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Cuestionario urbano – Carlos Prieto
Este País | Regina Reyes-Heroles | 04.01.2011 | 1 Comentario

Car­los Prie­to

¿Cuál es su lu­gar fa­vo­ri­to de la ciu­dad?
La zo­na de San Án­gel, don­de vi­vo. Aquí prác­ti­ca­men­te na­cí y pa­sé los pri­me­ros años de mi ni­ñez. Me pa­re­ce muy be­lla, ar­bo­la­da, y me gus­ta por su tran­qui­li­dad.
SanAgel
Foto tomada de Flickr/CC/romantm

¿Cuál es su lu­gar abo­rre­ci­do?
A pe­sar de su be­lle­za, no me gus­ta el cen­tro de la ciu­dad en ho­ras pi­co. Ese mo­men­to en el que no se pue­de ca­mi­nar a cau­sa de las mul­ti­tu­des.

¿Qué ve cuan­do pien­sa en la pa­la­bra ciu­dad?
Una gran ur­be, no pien­so en un pe­que­ño pue­blo, si­no en si­tios ur­ba­nos de más de un mi­llón de ha­bi­tan­tes. La pa­la­bra ciu­dad pa­ra mí no tie­ne una con­no­ta­ción po­si­ti­va o ne­ga­ti­va, eso de­pen­de ya de en qué ciu­dad es­toy o de cuál es­toy ha­blan­do.

¿A qué hue­le su ciu­dad?
He vi­vi­do en va­rias ciu­da­des. La Ciu­dad de Mé­xi­co, don­de vi­ví mi ni­ñez y don­de vi­vo aho­ra; Bos­ton, don­de hi­ce mis es­tu­dios uni­ver­si­ta­rios en el Ins­ti­tu­to Tec­no­ló­gi­co de Mas­sa­chu­setts; Mon­te­rrey, don­de tra­ba­jé ocho años y don­de cre­cie­ron mis hi­jos, una ciu­dad por la que siem­pre he sen­ti­do pro­fun­do ca­ri­ño; y Mos­cú, don­de pa­sé una tem­po­ra­da es­tu­dian­do en la Uni­ver­si­dad de Mos­cú. Ca­da una tie­ne un olor in­des­crip­ti­ble, pe­ro muy ca­rac­te­rís­ti­co y que sí iden­ti­fi­co. Me pa­re­ce que po­dría lle­gar a cual­quie­ra de es­tas ciu­da­des con los ojos ce­rra­dos y sa­bría cuál es.

¿Cuál es el so­ni­do de su ciu­dad?
Afor­tu­na­da­men­te en la zo­na en la que vi­vo no hay so­ni­do y eso es lo que pre­fie­ro, el si­len­cio. Aquí me de­di­co a es­tu­diar el che­lo y se­ría muy de­sa­gra­da­ble que en el fon­do es­cu­cha­ra yo rui­do.

¿Por qué par­te de la ciu­dad ca­mi­na?
En la Ciu­dad de Mé­xi­co ca­mi­no por San Án­gel, aun­que se es­tá con­vir­tien­do en una ciu­dad po­co ca­mi­na­ble. En las ciu­da­des a las que voy de gi­ra me en­can­ta ca­mi­nar, en Nue­va York y Ma­drid ca­mi­no dia­rio en­tre seis y sie­te ki­ló­me­tros. Se es­ta­ble­ce una re­la­ción más di­rec­ta con las ca­lles, las ca­sas, los edi­fi­cios y la gen­te cuan­do se ca­mi­na.

¿Qué co­sas le cam­bia­ría a la ciu­dad en que vi­ve?
A la Ciu­dad de Mé­xi­co le cam­bia­ría la te­rri­ble in­se­gu­ri­dad; el se­gun­do cam­bio se­ría la con­ta­mi­na­ción at­mos­fé­ri­ca; el ter­ce­ro, de­sa­pa­re­ce­ría la ba­su­ra. Es una lás­ti­ma, la Ciu­dad de Mé­xi­co me pa­re­ce de las más in­te­re­san­tes y be­llas que co­noz­co, pe­ro es­tá echa­da a per­der por es­tos fac­to­res.

¿Qué mul­ti­pli­ca­ría?
Los ár­bo­les y las áreas ver­des. La ha­ría más am­plia. Tam­bién mul­ti­pli­ca­ría las áreas cul­tu­ra­les al ai­re li­bre en las que se pue­de es­cu­char mú­si­ca.

