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¿Qué tan pobres somos?
Blog | Viridiana Ríos* | 09.10.2009 | 2 Comentarios

Más de lo que creíamos sería la respuesta compartida del Banco Mundial y el Consejo Nacional de Evaluación de la Política Social (Coneval) en México. Ambos organismos han reconocido que los esfuerzos recientes para reducir la pobreza han sido significativamente menos exitosos de lo esperado.

El mundo es más pobre. Una vez que el Banco Mundial introdujo nuevas y más precisas medidas de precios de Asia a sus indicadores de pobreza, el número de personas viviendo por debajo de la línea de pobreza se ha reducido en cerca de quinientos millones menos de lo esperado. Una cuarta parte de las personas que viven en países en vías de desarrollo viven en pobreza extrema. No pueden consumir los suficientes alimentos para saciar sus necesidades calóricas. Tienen hambre.

Cifras anteriores estimaban el número de pobres extremos en 931.3 millones; en realidad, la pobreza alcanza los 1,376.7 millones, de los cuales 46.1 millones viven en América Latina. Hay 445.3 millones más pobres en el mundo; más de 4 veces la población de todo México.

El anuncio es profundamente decepcionante. El Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y las Naciones Unidas han gastado billones de dólares en ayuda humanitaria y en la promoción de programas de alivio a la pobreza. El resultado es casi nulo. Reducir la pobreza ha probado ser mucho más complicado de lo esperado.

Seamos justos con el Banco Mundial. La medición de ingresos y de la efectividad de los programas de alivio a la pobreza es un ejercicio complejo. De hecho, no fue sino hasta principios de los años noventa cuando por primera vez un equipo de investigadores de dicha institución se dio a la tarea de generar estadísticas de pobreza para la población mundial.

En 1991, Martin Ravallion, Gaurav Datt y Dominique van de Walle, tres destacados economistas del desarrollo, calcularon cuántos dólares se requerirían para comprar una canasta alimentaria básica en 33 países en vías– de desarrollo. Para hacerlo, era necesario conocer el precio de miles de productos en cada uno de estos países. Así, utilizando encuestas de precios, estimaron que era necesario un promedio de 1.25 dólares diarios para comprar los alimentos necesarios para sobrevivir (Ravallion et al 1991). Por cuestiones mediáticas, los 1.25 dólares se convirtieron rápidamente en la conocida “línea de pobreza” y fueron rebautizados como “un dólar diario.”

Los problemas de la ya famosa línea de pobreza del Banco Mundial son varios. Primero, el número de encuestas disponibles varía en cantidad y calidad año con año. En 1983 se contaban con sólo 18 encuestas, mientras que en 1993 se tenían 480; el problema se agudiza porque son los países más pobres del mundo los que precisamente cuentan con menos encuestas de precios. Por ejemplo, antes de 2005 no se contaba con ninguna encuesta para China, todas las cifras de pobreza para dicho país eran simples estimaciones (1) . Esto generaba un sesgo considerable dado que una gran parte de la población pobre del mundo vive (vivía más bien) en China.

Segundo, sólo se cuenta con encuestas de precios a nivel país a pesar de que es bien sabido que los precios varían al interior de los mismos países. Puesto de otra forma, no cuesta lo mismo un kilo de frijoles en el mercado ambulante de Tecatitla, en el Estado de México, que en el Superama de Polanco, en el Distrito Federal.

Tercero, los precios varían también de acuerdo a la calidad de los productos. Ravallion y demás economistas del Banco Mundial sólo cuentan con información sobre el precio promedio del frijol, no sobre el precio de diferentes marcas y calidades de frijoles. Es probable que –por cuestiones de calidad y tipo de producto– el precio promedio del frijol en, digamos Bolivia, sea más caro que el precio que pagan los bolivianos pobres por el frijol que ellos consumen. Si esto es cierto, las estadísticas de pobreza estarían sobrestimando– el número de pobres en el mundo. Finalmente, el tipo de bienes consumidos por los pobres varían considerablemente de región en región. Ciertas aldeas en China consumen arroz como su principal alimento, mientras que otras consumen papa. La canasta utilizada por los investigadores no considera estas sutiles diferencias en el consumo dentro de cada país, lo cuál podría sesgar los datos de pobreza.

