Rebeca Olvera
¿Cuál es su lugar favorito de la ciudad?
El lago de Zurich. Es hermoso en cualquier época del año; el agua, los veleros, los cisnes y, en los días despejados, la vista de los Alpes. Es el lugar perfecto para caminar, hacer un picnic, apreciar los colores del bosque, echarse una cervecita con los cuates, romancear, leer, descansar o simplemente darle de comer a los patos y a unos cuantos cisnes asesinos que literalmente exigen su porción de pan en cuanto te acercas a la orilla.
Foto tomada de Flickr/CC/EyeNo
¿Cuál es su lugar aborrecido?
Mientras viví en el DF, el lugar que más aborrecía eran las calles del Centro Histórico invadidas por comerciantes; supongo que por todo lo que representaba, como la corrupción, la falta de trabajo, la delincuencia y la injusticia. Hace mucho que no ando por ahí, pero me dio mucho gusto escuchar que están haciendo algo al respecto.
¿Qué ve cuando piensa en la palabra ciudad?
La imagen de la bandera monumental en San Jerónimo.
¿A qué huele su ciudad?
En Suiza el aire huele a vacas; no todo el año, pero cuando es época de abonar la tierra es difícil olvidar el olor en lo que resta del año.
¿Cuál es el sonido de su ciudad?
El sonido de la Ciudad de México que yo viví bien podría reducirse a ópera, fue como vivir en un concierto eterno. El solo hecho de caminar por los pasillos del Conservatorio significaba para el oído un viaje por diferentes épocas, compositores e instrumentos. Tampoco faltó el sonido de la salsa, cuando nos íbamos a bailar y cantar de todo menos ópera, y por supuesto el sonido de las risas… muchas risas.
¿Por qué parte de la ciudad camina?
Zurich es de los pocos lugares en donde encuentras un bosque en plena ciudad, así es que a veces no hay más que dar la vuelta a la esquina y disfrutar de una caminata entre los árboles.
¿Qué cosas le cambiaría a la ciudad en que vive?
Cuando acababa de llegar a Zurich, sin dudar me hubiera gustado cambiar los horarios de las tiendas para que siguieran abiertas después de las seis y, por supuesto, los fines de semana. Ahora he empezado a apreciar el hecho de que con todo cerrado, la gente aprovecha los días libres de otras mil maneras. Así es que en esta ciudad donde ahora vivo dejaría todo como está.
¿Qué multiplicaría?
Más restaurantes mexicanos o por lo menos multiplicaría la única tiendita que hay de productos mexicanos, donde encuentras desde salsas y tortillas hasta piñatas y pulparindos.
¿A qué le teme de su ciudad?
Le temo al hecho de que todos empiezan a vivir con miedo en la Ciudad de México.
¿En qué ciudad le gustaría vivir?
La ciudad en la que vivo me encanta. La gente es lindísima, hay música por todos lados y los paisajes te roban el aliento aunque los veas todos los días. Es una ciudad en la que conviven muchas nacionalidades y me parece que el hecho de estar enfrentado a tanta diversidad cultural te hace crecer en muchos aspectos.
Su ciudad en tres palabras.
Trenes, queso, agua. Es increíble que en cada esquina puedas encontrar una fuente con agua potable.
Su ciudad en tres colores.
Depende de la época del año. En otoño los bosques nos regalan unas combinaciones preciosas, así es que mi ciudad justo ahora es amarillo, verde y rojo.
Su ciudad en tres lugares.
Después de haber ido por primera vez a la ópera, mi vida cambió, así es que el Palacio de Bellas Artes es muy representativo para mí. Después, el Conservatorio Nacional, que fue como mi segundo hogar mientras viví en el DF, donde encontré gente maravillosa y me enamoré cada día más de la música. Y por último mi departamento, especialmente los martes de dos por uno, cuando mis compañeros del Conservatorio y yo nos juntábamos para ver alguna ópera en dvd o simplemente platicar de música con una pizza en la mesa.
Su ciudad en tres creaciones.
Yo diría Stadelhofen, que es la estación de trenes que llega a la Casa de Ópera de Zurich. Fue creada por el gran arquitecto valenciano Santiago Calatrava y al pasar todos los días por ahí se agradece la intención de embellecer un lugar tan concurrido. La otra gran creación son los Luxemburgerli de la chocolatería Sprüngli, que son una especie de galletitas rellenas de crema de diferentes sabores, muy parecidos a los macarrones franceses, pero con una consistencia más ligera; son deliciosos. Por último puedo mencionar la ópera Die Meistersinger von Nürnberg de Richard Wagner, quien se inspiró en la fiesta popular Sechseläuten que se celebra cada año en esta ciudad para escribir la última escena.
Su ciudad en tres personajes.
Cantinflas, Frida Kahlo y Manuel M. Ponce.
Su ciudad en un recuerdo.
Al pensar en el DF., invariablemente recuerdo un sentimiento de plenitud que provocó el hecho de vivir en una ciudad tan versátil, haciendo lo que más me gusta y rodeada de gente tan interesante.
Si su ciudad fuera un animal, ¿cuál sería?
Pues es una ciudad muy bella y muy elegante, así es que yo diría que Zurich bien podría ser un venado, que además se mueve con gran agilidad.
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