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¿Cómo persuadir a las élites y a la opinión pública para cambiar “desde afuera y desde abajo”? Cinco recomendaciones para los movimientos sociales
Blog | Blog De La Redacción | Jaime Olaiz-González | 10.08.2012 | 0 Comentarios

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Los movimientos sociales (MS) como vehículos de transformación política han cobrado una fuerza y simbolismo especiales desde mayo de 2011 a través del Movimiento por una Paz con Justicia y Dignidad –MPJD, hasta la fecha con las inéditas movilizaciones estudiantiles agrupadas en torno al movimiento #YoSoy132. Pero no sólo estos Movimientos emiten señales de cambio en México. Hay pluralidad de movimientos, cada uno con distintas motivaciones, estrategias, expectativas y demandas. Su creciente importancia hace indispensable la clarificación de las posibilidades reales de estos MS para transformar las estructuras y prácticas a través de las cuales se toman decisiones políticas en México. El problema es que nuestro sistema político no solamente no está habituado a la interacción efectiva con los MS, sino que carece de experiencias históricas estables y de elementos institucionales que le permitan canalizar las demandas de los movimientos sociales. Este intento de clarificación se puede resumir en cinco recomendaciones básicas para que un movimiento social consiga los objetivos que se propone:

  1. Conócete a ti mismo: Para que un MS influya efectivamente en la opinión pública y en la clase gobernante, debe existir una conexión lógica entre sus postulados y los principios constitucionales cuyo cumplimiento demandan de parte de las autoridades. Otra definición indispensable consiste en entender al movimiento como una empresa inherentemente política, independientemente de la inexistencia de vínculos formales con los partidos políticos, ya que al participar en el espacio público para defender sus demandas, se convierten por necesidad en actores políticos .
  2. Plantea una agenda realista y coherente: Mientras menos demandas integren la agenda de un MS, habrá más posibilidades de que esas demandas sean satisfechas. El gran riesgo que se corre cuando un MS sirve como aglutinador de otros movimientos es que la combinación de la variedad de demandas de cada uno de los grupos, puede socavar la unidad y coherencia del discurso de cada uno de ellos y de su coalición, lo cual afecta al final, la capacidad de influencia y prospectivas de éxito de los MS, individual y conjuntamente. Por eso, en este aspecto particular, a mayor identidad de demandas entre los movimientos que se integren en uno solo, mayores posibilidades de incidir exitosamente en la opinión pública y en la clase gobernante. También es indispensable que el MS reconozca las dimensiones del gigante al que se enfrenta –el Estado- y el gradualismo con que debe canalizar sus demandas para abrir paso a las transformaciones necesarias con el menor costo social, político y económico.
  3. Sé paciente y ten visión de mediano y largo plazo: La incidencia de un MS no puede medirse en una perspectiva inmediata o de corto plazo. De ser así, los MS quedarían reducidos a válvulas de escape episódicas del propio sistema para ralentizar las demandas ciudadanas por transformaciones profundas. Visiones de mediano y largo plazo en un MS, contribuyen no solo a la consolidación de sus demandas en el sistema político, sino a la inserción de los propios MS no como variables, sino como constantes del proceso social. La lógica que debe orientar el sentido del tiempo en las demandas de transformación de un MS es que éstas muy seguramente no impactarán en la presente generación, sino en las siguientes.
  4. Evita la confrontación con el sistema y sus integrantes: Aunque parezca contradictorio, el éxito del MS es directamente proporcional al grado de simpatías que genere dentro de los integrantes del sistema a cuyas prácticas se opone. En la medida que el MS persuada a la clase gobernante de la legitimidad, coherencia y perentoriedad de sus demandas, sus posibilidades de éxito se incrementan. Por el contrario, si mantiene una actitud de confrontación permanente, los mecanismos de interlocución se entorpecen o de plano, se nulifican. Esto no significa que el movimiento claudique en sus demandas, sino que en el marco de la deliberación pública y como actor político que es, el MS debe persuadir y no romper con los operadores del sistema que pretende cambiar “desde afuera y desde abajo”. Si realmente se quiere incidir a la vez en la opinión pública y en la clase gobernante, no existe otra alternativa más que persuadir y entender los intereses de los partidos y su importancia para canalizar dentro del sistema, las demandas del movimiento.
  5. Selecciona cuidadosamente a tus audiencias, pero recuerda que al final del día, necesitas igualmente tanto el apoyo popular cuanto el de la clase gobernante: En el esfuerzo por generar simpatías entre la opinión pública para dar mayor impulso a sus demandas, el MS debe hacer una selección detenida de las audiencias que en orden decreciente sean más accesibles y hospitalarias en la medida que adviertan mayores afinidades con aquellas. No debe perderse de vista que el objetivo principal del movimiento consiste en convencer tanto a la opinión pública cuanto a la clase gobernante. El convencimiento de ambas audiencias es indispensable para que el MS sea exitoso: si solo se obtiene el apoyo de la clase gobernante, el movimiento será visto por la opinión pública como una expresión más de la expropiación de las demandas ciudadanas por parte del Estado. Por el contrario, de ganar solamente en el frente del respaldo popular, el movimiento carecerá del apoyo indispensable de los operadores del sistema para impulsar la concreción de sus demandas en los espacios donde formal y materialmente se ejerce el poder político.

Aunque estas recomendaciones no son una receta mágica para el éxito de un movimiento social, al menos en México sí pueden servir como una orientación para las definiciones fundamentales que debe hacer estos movimientos en su esfuerzo transformador de un sistema político – tradicionalmente excluyente y endogámico- desde afuera y desde abajo.

______________________

JAIME OLAIZ-GONZÁLEZ es profesor e investigador, Facultad de Derecho de la Universidad Panamericana, México. Candidato a Doctor en Derecho (J.S.D.) por la Yale Law School, de donde también es Maestro en Derecho (LL.M.). Becario Fulbright-García Robles.

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