Con su candidatura para la presidencia en 2012 casi asegurada, en las últimas semanas Enrique Peña Nieto se ha a dedicado a la presentación de sus opiniones políticas. Las propuestas de campaña no nos dan una representación fiel de precisamente lo que haría en caso de un triunfo electoral, porque la coyuntura legislativa importará mucho mas que unas ideas incipientes. Sin embargo, sí nos dan una idea básica de su filosofía y sus prioridades.
En el caso de Peña Nieto, quién lleva una ventaja de unos 20 puntos sobre sus posibles rivales, los diez objetivos económicos anunciados el mes pasado nos debería tranquilizar: el probable presidente parece entender lo que a la economía mexicana le hace falta.
Los diez son:
- Mantener estabilidad macroeconómica
- Fomentar la competencia económica
- Impulsar a México como una potencia energética
- Mayor inversión en capital humano
- Aumentar el nivel de crédito
- Duplicar la inversión en infraestructura
- Reducir la economía informal
- Diseñar una nueva estrategia de comercio exterior para competir con China e India
- Nueva política económica
- Reforma fiscal integral
De estos, el segundo, el de fomentar la competencia, representa una de las tareas más importantes. El gobierno de Calderón ha tomado unas medidas, como la famosa ley antimonopolio que se aprobó en Abril. No obstante, estos esfuerzos no han sido suficientes hasta el momento. El país sigue cargando con unos monopolios y oligopolios en el ámbito de las telecomunicaciones y la energía.
Hace falta un grupo de reguladores independientes y fuertes, capaces de imponerse sobre las grandes empresas. La meta de una economía abierta y competitiva no se ha concretado, lo cual inhibe el crecimiento y sube los precios para consumidores mexicanos.
El simple hecho de haberlo puesto en su lista no quiere decir que Peña Nieto va a solucionar el problema de la falta de competencia, pero sí nos dice que está consiente de uno de los obstáculos más grandes. O visto de otra manera, si Peña Nieto no lo hubiera puesto en la lista de sus prioridades, pues, sería imposible confiar en su juicio económico.
También es buena señal que Peña Nieto haya mencionado el acceso al crédito. Es un tema que no recibe mucha atención, pero uno en que México tiene un sistema deficiente. Como escribió en 2006 Stephen Haber, profesor de Stanford que ha participado en muchas investigaciones sobre el sistema bancario en México, “Usando cualquier medida comparativa, el sistema bancario mexicano provee bajos niveles de créditos a las empresas y los hogares.” Un mayor acceso al financiamiento bancario incrementará la productividad de las pequeñas y medianas empresas, facilitará la creación de éstas mismas, y subirá el consumo de los ciudadanos normales. Es decir, todos ganaríamos.
Casi todos los demás objetivos merecen la consideración de la próxima administración, sea de Peña Nieto u otro presidenciable, con la excepción de uno: competir con China e India. El deseo es entendible, ya que los productos baratísimos de China han arrebatado a las empresas mexicanas una parte de su participación en el mercado estadounidense.
Pero la solución no es buscar competir con China. Para empezar, en la manufactura, el campo donde más ha chocado con México, el gigante asiático vuelve cada vez menos competitivo gracias al mismo crecimiento económico, lo cual incrementa el costo de la mano de obra en aquel país de manera dramática.
Según el reporte Mexico’s Evolving Sweet Spot in the Globalization Landscape, publicado en 2008 por The Boston Consulting Group, en 1996, el salario de un obrero chino se ubicó en la tercera parte del salario mexicano; en 2008, ya era la mitad. El año pasado, el salario mexicano en la manufactura superaba el chino por tan solo 14 por ciento. Gracias a ello, México será un lugar más atractivo para la inversión. Además, los precios de productos mexicanos en Estados Unidos, que sigue siendo el mayor mercado consumidor del mundo, serán cada vez más competitivos que los chinos, más aún si se toma en cuenta la falta de aranceles y el bajo costo de transporte.
Pero poderle ganar a China en el mercado estadounidense no quiere decir que México tiene la postura correcta hacia Asia. Lo que México debe hacer, y lo que no está haciendo ahora, es buscar tener mayores vínculos económicos con China e India, en donde se encuentra la tercera parte de la población mundial. Es decir, son mercados enormes, y gracias a su buen desempeño económico, su demanda es cada vez mayor también. Los que son los ejemplares para México son los que han podido aprovechar de la demanda explosiva de más de dos mil millones de consumidores, como Brazil, Chile y Perú, para usar unos ejemplos relevantes de Sudamérica.
Por cierto, es más difícil para México que aquellos países, que tienen complementariedades naturales a través de sus abastos de tina, acero, cobre, y soya, entre otros productos. México no tiene recursos comparables. Pero con esfuerzo y creatividad, la situación económica puede cambiar, y seis años son muchos para un presidente que tiene las metas correctas. ¿Las tiene Peña Nieto?