Thursday, 14 November 2024
Artículos relacionados
Narcotráfico y cambio cultural
Blog | Palimpsestos | Antonio Santiago | 29.07.2013 | 0 Comentarios

BarraBio-AntonioSantiagoNew

 

 

Hace unos días, platicando sobre la grave erosión del tejido social causada por décadas de abandono gubernamental, migración de padres de familia y explotación de mujeres maquiladoras del norte del país, una amiga me daba a entender que no podía hacerse ya nada con las generaciones perdidas en la delincuencia organizada sino abatirlas.

 

Más tarde me enteré sobre un ex pistolero de Los Templarios que había decidido cambiar de bando uniéndose a las autodefensas michoacanas, decisión que dicho pistolero explicó como debida a la transformación de los capos de la droga, quienes de beneficiarios del pueblo habían devenido en sus verdugos.

 

¿No es posible crear las condiciones para que más jóvenes cambien de bando? (no necesariamente a las autodefensas).  Podría parecernos entonces un asunto de incentivos. A fin de tomar decisiones correctas, habría que optar entre entender a la sociedad y al individuo desde el enfoque de un determinismo extremo o vislumbrar la posibilidad de su transformación.

 

Antonio Ariño[1] recuerda una importante crítica realizada a la sociología estructuralista: el determinismo supone que sociedad y cultura mantienen relaciones tan estrechas entre sí, que cada una de ellas puede explicarse en términos de la otra. Si como pensaba Freud infancia es destino, no hay nada que pueda hacerse por las generaciones perdidas y el eufemismo “abatir” inaugurado en México por Calderón sería la única salida posible.

 

Sin embargo, la cultura no sólo refleja su contexto, también lo organiza, lo trasciende y lo transforma[2]. La idea de determinismo cultural impediría captar la multiplicidad de relaciones entre cultura y sociedad o explicar el cambio social o individual. Así, hay otra forma de entender la anomia, la enfermedad de una parte de nuestra sociedad y de tratarla porque más allá del determinismo es posible la transformación de las estructuras que empujan a los individuos a la violencia. ¿De dónde surge la anomia?

 

La concepción de que la sociedad es un todo orgánico y de que sus diferentes subsistemas o partes funcionan para mantener la entidad mayor en la que están inmersos, inaugura el modo funcionalista de pensar. Prácticas que eran consideradas irracionales (como la vagancia, o en nuestro caso, la delincuencia) se hacen entendibles cuando se capta el sentido que les brinda el estar inscritas en el todo. Para que la sociedad esté sana es menester que se cumpla con ciertos requisitos.

 

Puede que Durkheim, quien inició en gran medida el modelo funcionalista, considerara que el fenómeno de la delincuencia se debía al tránsito hacia la modernidad: la cohesión social basada en la igualdad de creencias y sentimientos tenía que ser sustituida por la interdependencia y cooperación. Lo que estaría haciendo falta en la sociedad, razón por la cual se estaría presentando el fenómeno de la “sicarización”, sería la institucionalización de valores comunes que pudieran orientar la actuación social de estos jóvenes.

 

Por su parte, Robert Merton explicaba la conducta desviada como una reacción a desequilibrios sociales. Cuando una sociedad falla en brindar los medios para el éxito social (y no tan lejos como el éxito, para la supervivencia misma), los individuos tienden a equilibrar dicha discrepancia o bien violando las normas o bien retirándose en mayor o menor grado de las metas sociales. En todo caso, los individuos responden a las estructuras y no son sino sus síntomas.

 

La primera limitante de este tipo de explicaciones es que dejan fuera las decisiones de quienes participan en tales fenómenos. A pesar de que Parsons intentó integrar la voluntad en su esquema teórico, dichas teorías no son claras al responder por qué algunos jóvenes optan por la delincuencia mientras que otros no lo hacen. Pero como no nos es posible volver a la idea inocente del libre arbitrio porque nunca fue capaz de dar cuenta de la realidad social, una explicación integral tendría que considerar el espacio simbólico en el que se mueven los jóvenes que optan por la delincuencia, desde donde adquieren una identidad que posiblemente les había sido negada en otros ámbitos.

 

Por  tal razón, el cambio del ex pistolero debe interesarnos: más allá de la guerra inaugurada por la anterior administración, es posible enriquecer las alternativas de este nuevo gobierno para que no sólo prevenga la delincuencia mediante el gasto en becas y en horizontes deseables para los jóvenes (cosa que está muy bien que haga y que festejo porque su enfoque es progresista), sino en un futuro negociado para aquellos que perteneciendo al crimen opten por cambiar de bando.



[1] Ariño Villaroya, Antonio “Sociología de la Cultura” En Giner: Teoría Sociológica Moderna, España, Editorial Ariel, 2003, pp. 295-333.

[2] Idem. Pag. 304.

