El lenguaje de los economistas es a veces incomprensible para el público no especializado. Aclarar algunos conceptos económicos para volverlos más accesibles puede ser un buen comienzo para explicar, por ejemplo, por qué no crece la economía mexicana.
I.
¿Está la economía mexicana en recesión? Todo depende de la definición de recesión, y puede haber tantas definiciones como economistas se hayan dedicado al tema del ciclo económico.
Según el Diccionario de la Lengua Española, recesión es: (1) “acción y efecto de retirarse o retroceder” o, ya metidos en el tema, (2) “depresión de las actividades económicas en general que tiende a ser pasajera”, donde depresión es, según el mismo diccionario, un “periodo de baja actividad económica general, caracterizado por desempleo masivo, deflación, decreciente uso de recursos y bajo nivel de inversiones”.
Estas definiciones nos dan una idea general de lo que supone, en el ám-bito de la economía, una recesión, pero sirven de muy poco, y pongo un ejemplo. La recesión supone una baja actividad económica general, enunciación que plantea dos preguntas: (1) ¿qué hay que entender por actividad económica, dado que no hay una actividad económica sino muchas actividades económicas: inversión, producción, distribución, comercialización, intercambio, ahorro, consumo, etcétera, y todo ello a nivel nacional e internacional?; (2) ¿qué hay que entender por baja actividad económica o, dicho de otra manera, a partir de qué tasa de crecimiento se debe considerar que la actividad económica está en recesión, sin pasar por alto que baja (por ejemplo: menor crecimiento hoy respecto a ayer) no es lo mismo que negativa (por ejemplo: decrecimiento)?
Si de un diccionario general pasamos a uno especializado, como el Diccionario de economía y finanzas de Carlos Sabino, ¿con qué definición de recesión nos encontramos? “Fase del ciclo económico caracterizada por la disminución de la actividad, el empleo y la producción”. Esta definición que plantea las mismas preguntas: ¿con cuál de todas las actividades económicas posibles debe medirse la recesión? y ¿cuánto debe disminuir la tasa de crecimiento de dicha actividad para poder hablar de recesión?
Si del diccionario de Sabino pasamos al de Carlos Rodríguez —Diccionario de economía para estudiantes—, leemos: “Etapa del ciclo económico caracterizada por la desaceleración e inclusive el decrecimiento en la variación del PIB”. Esta definición habla de desaceleración (menor crecimiento) o decrecimiento (crecimiento negativo), lo cual complica más las cosas: ¿hay recesión cuando hay desaceleración y decrecimiento o solo cuando hay desaceleración, que puede ser el primer paso hacia el decrecimiento? La ventaja del diccionario de Rodríguez es que especifica cuál es la actividad económica a partir de cuyo comportamiento se determinará si hay o no recesión: el Producto Interno Bruto (PIB): la producción de bienes y servicios.
Aceptemos que la recesión supone decrecimiento (crecimiento negativo) del PIB, lo que plantea una última pregunta: ¿crecimiento negativo del PIB (decrecimiento) por cuánto tiempo? La respuesta más aceptada, tan arbitraria como cualquier otra, la dio Julius Shiskin en un artículo publicado en el New York Times en 1975 (aunque también se le atribuye a Arthur Okun (1967), quien presidió el Consejo de Asesores Económicos de Lyndon B. Johnson): una recesión supone dos o más trimestres consecutivos de crecimiento negativo del PIB. Ello plantea esta otra pregunta: ¿el comportamiento del PIB, que se reporta trimestralmente, se analizará en términos anualizados (comparando los resultados de un determinado trimestre con los del mismo trimestre del año anterior) o en términos trimestrales (comparando los resultados de un determinado trimestre con los del trimestre inmediatamente anterior)? ¿Cuál de las dos comparaciones nos da una idea más clara de la situación real del PIB?
II.
Hasta cierto punto, la definición de recesión de Shiskin se convirtió, y en cierta medida lo sigue siendo, en la definición paradigmática. Y escribo que hasta cierto punto, y en cierta medida, porque hay instituciones, como el INEGI, que utilizan otra definición de recesión y otra variable, distinta del PIB, para medirla.
El INEGI define la recesión como una situación en la cual “el componente cíclico del indicador está decreciendo y se ubica por debajo de su tendencia de largo plazo”. Este indicador es tanto el coincidente (que indica lo que pasó) como el adelantado (que señala lo que puede pasar). En el pasado mes de febrero, último mes reportado por el INEGI hasta el momento, el indicador efectivamente decreció y se ubicó por debajo de su tendencia de largo plazo, por lo que, según esa definición, la economía mexicana sí está en recesión, algo que, por ejemplo, ha negado el secretario de Hacienda, a partir (supongo, porque no lo ha dicho explícitamente) de la definición de Shiskin: ni en términos anualizados, ni en términos trimestrales, hemos sumado dos o más trimestres consecutivos de crecimiento negativo (decrecimiento) del PIB.
