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De la desesperanza como modus vivendi
Blog | El Domador De Polillas | Rocío Franco López | 26.07.2013 | 0 Comentarios

Ferréz (Reginaldo Ferrera da Silva), Manual práctico del odio, Alejandro Reyes Arias (trad.), Oaxaca: Sur + Ediciones, 2012, pp. 305.

manual del odio

Mucho se dice en los periódicos acerca de los terribles tiempos en que vivimos, mucho dicen los “expertos” y políticos acerca de fenómenos sociales y delincuenciales como la violencia, los secuestros, las violaciones y la muerte de a pie que nos acecha en cada esquina, al menos en todas las ciudades de los países en “vías de desarrollo”, sin que se llegue a un acuerdo, siquiera a un elemental proyecto de solución para la violencia descarriada y descarada que vivimos de cotidiano.

Poco se hace y se dice de los actores de esa violencia, cuando uno ve los noticiarios encuentra elegantes señoritingos que elaboran tesis económicas, sociológicas y antropológicas acerca de estos fenómenos, se preguntan con palabras rimbombantes cuál será la clave para que ellos dejen de ser perseguidos por el costoso teléfono móvil que portan o por el lujoso vehículo en el que se trasladan; sin embargo, poco hacen por hablar del revés de la moneda, poco recuerdan acerca del hombre que en un crucero limpia su parabrisas todos los días a cambio de una ínfima moneda, jamás recuerdan al niño mugroso que vende chicles junto a su mesa mientras ellos degustan costosos cortes.

Sabemos que no serán ellos quienes modifiquen el depredador sistema en que vivimos, sabemos que no son ellos quienes más lo han padecido, sabemos que ellos ni siquiera saben de lo que hablamos (o fingen no saberlo), pero para recordárselos, para dejar testimonio de la descarnada realidad siempre estará la literatura, es así como Reginaldo Ferreira da Silva —mejor conocido como Ferréz— nos entrega la excelente novela titulada Manual práctico del odio.

Con una prosa veloz y escueta, cruda y sórdida, que no se demora en los detalles a menos que tengan relevancia, sin linealidad, salta de un momento a otro a veces sin que el lector se percate del flash-back, Ferréz nos lleva por las favelas de Capão Redondo, lugar en la periferia de São Paulo (en el que creció y vive), para mostrarnos la vida de seis personajes relacionados por el crimen, por el descreimiento ante la vida urbana y por una paradójica esperanza.

Lúcio Fé, Neguiño da Mancha na Mão, Celso Capeta, Aniña, Mágico y Régis (el protagonista) nos dejan ver al pasar las páginas breves atisbos de sus inmundas existencias, la manera en que todos se juntan en alguna esquina de una ciudad perdida en la que el único futuro es el desasosiego y la mezquindad, la extraña certeza de que se nace para ser pobre, y el único pasado ha sido la miseria y la violencia.

A pesar de todas las tesis y las investigaciones, ¿qué debe hacerse cuando en tu futuro no hay más que hambre, cuando conforme envejeces comprendes que lo único que tendrás para heredar será ese testamento vil, putrefacto, sin fin? A pesar de esa comprensión, de ese vislumbre aciago, el instinto de sobrevivencia entre el hacinamiento de las grandes ciudades impulsa al hombre a buscarse los medios, legales o ilegales, para transformar esa realidad. El amor no existe, porque ha sido derrotado por la brutalidad; lo que permanece es el odio, la rabia que da fuerza a esas masas humanas para conseguir lo necesario, para ellos mismos o para su prole; para arrebatarlo de las manos de aquellos que por una mala broma del destino nacieron en el lado brillante del barrio. Aquellos quienes no pagan su vida con vida, los que ignoran lo poco que puede valer la sangre.

