan nuestro desarrollo requieren que consideremos los beneficios de una transformación profunda en el sector energético, pero también los costos de la inmovilidad como decisión de política pública. No podemos dejar a las próximas generaciones la responsabilidad de una decisión que debemos tomar hoy. Asumamos nuestro deber y trabajemos juntos para hacer realidad los beneficios que traerá la reforma energética.
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PEDRO JOAQUÍN COLDWELL es secretario de Energía.
SI ES VERDAD LO QUE SE DICE DE LA REFORMA ENERGÉTICA NO ESPERO, EXIJO UN MEJOR EMPLEO Y QUE ESTE SEA BIEN PAGADO NO MISERIAS, ESTOY HARTA DE PROMESAS POR PARTE DEL GOBIERNO, YO NO ESTOY DE ACUERDO CON LA REFORMA ENERGÉTICA PERO ES EVIDENTE QUE SE DIGA LO QUE SE DIGA HAY MUCHOS INTERESES DE POR MEDIO Y LOS DIRIGENTES DEL PAÍS LES VALE UN PEPINO SU PATRIA. ADEMAS ESTAMOS EN UN PAÍS DONDE LA DEMOCRACIA NO EXISTE, SI AL GOBIERNO LE IMPORTARA LA NACIÓN LOS GOBERNANTES SERIAN LOS PRIMEROS EN BAJAR SU SUELDO A UN 80% Y AUMENTAR EL DE LA GENTE TRABAJADORA, REDUCIR IMPUESTOS Y CREAR MAS FUENTES DE EMPLEO.
Lic. Pedro Joaquín coldwell, si no fallaste cuando asumiste la gubernatura siendo muy joven ahora mas viejo y experimentado no creo que tires por la borda una reputación ganada con hechos, mi voto favorable
Doy mi voto de confianza no sin antes recordarles que LA TRAICION ES EL UNICO CRIMEN QU SE PAGA CON LA MUERTE EN MEXICO
Buenas noches, estoy de acuerdo con su intento de reforma energética,solo quiero saber que tipo de inversionistas son los que vamos a aceptar como país, yo no quiero a un salinas ratero de oficio o a un slim presta nombres y que saca provecho del país, con venia del gobierno, tampoco a un Cevallos arrepentido y gandaya de oficio, si vamos a aceptar inversión privada, no hay mejor que la extranjera, pero que se investigue de fondo sus recursos para que no nos vean la cara de pdjos, y se les aplique las dichas condiciones que ustedes como gobierno dicen se les aplicara, pero la mayor condición que yo como ciudadano les impongo es la de que no haya ningun tipo de aumento en ningún energético, hasta que se vean los resultados de dicha reforma, por que para ustedes va ha ser muy fácil comparar de un año ha otro, argumentando que si hay beneficios por dicha reforma y como siempre nos darán atole con el dedo, por eso hacen enfasis en sus comerciales televisivas de que se informe uno como ciudadano, para que con eso ustedes se laven las manos, Por eso yo no apoyo su dicha reforma y mucho menos apoyo a su presidente, aunque como ciudadano MEXICANO tengo respeto a sus instituciones.
Atte. Antonio segura santana
Francamente interesante
solo un comentario
si siempre a sido propiedad de la nacion antes no vieron la necesidad de los mexicanos de no subirle tanto al gas a la energia electrica y la agasolina que cada dia esta mas cara x que le suben y le suben y no veo cuando le paren si siempre a sido propiedad de la nacion dicen que ahora si se van a preocupar x que en la energia electrica no haya malos manejos si siempre a sido propiedad de la nacion x que los empleados gastan y gastan y gastan energia electrica y no se la cobran y a los demas nos cargan la mano se imagina cuantos empleados son cuantos trabajadores no pagan sus consumos y se les hace justo que los demas paguemos tan caro nuestros consumos ???? no pues guau y que le digo del petroleo tantos y tantos malos manejos que a habido por debajo del agua que todos los colaboradores tienen inflados los bolsillos por dios no entiendo por que ahora si se deciden a velar por los intereses de todos los mexicanos ?????? no entiendo pero mas vale tarde que nunca y pues si es asi entonces yo si apoyo la reforma energetica aunque no creo mucho en estas promesas y en el supuesto avance del pais que cada dia va cayendo y cayendo mas y nuestras necesidades mas precindibles no logran quedar cubiertas pues no se si sean los «sueldo los que estan bajos» o son los «precios» que estan muyyyyy altos ustedes que creen?????
BUENAS TARDES, HE LEIDO ESTE INFORME Y QUIERO DAR MI FIRMA DE APOYO PERO NO PUEDO, COMO PUEDO EMITIR MI APOYO A LA REFORMA?..GRACIAS POR SU ATENCION¡¡
Felicidades por hacer posible la modernización de México al margen de las ideologías y con la visión en el futuro.