En 1946 Carlos González Peña recordaba a la Ciudad de México de su iniciación literaria y periodística, una metrópoli que transitaba de la paz porfírica al estruendo de la Revolución, para rendir homenaje a sus compañeros de generación y al Ateneo de la Juventud en un libro que tituló Gente mía: “Aquel grupo era mi grupo; aquella gente era mi gente. Gente mía…”.
El escritor, que había ingresado a la Academia Mexicana de la Lengua en 1921, empleaba la palabra gente con el significado de una ‘familia o parentela’ (claramente extendida por sus entrañables amistades), pues no se refería solamente a una ‘pluralidad de personas’, primera acepción con la cual aparece la voz gente en las ediciones del Diccionario de la Academia desde 1734 hasta la vigésima segunda de 2001, disponible en línea; y tampoco empleaba la segunda de ‘nación’ considerada en el lexicón hasta 1992 como en desuso y actualmente descartada. Es interesante, sin embargo, observar cómo se entendió así durante los siglos xviii y xix, pues explicaba el autor del lema que aparece en la edición de 1734: “Gente vale lo mismo que Nación; esto es nacidos en diversos climas y regiones, de diversa lengua y costumbres”; y ofrecía las siguientes citas: “Y por todas vías y formas procuro juntar gentes de todas suertes” y “Por manera que no es de maravillar, si con la mudanza del tiempo y de las gentes se han perdido los antiguos nombres”. También se advertía que la palabra gente significaba alguna vez persona en singular como cuando la ronda encontraba a un hombre solo, y le preguntaba: “¿Qué gente?”.
Ante las recientes consideraciones sobre el uso de gente con el sentido de persona o individuo que encontramos en el Diccionario panhispánico de dudas, es evidente que se ha recuperado aquel añejo plural de gentes. Es una respuesta a una duda que ha quitado la tranquilidad a muchos hablantes (en nuestro país por lo menos) desde hace mucho tiempo y así lo demuestra la preocupación de quienes nos han consultado al respecto con preguntas como: ¿es correcto decir varias gentes?, ¿cuándo se utilizan las palabras gente y persona?, ¿gentes es un plural del plural?
Se trata de un curioso caso de recuperación de sentido de un sustantivo considerado colectivo en los manuales de español. La situación, a nuestro juicio, es la siguiente, como aparece en la página de la Fundéu México:
Gente proviene del latín gens (conjunto de familias del mismo origen, raza, pueblo, nación) y su significado es intrínsecamente plural, es decir, se remite a la pluralidad o conjunto de personas. Sin embargo, tiene un amplio uso en Hispanoamérica con el significado de individuo o persona, por lo tanto, es variable en número. El uso como sustantivo contable, y no como colectivo, ha sido registrado en el Diccionario panhispánico de dudas que advierte que gentes es obligado cuando se quiere aludir a más de una persona, como en el ejemplo: “Alrededor de la tina, en la que podían caber cinco gentes, había muchas cosas”. A partir de esta norma, podemos indicar que es válido usar esta palabra tanto en singular como en plural, como sucede comúnmente con los sustantivos contables en nuestra lengua: “Vinieron solamente doce gentes a la conferencia”.
Sin embargo, también se dan usos que ciertamente son incorrectos y que deben evitarse, como los casos en los que el sujeto y el verbo se encuentran alejados entre sí por otros elementos de la oración: “Esas gentes nos están matando con sus gritos”, “La gente que componía la reunión resultaron de lo más aburridos”, en estos casos debe decirse: “Esa gente nos está matando con sus gritos” y “La gente que componía la reunión resultó de lo más aburrida”.
El flamante Diccionario de mexicanismos recoge algunas expresiones en las cuales la palabra gente se ha fijado con peculiares significados: ser gente es ser decente y tener buen comportamiento; ser muy buena gente es ser no solamente buena persona sino tener consideración por los demás y no exigir demasiado (en ocasiones casi tonto); y la gente bonita es el ‘conjunto de personas de clase social alta que se caracteriza por vestir a la moda y pertenecer a un círculo excluyente’. ¿Será?
Ahora bien, no debemos olvidar que la palabra gente en una importante cantidad de expresiones, algunas de ellas registradas en el diccionario académico, conserva el sentido de pluralidad de personas: gente de bien, ‘personas ricas o de buena posición social’; gente de pluma ‘escritores’; gente menuda ‘niños o personas de baja clase social’; gente de armas tomar ‘personas dispuestas a pelear o armar pleitos’ y gente de pelo o de pelusa, la cual resulta simpática al saber que se decía de la gente que era rica y acomodada porque andaba siempre bien vestida, tal vez con pieles, pero es graciosa sobre todo porque comprendemos mejor los siguientes versos de Quevedo con los que el autor de la entrada de la edición de 1734 ilustra la frase:
Madres, las que tenéis hijas
Así Dios os de ventura
Que no se las deis a calvos,
Sino a gente de pelusa.
Y así recordamos a la gente loca cuya conducta es censurada en un refrán que ‘condena a los que en ausencia juzgan mal las acciones ajenas’: “gente loca, coméis de mi rabo, y no de mi boca”.