Dejar un comentario



Erotismo machista
Machismo, misoginia, homofobia y erotismo Nuestros sistemas de valores pueden moldear las conductas cotidianas a tal grado que cuando no se dispone de tiempo y energía para deconstruirlos se transforman en guiones vitales que alcanzan a imponer un control incluso en los ámbitos más íntimos de los individuos, como lo es su erotismo.   Erotismo […]
Inclusión social:
binomios y paradojas
Para que no sean necesarios más héroes ni más milagros pa’ adecentar el local. Joan Manuel Serrat Integración e inclusión El paradigma de la integración, como en las películas norteamericanas, pone el acento en el esfuerzo de un individuo inicialmente excluido del juego social que termina, por su audacia y perseverancia, conquistando un lugar en […]
Un plan de salud para la gente mayor1
El perfil demográfico del país está cambiando. El promedio de edad es cada día más alto, y el Estado mexicano no tiene la capacidad para atender las necesidades cotidianas y los padecimientos de las personas mayores, un grupo poblacional en constante crecimiento. Urge una actualización del Sistema Nacional de Salud en este sentido. Introducción El […]
El timbre de las campanas: Dos encuentros con la lengua de los otros
En el mixe de Ayutla, tääy significa “ser chistoso/ser gracioso/ser ocurrente” y en el mixe de Tlahuitoltepec significa “mentir”. Una sutil diferencia que en ciertos contextos me ha puesto en aprietos: “¿me estás mintiendo?” me preguntan y yo entiendo “¿estás siendo graciosa? ” a lo que, con entusiasmo, y con un guiño en el ojo, […]
Maxu’nk: Duérmase mi niño, duérmaseme ya Canciones de cuna en las lenguas del mundo
En algunas comunidades mixes se cree que los recién nacidos traen consigo un torta lingüística bajo el brazo: entienden una lengua universal que después se irá puliendo con las palabras de los adultos hasta sacar de ella un diamante prístino: el ayuujk. En sueños, algunas veces podemos recordar esa lengua universal con la que nacemos […]
Más leídos
Más comentados
Los grandes problemas actuales de México (152.714)
...

La economía mexicana del siglo xx: entre milagros y crisis (65.671)
...

Con toda la barba (47.620)
...

¿Por qué es un problema la lectura? (30.403)
Desarrollar el gusto por la lectura no es cuestión meramente de voluntad individual. El interés por los libros aparece sólo en ciertas circunstancias.

La distribución del ingreso en México (26.494)
...

Presunto culpable: ¿Por qué nuestro sistema de justicia condena inocentes de forma rutinaria?
Bas­tan­te han es­cri­to y di­cho ter­ce­ros so­bre Pre­sun­to cul­pa­ble....

Los grandes problemas actuales de México
Se dice que el país está sobrediagnosticado, pero en plenas campañas y ante...

I7P5N: la fórmula
Homenaje al ipn con motivo de su 75 aniversario, este ensayo es también una...

China – EUA. ¿Nuevo escenario bipolar?
No hace mucho que regresé de viaje del continente asiático, con el propósito...

La sofocracia y la política científica
Con el cambio de Gobierno, se han escuchado voces que proponen la creación...

1
Foro de Indicadores
Debates que concluyen antes de iniciarse
El proceso legislativo reciente y sus números

Eduardo Bohórquez y Javier Berain

Factofilia: Programas sociales y pobreza, ¿existe relación?
Eduardo Bohórquez y Paola Palacios

Migración de México a Estados Unidos, ¿un éxodo en reversa?
Eduardo Bohórquez y Roberto Castellanos

Donar no es deducir, donar es invertir. Las donaciones en el marco de la reforma fiscal
Eduardo Bohórquez y Roberto Castellanos

Impuestos, gasto público y confianza, ¿una relación improbable?
Eduardo Bohórquez y Roberto Castellanos

Los titanes mundiales del petróleo y el gas
Eduardo Bohórquez y Roberto Castellanos

La pobreza en perspectiva histórica ¿Veinte años no son nada?
Eduardo Bohórquez y Roberto Castellanos

La firme marcha de la desigualdad
Eduardo Bohórquez y Roberto Castellanos

Factofilia. 2015: hacia una nueva agenda global de desarrollo
Roberto Castellanos y Eduardo Bohórquez

¿Qué medimos en la lucha contra el hambre?
Eduardo Bohórquez y Roberto Castellanos

Bicicletas, autos eléctricos y oficinas-hotel. El verdadero umbral del siglo XXI
Eduardo Bohórquez y Roberto Castellanos

Parquímetros y franeleros: de cómo diez pesitos se convierten en tres mil millones de pesos
Eduardo Bohórquez y Roberto Castellanos

Factofilia: Una radiografía de la desigualdad en México
Eduardo Bohórquez y Roberto Castellanos

Factofilia: Más allá de la partícula divina
Eduardo Bohórquez y Roberto Castellanos

Factofilia: El acento está en las ciudades. Algunos resultados de la base de datos ECCA 2012
Suhayla Bazbaz y Eduardo Bohórquez