Carlos Prieto
¿Cuál es su lugar favorito de la ciudad?
La zona de San Ángel, donde vivo. Aquí prácticamente nací y pasé los primeros años de mi niñez. Me parece muy bella, arbolada, y me gusta por su tranquilidad.
Foto tomada de Flickr/CC/romantm
¿Cuál es su lugar aborrecido?
A pesar de su belleza, no me gusta el centro de la ciudad en horas pico. Ese momento en el que no se puede caminar a causa de las multitudes.
¿Qué ve cuando piensa en la palabra ciudad?
Una gran urbe, no pienso en un pequeño pueblo, sino en sitios urbanos de más de un millón de habitantes. La palabra ciudad para mí no tiene una connotación positiva o negativa, eso depende ya de en qué ciudad estoy o de cuál estoy hablando.
¿A qué huele su ciudad?
He vivido en varias ciudades. La Ciudad de México, donde viví mi niñez y donde vivo ahora; Boston, donde hice mis estudios universitarios en el Instituto Tecnológico de Massachusetts; Monterrey, donde trabajé ocho años y donde crecieron mis hijos, una ciudad por la que siempre he sentido profundo cariño; y Moscú, donde pasé una temporada estudiando en la Universidad de Moscú. Cada una tiene un olor indescriptible, pero muy característico y que sí identifico. Me parece que podría llegar a cualquiera de estas ciudades con los ojos cerrados y sabría cuál es.
¿Cuál es el sonido de su ciudad?
Afortunadamente en la zona en la que vivo no hay sonido y eso es lo que prefiero, el silencio. Aquí me dedico a estudiar el chelo y sería muy desagradable que en el fondo escuchara yo ruido.
¿Por qué parte de la ciudad camina?
En la Ciudad de México camino por San Ángel, aunque se está convirtiendo en una ciudad poco caminable. En las ciudades a las que voy de gira me encanta caminar, en Nueva York y Madrid camino diario entre seis y siete kilómetros. Se establece una relación más directa con las calles, las casas, los edificios y la gente cuando se camina.
¿Qué cosas le cambiaría a la ciudad en que vive?
A la Ciudad de México le cambiaría la terrible inseguridad; el segundo cambio sería la contaminación atmosférica; el tercero, desaparecería la basura. Es una lástima, la Ciudad de México me parece de las más interesantes y bellas que conozco, pero está echada a perder por estos factores.
¿Qué multiplicaría?
Los árboles y las áreas verdes. La haría más amplia. También multiplicaría las áreas culturales al aire libre en las que se puede escuchar música.
¿A qué le teme de su ciudad?
En la Ciudad de México, a la inseguridad. En las otras ciudades donde he vivido no experimenté o experimento ningún temor, ni siquiera el de perderme. Quizás en las ciudades chinas, que he visitado en giras musicales, sí se puede experimentar preocupación por perderse. Ya sea Pekín, Shangai o cualquier otra, si no tienes por escrito la dirección a donde quieres ir y a donde debes regresar, estás completamente perdido.
¿En qué ciudad le gustaría vivir?
En la Ciudad de México, yo la escojo. Me imagino perfectamente viviendo en otro lado y viviendo muy bien, pero por lo pronto no pienso en vivir fuera de aquí. Paso mucho tiempo fuera de la ciudad cada año, entonces hay veces que hasta la extraño. Aunque debo decir que nunca he experimentado nostalgia, regreso a la Ciudad de México con mucho gusto.
Su ciudad en tres palabras.
Sólo puedo pensar en dos: mi hogar.
Su ciudad en tres colores.
Si pienso en la Ciudad de México hoy, entonces diría que por desgracia prepondera un solo color, el del polvo. Pero si pienso en la Ciudad de México de hace cuarenta años, que era una ciudad más agradable para vivir, entonces serían colores mucho más definidos y vívidos: el verde, el azul del cielo y el rojizo de los ladrillos. Ahora, sólo cuando hay un día muy transparente se puede ver un poco de azul en el cielo, y no hay que intentar buscar el Popocatépetl o el Iztaccíhuatl.
Su ciudad en tres lugares.
Mi casa en San Ángel, Bellas Artes, la Sala Nezahualcóyotl.
Su ciudad en tres creaciones.
La música de Silvestre Revueltas, la obra pictórica de Rufino Tamayo y la arquitectura colonial de la Ciudad, que nos regresa de nuevo a San Ángel.
Su ciudad en tres personajes.
Aunque me repita, Silvestre Revueltas y José Pablo Moncayo; también el Indio Fernández: he visto sus películas en cualquier rincón del mundo; e, indudablemente, Cantinflas.
Su ciudad en un recuerdo.
Cuando era niño salía en bicicleta a recorrer enormes tramos de la Ciudad, algo que me parece hoy inconcebible. Muchas veces hice excursiones desde mi casa al Desierto de los Leones; iba caminando o en bicicleta con un enorme aparato en la espalda y seguido por un pastor alemán que tenía, la Nora. Al llegar al Desierto, a veces me tardaba hasta tres horas. Me preparaba el desayuno: unos huevos, jamón, pan y queso. Por eso llevaba tanta cosa en la espalda. Al terminar de comer, Nora y yo emprendíamos el viaje de regreso.
Si su ciudad fuera un animal, ¿cuál sería?
Antes hubiera dicho que un águila, pero la verdad es que no la asocio con una ciudad tan grande y tan sucia. Ahora creo que es una jauría de perros.
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