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Este País | Fernando Sepúlveda Amor | 01.05.2014 | 0 Comentarios

©iStockphoto.com/©retrorocket

Las diferencias entre republicanos y demócratas respecto a la población migrante se tornan aparentes: en opinión del autor, son solo cálculos políticos de cara a las elecciones. Los republicanos obtendrán beneficios inmediatos pero, a largo plazo, los cambios en la composición demográfica de Estados Unidos terminarán por pasarles factura. 

Es bastante común entre los conferencistas la expresión atribuida a diversos autores de que “es difícil el arte de la adivinación, especialmente cuando se trata de predecir el futuro”. También se dice que los economistas pasan la mitad del tiempo anticipando el comportamiento de la economía y la otra mitad explicando por qué no se cumplió el pronóstico.

En este artículo, sin mayores pretensiones intentaré describir un escenario probable de la política estadounidense de los próximos años, y sus posibles efectos en la reforma a las leyes de inmigración y otros aspectos asociados a la vida diaria de los emigrantes mexicanos que residen en ese país.

Hemos analizado en artículos anteriores cómo la población y los inmigrantes hispanos han sido un mero objeto de la política estadounidense, en donde el presidente Obama, con una aguda percepción de las realidades electorales y los cambios demográficos que están ocurriendo en esa sociedad, generó ilusiones y prometió cambios profundos a las leyes de inmigración con el fin de atraer el voto latino —que en 2008 y 2012 alcanzó los niveles más altos en la historia de las elecciones presidenciales—, para luego cubrir su flanco de las críticas republicanas y del electorado blanco conservador efectuando una deportación de inmigrantes indocumentados sin precedentes: más de dos millones de deportados en cinco años.

Por su parte, los republicanos se han opuesto a las reformas con un discurso antiinmigrantes que tiende a crear entre la población el temor a la pérdida de empleos y a la diversidad cultural y étnica. Han buscado, así, atraer al electorado conservador de Estados Unidos, llegando a sostener posiciones extremas a nivel estatal y local que dificultan la estancia de los inmigrantes indocumentados y propician la autodeportación.

Los próximos dos años serán cruciales en la definición de la política estadounidense. El punto de partida del proceso predictivo será el planteamiento de las condiciones actuales. A continuación, haré un análisis prospectivo que permita tomar en consideración los distintos elementos que intervienen y el peso de cada uno de ellos, para elaborar diversos escenarios que permitan construir una visión de lo que pudiera suceder. La situación actual es la siguiente:

1. Todo parece indicar que en las elecciones intermedias de 2014 el Partido Republicano conservará la mayoría en la Cámara de Representantes, y que tiene grandes posibilidades de obtener la mayoría en el Senado. Los candidatos republicanos obtendrán una mayoría en las elecciones de 2014 gracias a la redistritación de perímetros electorales efectuada en los estados controlados por dicho partido, y a las legislaciones aprobadas en esas entidades para restringir el voto del electorado considerado favorable a los demócratas, mediante obstáculos para el registro de votantes, requisitos para demostrar la ciudadanía o la obligación de presentar documentación oficial para emitir el voto, condiciones que no puede siempre cumplir la población más desprotegida, que tiende a votar por el Partido Demócrata.

2. Todo apunta a que Hillary Rodham Clinton será la candidata presidencial del Partido Demócrata en las elecciones de 2016.

3. No se observa entre los aspirantes a la candidatura presidencial del Partido Republicano un personaje con suficiente arraigo entre el electorado conservador, y al interior del Partido hay una gran división entre el Tea Party y la línea tradicional republicana.

4. La popularidad del presidente Obama se encuentra en su punto más bajo y su capacidad para sacar adelante nuevas iniciativas se ve reducida por encontrarse en la etapa final de su Gobierno, por lo que se le considera como un “pato cojo” —lame duck— en términos comunes.

5. El Partido Republicano sustentará su estrategia en las elecciones intermedias de 2014 y probablemente en la elección presidencial de 2016, así como en el ataque a la reforma de salud comúnmente llamada “Obamacare”, considerando la baja aceptación que ha tenido hasta la fecha entre el público estadounidense.

6. La reforma a las leyes de inmigración no tendrá lugar en 2014, y posiblemente tampoco entre 2015 y 2016, por ser un tema divisivo al interior del Partido Republicano, a pesar de que su directiva reconoció que las posiciones antiinmigrantes del Partido tuvieron un impacto negativo en el electorado hispano y significaron la pérdida de la presidencia en 2012.

Tomando en consideración estos puntos, podremos ir construyendo escenarios que nos permitan anticipar los acontecimientos futuros y sus posibles efectos.