Independientemente de los problemas intrínsecos que conlleva la medición de los ingresos, la creación de una línea de pobreza objetiva ha sido un avance significativo en la lucha contra la pobreza. Fue gracias a ella que el mundo pudo perseguir una meta en común: reducir la cantidad de personas que viven en pobreza extrema a la mitad. En el año 2000, todos los miembros del la Organización de las Naciones Unidas aprobaron la “Declaración del Mileno” en la que se comprometieron a reducir en un 50% la pobreza de 1990 a 2015 (2) .

De 1990 a 2005, la pobreza se ha reducido en 436.7 millones (Chen y Ravallion 2008). En términos porcentuales, mientras que el 41.6% de los habitantes de países en vías de desarrollo vivían en pobreza, ahora sólo el 25.2% vive en dichas condiciones. Dicha reducción sería significativa si no fuera por que hay importantes diferencias regionales en la efectividad del alivio a la pobreza.

Los únicos países del mundo que han reducido su pobreza son China e India. Del casi cuarto de millón de personas que dejaron la pobreza durante los últimos quince años, un total de 475.5 millones son Chinos. De hecho, si excluimos a China de las estadísticas, ¡el mundo sólo ha reducido la pobreza en 38.8 millones! Aún más preocupante es el hecho de que en varias regiones del mundo, entre ellas América Latina, África, Europa del Este, Asia del Sur y el Medio Oriente, ha aumentado la pobreza. El número de pobres en África ha aumentado en 91.5 millones, y en 3.2 millones en América Latina (Chen y Ravallion 2008).

La tragedia africana resulta particularmente desconcertante. África concentra la mayoría de los esfuerzos en materia de reducción de la pobreza. Varios países africanos (i.e. Zaire en los noventa o Madagascar actualmente) reciben en ayuda humanitaria lo equivalente a varias veces su Producto Interno Bruto; Etiopía se ha convertido en un laboratorio de programas para la reducción de la pobreza y el aumento en el capital humano. Aún así, poco o nada se ha logrado. Las herramientas utilizadas en el combate a la pobreza han resultado ineficaces. La pobreza aumenta.

Imagen 3

El aumento en la pobreza en América Latina es –en términos estadísticos– pequeño. De hecho, podemos decir que la pobreza se ha mantenido más o menos estable durante la última década y pinta para permanecer así por más tiempo. El estancamiento generalizado de la región se explica con dos palabras: crisis económicas. Argentina, Brasil y México han experimentado severos retrocesos en la reducción de la pobreza debido a su inestabilidad macroeconómica.

A principios 1994 México contaba con un total de 47 millones de pobres lo cual representaba el 52% de la población total del país (3) . En 1996, luego de que el error de diciembre golpeara al país, el porcentaje de la población viviendo en pobreza se incrementó a 69%. En tan sólo dos años, 17 millones de mexicanos ingresaron a las filas de la pobreza (Coneval 2009).

El fenómeno vuelve a repetirse, en menor escala, con la crisis que nos golpea este año. Hasta antes de la crisis, ocho millones de personas habían dejado de ser pobres de 2000 a 2006 (Coneval 2009). Las más recientes cifras, sin embargo, hablan de un total de 50.5 millones de pobres, casi 6 millones más que en 2006. México es más pobre. De hecho, somos tan pobres como lo éramos en el 2002. Seis años de política social se han eliminado de nuestra historia.

Imagen 4

El efecto de la crisis en el aumento de la pobreza no se limita a México. Se espera que Chile aumente su pobreza de 12.3% a 17.2% y que el total de pobres en el mundo aumente en 46 millones.

Y bueno, ante la limitada reducción en la pobreza mundial y los múltiples retrocesos experimentados por países en vías de desarrollo como México, el hecho de que países como China e India hayan sido tan exitosos en el alivio a la pobreza es a la vez un enigma y una esperanza. Asomémonos a estos países. Veamos qué han hecho bien y diferente. Experimentemos con nuestras herramientas de política pública y realicemos los ajustes necesarios. Es cierto que el mundo sabe poco sobre cómo reducir efectivamente la pobreza. Pero es cierto también que mediante investigación, análisis y experimentación podemos aprender a resolver, al menos parte del problema.