Manual práctico del odio narra el discurrir de estos personajes, con torcidos recuerdos de sus infancias y cómo esos sucesos pasados los llevaron hasta donde se encuentran ahora, hasta el punto en que se reúnen para intentar una transformación. Ferréz sabe bien de lo que escribe, él nació en Capão Redondo y ha dedicado su vida entera a transformar su entorno. Comenzó a escribir a los 12 años de edad, cuentos, poemas, versos, canciones, y antes de poder ser publicado fue vendedor de escobas, dependiente, ayudante general y archivero. Se ha dedicado a fortalecer la vida cultural de su comunidad organizando espacios para los jóvenes aglutinados por el hip-hop, género en el que también él se ha manifestado. Fundador del colectivo 1DASUL que se dedica a vender ropa producida por el mismo barrio, y del movimiento Literatura Marginal, que en sus orígenes comenzó difundiendo la obra de autores desconocidos con lecturas públicas y ahora tiene su propio sello editorial con la misma línea de autores y a bajos precios para que las personas de bajos ingresos puedan tener acceso a ellos. Participa también en programas de radio y televisión, en donde tiene uno propio llamado Interferência, trasmitido por TVcultura de Brasil, ha dirigido diversas revistas culturales y literarias, y ha participado en varios guiones para cine y cómic, como Os Inimigos Não Mandam Flores, de Editorial Pixel.

Desde su literatura Ferréz afirma su propia voz y la dignidad de los habitantes de los suburbios de las grandes ciudades, con su trabajo deja claro que es posible reinventar el contrato social desde el fondo; que por pequeña que sea no debe perderse la fe en la unión social, la creencia de que sólo construyendo y fortaleciendo redes de apoyo popular podemos hacer algo por rescatarnos unos a otros de la oscuridad en la que nos hemos sumido.

* * * * *

II. Quien es, no comenta

Cuántas casas limpió ella, en cuántas él estuvo con ella, sólo acompañándola mientras limpiaba, había mantequilla en el refrigerador, él jura que la vio, pero lo que la patrona de su madre le puso a su pan fue tuétano de hueso derretido en el sartén. Así fue hasta que cumplió once años, cuando aprendió a robar yogurt del refrigerador de la vieja, su madre hacía sopa de yuca y caldo de patas de pollo, él odiaba las patas de pollo pero ella lo llevaba a la tienda y decía: “Joven, ¡deme patas de pollo, que a mi hijo sólo le gustan las patas!”

Fue gracias a una patrona fastidiosa que no comía molleja, hígado o costilla, que esos alimentos entraron a su dieta, su madre tenía su propio plato, tenía prohibid comer en el plato de los patrones, ella comía con él en el cuarto de lavado.

A pesar de todo el sufrimiento, ella era la madre perfecta, la patrona insistía en darle algunos huesos con restos de carne, la madre de Régis decía que era para el perro, pero en casa los preparaba para los hijos, los cocinaba con papas y los invitaba a comer la sopa deliciosa, Régis y su hermana corrían para ver quién llegaba primero al plato con el hueso más grande, igual al pleito por la punta de la barra de pan, que ellos llamaban rodilla de panadero.

La patrona de la madre de Régis le dijo algo que se le quedó grabado en la cabeza todo ese tiempo y que él guarda como el inicio de su rabia y su indignación, como el inicio de todo el odio que siente por quien tiene lo que él siempre quiso tener: dinero. Un día, durante una plática entre la patrona y su madre, la patrona preguntó de qué barrio eran, su madre dijo el nombre del barrio, la patrona pasó la mano en la cabeza del pequeño y dijo: “¿Entonces este es el mocoso que un día va a crecer y va a venir a robar mi casa?”

Régis no entendió el chiste ni su madre entendió lo que la patrona quiso decir, pero imitó a la patrona en la carcajada, la patrona se doblaba de risa y la madre de Régis trataba de acompañar a la que le pagaba el salario todos los meses, la que mantenía a su familia, al fin y al cabo la patrona tenía tantos estudios que seguramente tenía razón en divertirse pensando que su hijo tal vez sería un futuro ladrón.

ferrez

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