¿A qué le te­me de su ciu­dad?
En la Ciu­dad de Mé­xi­co, a la in­se­gu­ri­dad. En las otras ciu­da­des don­de he vi­vi­do no ex­pe­ri­men­té o ex­pe­ri­men­to nin­gún te­mor, ni si­quie­ra el de per­der­me. Qui­zás en las ciu­da­des chi­nas, que he vi­si­ta­do en gi­ras mu­si­ca­les, sí se pue­de ex­pe­ri­men­tar preo­cu­pa­ción por per­der­se. Ya sea Pe­kín, Shan­gai o cual­quier otra, si no tie­nes por es­cri­to la di­rec­ción a don­de quie­res ir y a don­de de­bes re­gre­sar, es­tás com­ple­ta­men­te per­di­do.

¿En qué ciu­dad le gus­ta­ría vi­vir?
En la Ciu­dad de Mé­xi­co, yo la es­co­jo. Me ima­gi­no per­fec­ta­men­te vi­vien­do en otro la­do y vi­vien­do muy bien, pe­ro por lo pron­to no pien­so en vi­vir fue­ra de aquí. Pa­so mu­cho tiem­po fue­ra de la ciu­dad ca­da año, en­ton­ces hay ve­ces que has­ta la ex­tra­ño. Aun­que de­bo de­cir que nun­ca he ex­pe­ri­men­ta­do nos­tal­gia, re­gre­so a la Ciu­dad de Mé­xi­co con mu­cho gus­to.

Su ciu­dad en tres pa­la­bras.
Só­lo pue­do pen­sar en dos: mi ho­gar.

Su ciu­dad en tres co­lo­res.
Si pien­so en la Ciu­dad de Mé­xi­co hoy, en­ton­ces di­ría que por des­gra­cia pre­pon­de­ra un so­lo co­lor, el del pol­vo. Pe­ro si pien­so en la Ciu­dad de Mé­xi­co de ha­ce cua­ren­ta años, que era una ciu­dad más agra­da­ble pa­ra vi­vir, en­ton­ces se­rían co­lo­res mu­cho más de­fi­ni­dos y ví­vi­dos: el ver­de, el azul del cie­lo y el ro­ji­zo de los la­dri­llos. Aho­ra, só­lo cuan­do hay un día muy trans­pa­ren­te se pue­de ver un po­co de azul en el cie­lo, y no hay que in­ten­tar bus­car el Po­po­ca­té­petl o el Iz­tac­cí­huatl.

Su ciu­dad en tres lu­ga­res.
Mi ca­sa en San Án­gel, Be­llas Ar­tes, la Sa­la Ne­za­hual­có­yotl.

Su ciu­dad en tres crea­cio­nes.
La mú­si­ca de Sil­ves­tre Re­vuel­tas, la obra pic­tó­ri­ca de Ru­fi­no Ta­ma­yo y la ar­qui­tec­tu­ra co­lo­nial de la Ciu­dad, que nos re­gre­sa de nue­vo a San Án­gel.

Su ciu­dad en tres per­so­na­jes.
Aun­que me re­pi­ta, Sil­ves­tre Re­vuel­tas y Jo­sé Pa­blo Mon­ca­yo; tam­bién el In­dio Fer­nán­dez: he vis­to sus pe­lí­cu­las en cual­quier rin­cón del mun­do; e, in­du­da­ble­men­te, Can­tin­flas.

Su ciu­dad en un re­cuer­do.
Cuan­do era ni­ño sa­lía en bi­ci­cle­ta a re­co­rrer enor­mes tra­mos de la Ciu­dad, al­go que me pa­re­ce hoy in­con­ce­bi­ble. Mu­chas ve­ces hi­ce ex­cur­sio­nes des­de mi ca­sa al De­sier­to de los Leo­nes; iba ca­mi­nan­do o en bi­ci­cle­ta con un enor­me apa­ra­to en la es­pal­da y se­gui­do por un pas­tor ale­mán que te­nía, la No­ra. Al lle­gar al De­sier­to, a ve­ces me tar­da­ba has­ta tres ho­ras. Me pre­pa­ra­ba el de­sa­yu­no: unos hue­vos, ja­món, pan y que­so. Por eso lle­va­ba tan­ta co­sa en la es­pal­da. Al ter­mi­nar de co­mer, No­ra y yo em­pren­día­mos el via­je de re­gre­so.

Si su ciu­dad fue­ra un ani­mal, ¿cuál se­ría?
An­tes hu­bie­ra di­cho que un águi­la, pe­ro la ver­dad es que no la aso­cio con una ciu­dad tan gran­de y tan su­cia. Aho­ra creo que es una jau­ría de pe­rros.

Una respuesta para “Cuestionario urbano – Carlos Prieto”
  1. […] Para leer la entrevista a Carlos Prieto da click aquí. […]

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