¿Cómo debemos escribir el término de informática: buffer o búfer? ¿Qué es parteaguas? ¿Cómo se conjuga el verbo nevar? ¿Abolir es un verbo defectivo? ¿Cuál es la forma correcta: óilo u óyelo? ¿Cuál es la abreviatura correcta de los Estados Unidos? ¿Está bien decir degollan o degüellan? ¿Qué es un tambache?
Estas son algunas de las preguntas que hemos recibido en la Fundación del Español Urgente México (fundéu México) de quienes han visitado su página electrónica en el año y medio que tiene de vida. Son muestras del interés y del gusto que tienen los hablantes por conocer mejor el significado de las palabras y por saber cuáles son las conjugaciones de los verbos regulares, irregulares y de otro tipo; si cambian o no los sustantivos, los artículos y los adjetivos al modificar su género o su número; por saber cuántos tipos de adverbios existen y cuál es el uso adecuado de las preposiciones y las conjunciones.
Muchos de ellos comparten la urgencia de resolver dudas sobre los gentilicios y topónimos de nuestro país y de otras partes del mundo; o acerca de la validez de voces de otras lenguas introducidas por los avances y desarrollos tecnológicos. Otros tantos requieren resolver inquietudes más comunes o escolares relacionadas con la prosodia y la ortografía. Unos más disfrutan la revelación de la etimología griega, latina o de lenguas indígenas, otros pretenden ganar una discusión sobre las abreviaturas de los grados de estudios, entender el empleo de los números romanos, ordinales y cardinales, o mejorar la puntuación de un párrafo. Todos, a fin de cuentas, han necesitado profundizar en el conocimiento de la herramienta más poderosa que distingue al ser humano: la lengua.
Los dueños del español somos muchos y es natural que algunos quieran cuidarlo y preservarlo para que nos preste el mejor servicio posible. En un número anterior de Este País se dio cuenta de las instituciones que en México contribuyen a tal fin. En ellas se estudia el funcionamiento del español, sus variantes geográficas, su historia, su relación con la literatura, la educación y otras disciplinas, asimismo se interesan por discutir y determinar los criterios que permiten conservar la precisión de las frases y las palabras; culminan esta labor con la publicación de ensayos, manuales, gramáticas y diccionarios que explican la forma en la cual se construyen las oraciones y el significado que han tenido y tienen los vocablos, entre otras cosas. Nos ayudan a conocer y usar el español convenientemente.
La fundéu México, impulsada por la fundéu bbva de España, se ha sumado a ese esfuerzo y ha puesto interés en fomentar el buen uso del español en general, y en particular, en los medios de comunicación. Quienes colaboramos en la fundéu nos esforzamos por ofrecer respuestas rápidas ante cualquier duda y por distinguir problemas de usos indebidos o inapropiados que tiendan a extenderse para emitir recomendaciones que lo impidan.
En la medida en que estas recomendaciones lleguen a más personas nos sentiremos más satisfechos, por eso consideramos muy importante acercarlas a los lectores de Este país, al que agradecemos el espacio que nos han concedido en su prestigiado suplemento cultural.
Como ejemplo del material que someteremos a la consideración de los lectores presentamos una observación que pretende aclarar la frecuente confusión entre los términos apóstrofo y apóstrofe.
Apóstrofo es un signo ortográfico auxiliar en forma de coma alta o de comilla sencilla (’) que tiene principalmente dos usos: el que indica la elisión de una o dos letras o de una cifra como en “pa’ca” por “para acá” y “pu’s” en lugar de “pues”, y el que tiene en nombres propios y expresiones del catalán, inglés, francés e italiano: O’Neil, O’Connor, c’est la vie y L’Hospitalet de Llobregat.
No debe confundirse, como suele suceder, con el término apóstrofe, figura literaria que consiste en dirigirse con vehemencia a otra u otras personas, presentes, ausentes, vivas, muertas o a seres abstractos o inanimados, incluso en dirigirse la palabra a sí mismo en iguales términos. Apóstrofe también indica “insulto o dicterio”, advierte el Diccionario de la lengua española.
Nos importa que la comunicación sea más precisa, clara y eficiente entre los millones de hispanohablantes. Recordemos que el español es considerado el cuarto idioma más utilizado en el mundo, y que se calcula que para el año 2030, esta población representará el 7.5 por ciento de los habitantes del planeta. Actualmente cerca de 500 millones de personas se comunican en español en más de veinte países. Por eso es también una de las lenguas que más se estudia en el mundo.
¿Por qué en Bancomer BBVA siempre utilizan el verbo «aperturar» por ejemplo, para abrir una cuenta bancaria?
Si «aperturar» ya es un verbo aceptado en la normativa académica, está bien, pero si no, sería bueno que los de la Fundéu le dieran importancia a la competencia del uso del español estándar en su lenguaje empresarial, tanto como a otras habilidades gerenciales que se sugieren en esa frase alguna vez tan remarcada de «la cultura bancaria» que aparecía en la publicidad de dicho banco.