Hace unas semanas murió Mario Ojeda. Se trata de una gran pérdida para el mundo académico y cultural mexicano e hispanoamericano. Su pasión intelectual fue enorme y su dedicación al magisterio tuvo la misma intensidad. Nunca dejó de pensar en el país y en su especialidad: las relaciones internacionales, la geopolítica y la diplomacia.
Gran parte de su labor docente y administrativa estuvo ligada a El Colegio de México, institución de la que fue presidente de 1985 a 1994, después de ser director del Centro de Estudios Internacionales, secretario general y coordinador general académico. Fueron aquellos años los que atestiguaron el crecimiento de una de las mejores y más prestigiadas instituciones del país.
Su formación se dio en la Universidad Nacional Autónoma de México, donde también se desempeñó como profesor e investigador. El cariño por su alma mater fue permanente y la prestigió en otras universidades en las que dio también cursos y seminarios.
Mario Ojeda recordaba a los hombres-libro de Fahrenheit 451, la novela antiutópica de Ray Bradbury, quienes memorizaban los textos para evitar que la quema por el régimen autoritario los borrara de nuestra cultura.
En su vocación internacionalista tuvo una visión claramente mexicana, lo que no la reducía a una postura local sino que le daba una verdadera concepción global de las relaciones internacionales. Fue muy consciente del papel que México había desempeñado en conflictos mundiales como la Guerra Civil Española, la Segunda Guerra Mundial y la Revolución cubana.
A la vez, sabía también el papel que México debía tener como líder de las naciones hispanoamericanas, del diálogo necesario con el ya entonces pujante Sudeste asiático y, en general, con el entonces llamado tercer mundo. Esa visión se reflejó en obras seminales como Alcances y límites de la política exterior de México (1976) y México: el surgimiento de una política exterior activa (1986).
En este adiós al maestro, al amigo, al ejemplo, quiero dejar constancia de lo que él, nacido en 1927 y perteneciente a la brillante generación de Medio Siglo, nos ha heredado a las siguientes generaciones: curiosidad intelectual, capacidad reflexiva, voluntad de trabajo, rigor en la información.
Gracias, don Mario Ojeda, por su ejemplo.
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FERNANDO SERRANO MIGALLÓN es profesor de Derecho Constitucional y Ciencia Política en la UNAM, institución de la cual fue Abogado General. Además, fue Director de la Facultad de Derecho de esa misma universidad y ha sido profesor de Administración Pública y Relaciones Internacionales en El Colegio de México. Actualmente ocupa la Subsecretaría de Educación Superior de la SEP.