“Fronteras, ¿por qué fronteras? Si en mi música hay amor” decía el cantante argentino Leo Dan en una de sus más conocidas canciones. Algo semejante puede decirse de las lenguas y las fonteras entre países. Con la idea, bastante absurda, de que a cada país corresponde una sola identidad y una sola lengua, en la conformación de los estados-nación las fronteras propias de los pueblos indígenas y de las áreas lingüísticas no fueron nunca tomadas en consideración.
Analizando la división política de nuestro país, la situación es bastante elocuente, no hay fronteras internas ni externas que hayan respetado los límites de los pueblos y de las lenguas. La división por municipios es un ejemplo de ello. En el caso de Oaxaca es común que las autoridades comunitarias también sean las autoridades municipales, los municipios están gobernados por las propias comunidades indígenas, es decir, una unidad propia del estado (municipio) coincide en muchas ocasiones con una unidad propia del pueblo indígena en cuestión: la comunidad. Sin embargo, aunque esta situación es común en Oaxaca (a diferencia de otros estados en los que las cabeceras municipales no están gobernadas por población indígena) no significa que las fronteras municipales hayan tomado en cuenta las fronteras lingüísticas. En un mismo municipio se pueden encontrar comunidades con diferencias lingüísticas importantes o radicalmente distintas. En otros estados del país, la situación es más grave, casi siempre las comunidades indígenas están supeditadas a cabildos o cabeceras municipales que no son indígenas. En estos casos, la unidad municipio no coincide con la unidad pertinente: comunidad indígena y por lo tanto tampoco con las fronteras lingüísticas.
La división entre las entidades federativas es aún más elocuente, las lenguas mixtecas se hablan en tres estados de la república: Oaxaca, Puebla y Guerrero. ¿Qué hubiera sucedido si todas las lenguas mixtecas y el pueblo mixteco conformaran por sí mismos un solo territorio o estado? ¿Qué pasaría si el área lingüística estuviera contenida dentro de un mismo estado? Valdría la pena explorar si habría repercusiones sobre la vitalidad o fortalecimiento de las lenguas mismas. Como en el caso de los municipios, la división por entidades federativas no corresponde con las fronteras lingüísticas y provoca que las comunidades de habla y de cada pueblos indígena quede dividida por fronteras creadas por el estado mexicano.
Las fronteras del país también dividieron pueblos indígenas con consecuencias un poco más graves. Hay que considerar también que los límites del país fueron cambiando incluso desde la época colonial pero en ningún caso se respetaron los límites propios de los territorios de los pueblos originarios. Los pueblos yumanos, como el pueblo cucapá, quedó dividido por la frontera entre Estados Unidos y México. Al sur, la situación tampoco respetó la división entre pueblos, la lengua chuj y la lengua mam tienen hablantes de los dos lados de la frontera. Además de esto, debido al desplazamiento provocado por la guerra civil en Guatemala, hay comunidades hablantes de otras lenguas guatemaltecas dentro del territorio mexicano. Dado el contexto de migración, es común que se den situaciones en las que los hablantes de chuj mexicanos sufran el mismo trato que sus hermanos chuj guatemaltecos y se les exige comprobar la nacionalidad cuando viajan hacia el centro del país. Se trata de un solo pueblo dividido por una frontera que nadie les consultó nunca.
Sin embargo, creo que las fronteras pueden no importar tanto cuando los pueblos deciden trabajar en común pero es verdad que ninguna división geopolítica, ya sea por municipios, estados o país, coincide con los territorios y las áreas lingüísticas de los pueblos indígenas. ¿Tiene o no consecuencias? ¿Cuáles?
Visita el Catálogo de las lenguas indígenas nacionales en http://www.inali.gob.mx/clin-inali/index.html