La pérdida de la mayoría demócrata en las dos cámaras impedirá al presidente Obama realizar los objetivos trazados al comienzo de su administración y colocará su agenda a la defensiva de los ataques republicanos. En contra de lo que se pudiera suponer, esta situación coloca al Partido Republicano en una posición muy comprometida, por haber seguido una sistemática estrategia obstruccionista de las iniciativas demócratas, lo que lo obliga a presentar sus propias iniciativas, en sustitución de aquellas, pues de no hacerlo se incrementará la percepción pública de que la legislatura actual es la más improductiva en la historia de Estados Unidos y de que el Partido Republicano no tiene políticas sólidas para enfrentar los problemas del país, impresión que se reflejará en votaciones futuras.

La estrategia central de oposición a la reforma de salud por parte del Partido Republicano para la elección intermedia pudiera no tener la misma efectividad en las elecciones de 2016. La opción de rescindir la Affordable Care Act sería más que nada un gesto político que daría lugar al veto del presidente Obama, a menos que los republicanos obtuvieran una aprobación mayoritaria de dos terceras partes en las dos Cámaras. Aun si esto sucediera, los republicanos estarían obligados a remplazar esta ley con una contrapropuesta viable, lo que se considera improbable, tomando en cuenta por otra parte que a pesar del desastroso arranque de Obamacare en 2013, actualmente el programa está teniendo cada vez más éxito y sus beneficios empezarán a ser percibidos por la población muy pronto.

Por lo demás, la negativa de los 24 estados controlados por los republicanos para la expansión de los servicios de Medicaid en sus demarcaciones afectará a 4.8 millones de personas de bajos ingresos, que por ley no alcanzarán a recibir los subsidios gubernamentales para la compra de un seguro médico en los mercados de seguros, lo que impactará seguramente en la votación de 2016.

La reforma migratoria es otra tema en el que los republicanos se encontrarán en una posición ambigua. Este asunto no será relevante en la contienda electoral de 2014 para alcanzar la mayoría en el Senado, pero ante la elección presidencial de 2016, la negativa de los republicanos de completar una reforma migratoria puede acarrearles rechazo entre el electorado latino, por lo que es probable que se vean obligados a emitir una legislación que, sin permitir a los inmigrantes indocumentados la obtención de la ciudadanía, los autorice a permanecer legalmente en el país mediante el cumplimiento de requisitos muy restrictivos.

De esta manera pretenderán combatir la imagen antiinmigrantes del Partido Republicano, y al mismo tiempo quitarle banderas al presidente Obama. Sin embargo, pienso que esta motivación no será suficiente: no está en el adn republicano la simpatía por la inmigración y será difícil remontar la impresión pública en este sentido.

El presidente Obama recibe mucha presión de organizaciones hispanas, de empresas tecnológicas y agrícolas, de grupos religiosos y de miembros de su Partido para emitir un decreto tendiente a suspender o a diferir las deportaciones de inmigrantes indocumentados, a lo que él se resiste, posiblemente considerando las repercusiones de una medida como esta en el electorado conservador. La publicación reciente de The New York Times de que únicamente 20% de los dos millones de inmigrantes deportados en su administración contaban con antecedentes criminales mayores —al contrario de lo que aseveraba la Casa Blanca— podría obligar a Obama a confrontar la negativa republicana de concluir una reforma migratoria en este periodo, o a justificar su negativa a actuar culpando al Partido Republicano de sabotear sus esfuerzos para alcanzar una reforma.

Conforme los beneficios de la reforma de salud vayan permeando crecientemente entre la población estadounidense, se hará irreversible su aplicación y ello le generará votos al Partido Demócrata. La oposición republicana a la extensión de los servicios de Medicaid en los estados controlados por ellos tendrá un costo en las elecciones. La lógica apunta a que convendría a los republicanos apoyar una reforma migratoria que regularice la estancia legal de 11.7 millones de inmigrantes indocumentados, aunque no les conceda un camino a la ciudadanía antes de las elecciones presidenciales de 2016. Sin embargo, la política no siempre es racional y es posible que dejen pasar esta oportunidad, despejando la vía para el triunfo demócrata en esas elecciones.

De acuerdo con el análisis anterior, se anticipa el triunfo del Partido Republicano en la elección intermedia y el control de las dos cámaras, pero la carencia de una plataforma unificada y de una propuesta sólida los hará perder la elección presidencial siguiente, con lo que habrán ganado la batalla y perdido la guerra. El Partido Republicano no desaparecerá de la escena, pues seguirá controlando un vasto territorio a nivel regional, pero su influencia irá disminuyendo, víctima de los inevitables cambios demográficos en Estados Unidos.

Mientras tanto, más de 6 millones de inmigrantes mexicanos se mantendrán con el temor a la deportación y cerca de 4.7 millones de ellos no tendrán acceso a una atención médica regular.

_______

FERNANDO SEPÚLVEDA AMOR es director del Observatorio Ciudadano de la Migración México-Estados Unidos.

 

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