El IFE conmemoró a lo grande sus 23 años de existencia con un evento al que asistieron personajes de la historia democrática del país: Diego Fernández de Cevallos, María de los Ángeles Moreno, Beatriz Paredes, Jesús Ortega, José Woldenberg, Emilio Chuayffet, entre otros artífices de una institución que en breve dará paso al nuevo Instituto Nacional Electoral.
Los representantes de todos los partidos políticos fueron muy elogiosos con el trabajo del IFE realizado a lo largo de todos estos años (o al menos fueron políticamente correctos), si bien el ambiente festivo no engañó a Jorge Alcocer quien, bromeando, señaló que no sabía si el evento era una fiesta o más bien un entierro… ¿qué estamos festejando?
Celebramos la “ciudadanización” gradual de las elecciones, término acuñado, recordó Alcocer, por Jorge Carpizo cuando fuera Secretario de Gobernación: ciudadanizar significa que sean los propios ciudadanos quienes organicen la votación. Fue por tal razón que Carpizo propuso, desde 1993, nombrar un Presidente del IFE para así sacar de la mesa del Consejo al Secretario de Gobernación. No tengo nada que hacer allí, habría dicho, nombremos un funcionario ciudadano que presida la mesa. Y Alcocer continúa relatando que, ante la idea de un testaferro que siguiera oscuras instrucciones, los propios partidos exigieron al Secretario de Gobernación garantizar la imparcialidad de las elecciones de 1994 presidiendo en persona el IFE. Así que la ciudadanización del Consejo tendría que esperar hasta la reforma de 1996.
A Cevallos la palabra ciudadanización le parece engañosa. ¿Es que los políticos no somos ciudadanos? El término da a entender que la bondad está de parte de la ciudadanía mientras que del lado de los políticos se alinearían todos los vicios, como si la política no estuviera hecha de ciudadanos ¿qué acaso somos extraterrestres? Porque lo que la democratización vino a traer al escenario fue precisamente que los corruptos no estaban sólo en el PRI, sino que los hay de todos los colores partidarios: ocurrió que lo que se democratizó fue la corrupción a todo lo largo y lo ancho del país, en razón de lo cual, el mayor reto de los mexicanos es hacerle frente.
Pero es un engaño creer que la corrupción es el problema originario, continuó el Jefe Diego. De lo que se trata es de un problema de valores que sólo la familia puede enseñar y que por el contrario, debido a la gran pobreza del país que postra a las familias, tenemos tanto narco, tanto delincuente, tanto secuestrador. Es fundamental en consecuencia resolver el problema de la pobreza para poder sacar adelante al país.
Con el Jefe Diego estuvo de acuerdo César Astudillo, del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, quien subrayó que el gran reto del nuevo INE será mandar el mensaje de que la democracia no se consolidará sin educación, vivienda y bienestar.
Por su parte, Beatriz Paredes apela a más democracia en todos los niveles de la sociedad: la debilidad mayor del sistema electoral es la posibilidad misma de la compra del voto: falla de moral pública en quien los compra, falla de densidad ciudadana en quien los vende.
En su oportunidad, la magistrada del TEPJF Maricarmen Alanís, señaló que le daba gusto volver a pisar la Sala del Consejo General del IFE, lugar en el que desde hace tantos años se han construido los acuerdos que han brindado paz a México. Una paz que ahora debe extenderse a otros terrenos pues la democracia sólo será eficaz con la representación de todas y de todos sin importar género o color de piel.
Yo estoy de acuerdo con todos ellos: hay mucho que festejar de nuestra democracia electoral, sobre todo cuando recordamos el mundo monocromo del cual venimos y el pluripartidismo al que hemos arribado. Esta democracia es valiosa por sí misma. Pero estoy tanto más de acuerdo con quienes vieron en la pobreza y en la descomposición social el gran reto de su consolidación, descontento que está detrás de las salidas autoritarias que la historia ejemplifica y que la ponen en riesgo.
Y sobre la cuestión de si estamos de duelo o de festejo por la desaparición del IFE, me parece que todo depende de la elección de los próximos consejeros electorales: si dejan a estos cuatro que ya saben hacer elecciones, y ponen a otros 7 comprometidos con la Institución, habrá mucho que festejar y mucho que aprender de esta reforma electoral. Si por el contrario se integra un Consejo General como el que estuvo a cargo en el 2006, tan lleno de advenedizos y testaferros de los poderes de facto, entonces podemos esperar lo peor.