En términos anualizados (comparando los resultados de un determinado trimestre con los del mismo trimestre del año anterior), el crecimiento porcentual del PIB en los cinco primeros trimestres del actual Gobierno (del primer trimestre del 2013 al primero del 2014), fue de 0.6, 1.6, 1.4, 0.7 y 1.8. En ningún trimestre hubo crecimiento negativo. Según la definición de Shiskin no hubo recesión.
En términos trimestrales (comparando los resultados de un determinado trimestre con los del trimestre inmediatamente anterior), el crecimiento porcentual del PIB en los mismos cinco primeros trimestres de la actual administración fue de 0.3, -0.7, 1, 0.1 y 1.3. Solo en un trimestre —el segundo de 2013— hubo crecimiento negativo. Nuevamente: según la definición de Shiskin no hubo recesión.
Según la definición de Shiskin no hubo recesión. Según la definición del INEGI sí estamos en recesión.
III.
Lo escribí al inicio: cualquier definición de recesión es arbitraria, pero hay de arbitrariedades a arbitrariedades. Si la palabra recesión da la idea de caída, contracción, encogimiento, declive, y si aceptamos que la mejor variable para medir todo esto es el PIB, ¿cuál definición de recesión resulta menos arbitraria? ¿La de Shiskin? Hay recesión cuando el PIB decrece en dos o más trimestres consecutivos. ¿La que usa el INEGI? Hay recesión cuando el componente cíclico del indicador está decreciendo y se ubica por debajo de su tendencia de largo plazo. (El indicador del ciclo económico está compuesto por el indicador coincidente, que indica lo que pasó, y el adelantado, que señala lo que puede pasar. El indicador coincidente se integra y se calcula con estas variables: la actividad económica mensual, medida por el Indicador Global de la Actividad Económica, IGAE; el indicador de la actividad industrial; el índice de ventas netas al por menor en los establecimientos comerciales; el número de asegurados permanentes en el IMSS; la tasa de desocupación urbana; las importaciones totales. El indicador adelantado se forma y se computa con estas otras variables: la tendencia del empleo en las manufacturas, las exportaciones no petroleras, el Índice de Precios y Cotizaciones de la Bolsa Mexicana de Valores en términos reales, el tipo de cambio real, la tasa de interés interbancaria de equilibrio, el índice Standard & Poor’s 500, que es uno de los índices bursátiles de Estados Unidos.)
Si aceptamos que la mejor variable para medir el comportamiento de la actividad económica es la producción de bienes y servicios, el PIB, ¿por qué no definir las etapas del ciclo económico en función de los cuatro comportamientos posibles del PIB? Contracción: el PIB crece menos (crecimiento a tasa decreciente). Recesión: el PIB decrece más (decrecimiento a tasa creciente). Recuperación: el PIB decrece menos (decrecimiento a tasa decreciente). Expansión: el PIB crece más (crecimiento a tasa creciente).
Si —además de aceptar que el PIB, y sus cuatro posibles comportamientos, son la mejor opción para determinar los ciclos de la economía— admitimos que la mejor manera de medir ese comportamiento es el trimestral (comparando los resultados de un determinado trimestre con los del trimestre inmediatamente anterior), este fue el ciclo de la economía mexicana en los últimos cinco trimestres:
1.En el primer trimestre de 2013 el PIB creció 0.25%, por debajo del 0.91% del trimestre anterior. Resultado: contracción.
2.Durante el segundo trimestre del año pasado el PIB decreció 0.75%, después de haber crecido 0.25% en el trimestre anterior. Resultado: recesión.
3.En el tercer trimestre de 2013 el PIB creció 0.97%, por arriba del decrecimiento de 0.75% del trimestre anterior. Resultado: expansión.
4.Durante el cuarto trimestre de 2013 el PIB creció 0.13%, por debajo del 0.97% del trimestre anterior. Resultado: contracción.
5.Por último, a lo largo del primer trimestre de este 2014 el PIB creció 0.28%, por arriba de la tasa de crecimiento del trimestre anterior, que fue de 0.1%. Resultado: expansión.
¿No es esta una manera más lógica de definir las etapas del ciclo económico que la usada por el INEGI, e inclusive por Shiskin? Comparemos. Mi definición de contracción: cuando el PIB crece menos; la del INEGI: cuando el componente cíclico del indicador está decreciendo y se ubica por arriba de su tendencia de largo plazo. Mi definición de recesión: el PIB decrece más; la del INEGI: cuando el componente cíclico del indicador está decreciendo y se ubica por debajo de su tendencia de largo plazo. Mi definición de recuperación: el PIB decrece menos; la del INEGI: cuando el componente cíclico del indicador está creciendo y se ubica por debajo de su tendencia de largo plazo. Mi definición de expansión: el PIB crece más; la del INEGI: cuando el componente cíclico del indicador está creciendo y se ubica por arriba de su tendencia de largo plazo.
¿Por qué complicar las cosas si se pueden mantener sencillas? En este, como en muchos otros temas, hay que ir más allá de la frontera.
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ARTURO DAMM ARNAL es economista, filósofo y profesor de Economía y Teoría Económica del Derecho en la Universidad Panamericana.
([email protected]; Twitter: @ArturoDammArnal)