———-

* Estudiante del doctorado en Gobierno y miembro del Programa en Inequidad
y Política Social en la Universidad de Harvard. Antes de ingresar al
doctorado cursó la licenciatura en Ciencia Política en el ITAM.
Por favor, dirija sus comentarios a [email protected].

1. China cuenta con encuestas de ingresos y gastos desde 1981 pero no fue
sino hasta 2005 que dichas estadísticas fueron hechas públicas.
La publicación de las cifras han llevado a recalcular dramáticamente
las estadísticas económicas de dicho país. Por ejemplo,
la economía China ha resultado ser 40% menor de lo que se creía
anteriormente y la paridad del poder adquisitivo (PPP) del Yuan es equivalente
al 50% del valor de mercado de dicha moneda (no 25% como se sugería anteriormente)
(Chen y Ravallion 2008). Incluso, académicos como Keidel (2007) han llegado
a argumentar que, si consideramos la nueva PPP de China, el número de
pobres Chinos se incrementa en 300 millones más de lo reportado en las
cifras oficiales del Banco Mundial.

2. Se utilizó como medida base la pobreza registrada en 1990 –no
en 2000– porque muchos países en vías de desarrollo no contaban
con estadísticas actualizadas sobre sus niveles de pobreza. El uso de
estadísticas atrasadas era la única manera de asegurar que la
información sería comparable a nivel global.

3. Estas cifras corresponden a la línea de pobreza oficial (pobreza
de patrimonio) de acuerdo a estimaciones hechas por el gobierno federal mexicano
(Coneval 2009). Es importante notar que la línea de pobreza mexicana
es considerablemente más generosa que el dólar diario del Banco
Mundial. Mientras que México considera como pobre a cualquier persona
que viva con menos de 707.84 pesos mensuales (en el área rural), para
ser clasificado como “pobre” por el Banco Mundial se tiene que tener
un ingreso mensual menor de $319.12 (un dólar diario a julio del 2005).
Si seguimos los estándares de clasificación de pobreza del Banco
Mundial, sólo el 2% de los mexicanos es pobre.

Referencias

Chen, Shaohua, and Martin Ravallion, “The Developing World is Poorer Than
We Thought, But No Less Successful in the Fight Against Poverty,” Policy
Research Working Paper 4703
, Agosto 2008

Coneval. Estimaciones con base en las ENIGH 1992 a 2006. Véase http://www.coneval.gob.mx/,
consultado en septiembre del 2009.

Keidel, Albert, 2007, “The Limits of a Smaller, Poorer China,”
Financial Times, Noviembre 13.

Ravallion, Martin, Gaurav Datt and Dominique van de Walle, 1991, “Quantifying
Absolute Poverty in the Developing World,” Review of Income and Wealth
37: 345-361.

Viridiana Ríos

2 Respuestas para “¿Qué tan pobres somos?”
  1. Roberto dice:

    Jajajaj ironico que en Mexico hay un 50 % de personas en la pobreza, en China debe ser alrededor del 25% cuando mucho, y todavia hayan quienes digan que estamos mejor.
    Eso explica en parte la corrupcion y el imperio del narco.
    Y algunos todavia creen que el capitalismo salvaje funciona.

  2. Sr. Maldonado dice:

    YA ME CANSE DE SER POBRE, PERO NO LOGRO CONSEGUIR TRABAJO AQUI, YA CASI LLEVO 2 AÑOS DESEMPLEADO. SIENTO QUE LOS AÑOS PASAN Y NO LOGRO ALCANZAR MIS OBJETIVOS POR FALTA DE OPORTUNIDADES, EN ESTE TIEMPO HE ESTADO DE UN LUGAR A OTRO EN EMPLEO TEMPORAL PERO NO RINDE DE ESTA MANERA, MI MADRE SE ENFERMO Y ELLA NO TIENE SEGURO SOCIAL, ESTOY MUY TRISTE EN VERDAD Y MUY DESESPERADO, AFORTUNADAMENTE SOY SOLTERO Y NO TENGO HIJOS QUE MANTENER SOLO A MI MADRE.

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